¿Qué Pasa?

Un desfile de garabaticos cargado de ‘pura alegría’

El recorrido infantil de El Garabatico del Country partió de la carrera 51, entre calles 79 y 80, y culminó en en Salón Jumbo.

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El desfile con el que El Garabatico del Country Club engalanó las calles del norte de Barranquilla estuvo cargado de “pura alegría”, como reza el eslogar de la soberana Carolina Segebre.

La carrera 51, entre calles 79 y 80, se convirtió en el epicentro para grandes y pequeños, siendo estos últimos los protagonistas de una tarde en la que, ataviados elegantemente con el atuendo típico de la Danza del Garabato, bailaron alegremente al compás de los tambores.

Las banderas de Colombia, del Departamento del Atlántico, de Barranquilla, del Country Club y de la Danza del Garabato hicieron parte del acto protocolario que abría las calles para que los más pequeños siguieran la tradición.

Compañía de la Reina. La soberana Carolina Segebre asistió al desfile que presidió en compañía de Camilo Cepeda Tarud, presidente de la danza.

A las 4:30 p.m., la Banda Distrital de Barranquilla, puso a sonar los tambores, redoblantes, trompetas y demás instrumentos con la canción Fiesta en Barranquilla. Desde entonces se puso en marca el desfile en el que los padres también disfrutaron con los infantes carnavaleros.

La capitana infantil, Miranda Torres Rosales y la capitana prejuvenil, Juanita Páez Rodriguez también fueron las encargadas de presidir el desfile.

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El grupo de la capitana infantil, llamado Baribe-Raven, fue el primero en mostrar su coreografía recreando la lucha entre la vida y la muerte. Algunos garabaticos iban montados en sus pequeñas carrozas que se encontraban adornadas con elementos alusivos a la danza y a otros del Carnaval como marimondas y negritas puloy.

Siguiendo con la cambambería, la cuadrilla de la capitana prejuvenil, que lleva por nombre Arrebarto juvenil, hizo su representación de la danza, animando a todo el público que cada vez se contagiaba más de la ternura y la alegría de los infantes.

Detrás de ellos venían los cambamberitos, unos bebés que iban muy bien acomodados en sus carrocitas decoradas. Los coches, bicicletas, triciclos y carritos manejados remotamente se convirtieron en su medio de transporte durante el desfile. Todos decorados con coloridas flores verdes, rojas y amarillas.

La cuadrilla Monopoly también llevaba su grupo de millo. Ellos estaban de número cuatro en el desfile.

A ellos les seguía el grupo del caporal Ezequiel Orozco y Su Combo, quienes demostraron la alegría y emoción que sentían al estar en este evento precarnavalero.

Otros grupos de infantiles y prejuveniles, como Ositas, caporal José Antonio Leyva, Matryoshkas, Queens of África y los Carricohes y cuatrimotos adornaron las calles por las que pasaban.

El recorrido

Partiendo desde la calle 80, sobre la carrera 51, el desfile tomó la calle 79, y sobre esta atravesó las carreras 51 B y 52. Al llegar a la esquina de la carrera 53, bajó hasta la calle 76 buscando el punto de llegada que estaba ubicado en el Salón Jumbo.

El público

El desfile infantil tiene la esencia de las fiestas del Carnaval desde el bordillo. Olga Wilches estaba en el público y no dudó en mostrar su entusiasmo al ver tantos niños siendo encaminados hacia la conservación de las tradiciones.

“Es espectacular. Me encanta ver la alegría de estos niños, es digno de admirar”, afirmó Olga, quien estaba con su pequeño nieto que observaba las danzas y lucía una gorra a modo de tocado con los cachos del torito de Carnaval.

Carlos De la Valle, uno de los felices padres que iba con su pequeño, manifestó que le encanta el desfile y que se les enseñe a los niños las tradiciones desde jóvenes porque eso es lo que va a fomentar el Carnaval en un futuro, para que no se pierda la cultura en Barranquilla.

Asimismo, los familiares de los danzarines aprovecharon la oportunidad para ir a observarlos mientras disfrutaban brindando un bonito espectáculo en las calles. Ellos eran los protagonistas y, por supuesto, debían quedar retratados en una imagen.

Aproximadamente a las 5:30 p.m. culminó exitosamente el desfile y los garabaticos demostraron una vez más que llevan el sabor en la sangre. Tranquilos, sonrientes, vestidos de vida y otros de la muerte, se gozaron cada minuto del recorrido.

Pequeños de meses, y otros de diferentes edades ya dieron inicio a su fiesta y se preparan para continuar con su agenda carnavalera para los eventos venideros en los que seguramente seguirán robándose las miradas y sonrisas con su ternura.

Por *Giselle De Hoyos

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