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Mi aterradora experiencia con la parálisis del sueño, la pesadilla que nadie quiere vivir

Mi caso personal, la explicación científica y algunos consejos para no dejarse ganar del sueño maldito.

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Me ha pasado tantas veces que, en medio del pavor, he podido ser consciente de mi estado. Eso sí, nunca con facilidad. La última vez fue hace aproximadamente una semana. Luego de un prolongado día de trabajo frente al computador, vueltas a plena luz del sol y de una noche absorbido por horas de los Juegos Olímpicos, me atreví a sacarle un espacio –como si 18 horas no fueran suficientes- a jugar PlayStation al final de la noche mientras me cogía el sueño, decía yo, aunque ya estaba molido.

Las horas se me pasaron así hasta entrada la madrugada. Cuando finalmente me tumbé en la cama, fulminado, me fui quedando dormido sin siquiera notarlo. Pasaron horas hasta que me desperté, cuando aún era de noche. Abrí los ojos y quise darme vuelta para prender el aire acondicionado pero mi cuerpo de ninguna manera respondía. Casi inmediatamente, oí un zumbido creciente (parecido al de la señal de prueba de los televisores) que me nubló de pánico y sabía por qué: esa es la señal que anticipa la parálisis de sueño.

Cuando digo “mi cuerpo” quiero decir “todo el sistema”, a excepción de los ojos. Podía ver lo que pasaba a mi alrededor pero estaba paralizado completamente, sentía los pulmones entumecidos y me ahogaba. Intenté gritar y el alarido fue a dar a mi estómago: nadie podía oírme. Cuando las

visiones demoniacas

empezaban a dibujarse recordé la técnica que había leído en un blog de parasomnia sobre trastornos del sueño, consistente en tratar de apretar los párpados y estirar y contraer los dedos de los pies. Desperté, ahora sí de verdad. No habían pasado horas desde que me acosté en la cama, apenas 5 minutos.

El sueño maldito, la parálisis del sueño

Tiene diversos nombres porque seres humanos a lo largo de la historia la han padecido y descrito. En la Edad Media e incluso tribus indígenas la asociaban con obras de brujas y espíritus malignos –no los culpo-. Se la conoce también como el ‘Abrazo de Satán’ o el síndrome de la Vieja Bruja (Old Hag). En otros países simplemente la llaman 'Se te subió el muerto', nada más acertado.

Estamos hablando de una parasomnia que se manifiesta de diferentes formas y en cada caso pueden experimentarse trastornos combinados, pero la regla general es que uno, por más que lo intente, no se puede mover. La parte más tétrica del asunto es que es tal la angustia que literalmente se puede ver venir la muerte.

Quienes hemos sufrido parálisis de sueño y compartimos la experiencia coincidimos en el terror de vivir los síntomas físicos, pero también de las alucinaciones. Lo que comienza con un zumbido en el oído y una posterior sensación de ahogamiento, se convierte luego en figuras demoniacas y presencias junto a nosotros. Algunos ven y sienten sombras animales o humanas en la habitación; otros perciben olores a podrido; brujas que se posan, se sientan o se paran en el pecho y aprisionan; otros, como yo, hemos llegado a “levantarnos” y vernos dormir, como si fuese un desdoblamiento. En mis primeros episodios, hace más de 20 años, creía que era una pesadilla y tenía la progresiva sensación de que el colchón levitaba y me aplastaba poco a poco contra el techo. No se lo deseo a nadie.

He tenido al menos una veintena de episodios como ese en mi vida y he aprendido a informarme, a prevenirlo y hasta a combatirlo. Lo primero que me alivió saber es que ni estoy solo ni estoy enfermo. Según estudios especializados, la parálisis del sueño

es uno de los trastornos del sueño más comunes en la población.

La explicación científica de la parálisis de sueño está asociada, precisamente, con las fases del sueño.

Cuando uno se duerme atraviesa por dos periodos:el sueño lento y el REM (abreviación de Rapid Eyes Movement). Antes de llegar al REM están otras fases que van desde la relajación general hasta el reposo total. Pero cuando empieza la fase REM el cerebro se vuelve de nuevo hiperactivo para que podamos soñar, y es ahí donde sucede el también llamado ‘Abrazo de Satán’. Es por ello que la parálisis tiende a presentarse en un estado intermedio entre las fases del sueño, cuando recién uno se duerme (alucinación hipnagógica) o cuando está por despertarse (hipnopómpica).

¿Por qué nos pasa?

El estrés, el cansancio y el maldormir suelen ser las principales razones. Algunos estudios afirman que somos más predispuestos a sufrirla quienes nos vamos a dormir con cansancio excesivo, pero también puede deberse a malos hábitos como interrumpir el sueño o dormir de a poquitos. En mi caso personal, y sé que es una causa que se identifica médicamente, suele presentarse por una combinación de las anteriores, sumando el dormir boca arriba.

Siempre que me pasa o trata de pasarme estoy durmiendo boca arriba.

Hay una manera sencilla de entender lo que sucede...

Es como si el cerebro se despertara parcial y súbitamente mientras el cuerpo continúa dormido. Eso provoca que los sentidos trabajen al tiempo que los sueños y es cuando se mezclan las dos “capas”.

Es importante aclarar que la literatura sobre la parálisis de sueño la contempla como un episodio por el que no hay que preocuparse si no es reiterativo, sin embargo, puede asociarse con la narcolepsia cuando se vuelve crónico.

¿Tratar de evitarlo?

De entrada, lo primero es saber que por más aterradora que sea la experiencia en ningún caso la parálisis de sueño es letal y no hay casos registrados de ahogamiento, esquizofrenia o demencia. Por más asfixiado que uno se sienta, o por muy cerca que sienta a la muerte,

tarde o temprano acaba despertando.

Hacer ejercicio, no esforzar la vista hasta largas horas (ni el cerebro con videojuegos, como en mi caso), no tomar bebidas estimulantes antes de dormir o simplemente dormir lo suficiente puede ayudar. Ojo, porque dormir mucho también lo provoca. Algunos medicamentos relajantes, siempre prescritos por un médico, pueden ayudar a superar las fases del sueño de un solo tajo para bloquear los vacíos.

¿Huir del sueño maldito? Buena suerte…

Si a pesar de las advertencias llega a sufrir un episodio de parálisis lo aconsejable es tratar de recuperar la conciencia dentro de la pesadilla y relajarse por difícil que parezca, pues las pulsaciones y el aumento en la frecuencia respiratoria es lo que acaba provocando las alucinaciones. A mí me ha funcionado supremamente bien

nunca dormir boca arriba

, taparme los ojos (ideal) y no comer en exceso antes de ir a la cama. De hecho, me ha venido muy bien dormir de lado en posición fetal o poner una almohada o cojín entre las rodillas, esto distensiona considerablemente las extremidades.

Como les conté al comienzo, una vez dentro de la experiencia de una parálisis de sueño he aprendido a controlar mi conciencia para que el cerebro no me engañe. Cuando sé que estoy en medio de la pesadilla estiro al máximo los dedos de los pies y aprieto los músculos de la cara (los únicos que parecen funcionar es este caso). Portales especializados aconsejan, también, tratar de cerrar los puños, asimilar la forma en que respiramos y hasta tratar de toser.

En todo caso, despertar no es estar a salvo. El terror suele continuar porque uno simplemente tiene pavor de volver a dormir, entre otras cosas porque se puede volver rápidamente al episodio. Quienes lo hemos sufrido tenemos buenos resultados saliendo de la cama, estirando el cuerpo durante unos segundos o haciendo alguna tarea sencilla como servir agua o ir al baño.

Es un trastorno más común de lo que se cree, por eso cada quien aprende a neutralizarlo con el tiempo. El propósito, en general, es avisarle al cerebro que uno está despierto, que haga un nuevo intento por descansar y que por favor, por el bien de ambos, nos deje en paz esta noche...

No se pierdan la segunda parte de este especial:

20 testimonios reales y aterradores de nuestros lectores sobre la parálisis de sueño

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