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¿Por qué el hombre nunca volvió a la Luna?

Luego del fin de la Unión Soviética, tras la caída del muro de Berlín y el acercamiento entre potencias, a comienzos de los 90, Estados Unidos y Rusia enfocaron sus esfuerzos en la construcción de la Estación Espacial Internacional y en la búsqueda de exoplanetas, o planetas que están fuera del sistema solar.

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A pesar de que más de tres generaciones no fueron testigos del momento exacto en que Neil Armstrong pisó la Luna por primera vez, luego de descender del Apolo 11, el 20 de julio 1969, muchos seguimos fascinados con un evento histórico que cambio la percepción de lo que somos y representamos en el universo. Este año, Rusia hizo el anuncio de enviar por primera vez una misión tripulada a la Luna para el año 2029, y así despertó de nuevo el interés por los viajes tripulados a nuestro satélite.

¿Por qué el hombre nunca más volvió a la Luna? Estas son algunas de las explicaciones:

El final de la guerra fría

La carrera espacial, más que un proyecto de avances tecnológicos, se convirtió en una guerra propagandística entre Estados Unidos y la Unión Soviética (URSS) para saber quién tenía mayor capacidad tecnológica para dominar los ejes en disputa y demostrar fuerza armamentística.

El Apolo 17 fue la última misión tripulada a la Luna que envió la NASA, en diciembre de 1972. Este golpe de opinión terminó demostrando que Estados Unidos había ganado la carrera espacial y pronto los soviéticos prefirieron completar una misión conjunta con el ‘enemigo’. Por ello deciden hacer acercamientos y lanzar en conjunto con los norteamericanos la misión Apolo-Soyuz, gracias al acuerdo entre el ex presidente Richard Nixon y el ex premier soviético de Alekséi Kosygin.

Luego del fin de la Unión Soviética, tras la caída del muro de Berlín y el acercamiento entre potencias, a comienzos de los 90, Estados Unidos y Rusia enfocaron sus esfuerzos en la construcción de la Estación Espacial Internacional y en la búsqueda de exoplanetas, o planetas que están fuera del sistema solar.

No había presupuesto ni voluntad política

El costo del programa Apolo en 1960 fue de 20.400 millones de dólares (4% del presupuesto nacional) de aquel entonces, lo que se traduce en unos 114.500 millones de dólares de hoy: un ‘platal’. Muchos políticos estadounidenses no estaban dispuestos a invertir semejante suma para poner a un grupo de ciudadanos en el satélite de la tierra. Para las administraciones presidenciales posteriores a 1972 fue casi imposible pensar en invertir en este tipo de viajes tripulados luego del fin del proyecto Apolo. Otro atenuante económico fue la crisis del petróleo de los años 70 que hizo que muchos países entran en recesión y dejaran atrás sus planes para conquistar el espacio.

Sí se investiga, pero no con humanos

Para German Puerta, Director del Planetario de Bogotá y experto en astronomía, otra de las razones de la cancelación de los viajes tripulados a la Luna tuvo que ver con el costo-beneficio, pues enviar sondas robóticas al satélite lunar era mucho más económico y menos riesgoso que enviar seres humanos. Lunojod 1 y 2 fueron los primeros ‘astromóviles’ (sondas robóticas) soviéticos no tripulados que alunizaron entre 1970 y 1973.

El cuerpo humano no está diseñado para las condiciones de gravedad cero

Cuando el hombre está expuesto a condiciones de ingravidez pierde calcio y los músculos se atrofian, por eso las misiones tripuladas “presentaban un gran riesgo” y la NASA y otros programas espaciales decidieron enfocar su esfuerzo en nuevas tecnologías que permitieran investigar la Luna de manera remota. “El cuerpo del ser humano sufre mucho en condiciones de gravedad cero”, explica Puerta.

Momento… ¿Y si nunca fuimos a la luna?

A pesar de que existen miles de pruebas de los cinco alunizajes, existe una gran cantidad de entusiastas que creen en la teoría conspiranóica de que estos nunca llegaron a efectuarse. La hipótesis apunta a que el Gobierno americano, en su afán por ganar la carrera espacial, montó el viaje en megaestudios de televisión. Esta creencia se basa en decenas de supuestas inconsistencias del material de registro de esa época y cuya explicación puede encontrarse en libros y documentales. A pesar de explicar y controvertir todas las pruebas presentadas por la NASA, German Puerta afirma que esas suposiciones “son simples mitos urbanos fáciles de desvirtuar”.