¿Qué Pasa?

VIDEO | Así fue la sentida despedida al maestro Efraín Mejía en Soledad

Cientos de amigos y familiares se reunieron para decirle adiós al maestro.

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Aferrado a su flauta de millo y con los ojos aguados, Pedro ‘Rama­yá’ Beltrán sacudió con todas sus fuerzas este instrumento de vien­to para interpretar Cumbia sole­deña, tema de la autoría de su gran ami­go y mentor Efraín Mejía Donado, quien fue despedido este domingo por sus coterráneos y seguidores de su legado musical.

En un video publicado por El Heraldo muestran la despedida al maestro:

Así suena la cumbia soledeña

Ramayá mientras observaba el cadá­ver del hombre que le dio la oportunidad de convertirse en músico profesional, se quedó sin aire y tras reponerse le dedicó unas sentidas palabras. “Esto es para ti, no puedo contener mis lágrimas, fuiste mi gran amigo. A ti te pe­dí la oportunidad de tocar mi flauta con tu Cumbia Soledeña y no me la negaste, gracias por tanto Efraín”, dijo el millero bolivarense que llegó vestido de cum­biambero hasta la iglesia San Antonio de Padua de Soledad (Atlántico).

Con baile de cumbia Soledad despide a Mejía | Foto: Jesús Rico.

La calle de honor que le hicieron para despedir el féretro rumbo al Cementerio Central de Soledad, además de dos pare­jas de cumbiamberos y un grupo de millo, contó con la presencia de siete ex Reyes Momos del Carnaval: Robinson Albor, Carlos Cervantes, Wilfrido Escorcia, Jo­sé Llanos, José Ignacio Cassiani, Álvaro Bustillo y Ricardo Sierra.

Foto de: Jesús Rico.

“Con la partida de Efraín Mejía que­da un hueco enorme en el Carnaval y en nuestra cultura caribeña, porque él con su música y composiciones sentó las bases del verdadero goce carnava­lero, por eso estamos aquí para agra­decerle hasta el final su aporte a nues­tra fiesta”, declaró el Rey Momo 2015 Carlos Cervantes, mejor conocido co­mo El Mohicano Dorado.

La Reina central de las carnestolendas 2018, Valeria Abuchaibe, también asistió a la eucaristía celebrada por Monseñor Víctor Tamayo y luego le entregó a sus familiares una nota de estilo por parte de Carnaval S.A.S.También le fueron entre­gadas menciones de honor por parte de Sayco y decretos de la Alcaldía soledeña, el Concejo de Soledad y la Asamblea De­partamental del Atlántico.

Pedro Ramayá, Valeria Abuchaibe y Ricardo Sierra | Foto de: Jesús Rico.

‘QUE NO MUERA LA CUMBIA’

El bolerista soledeño Alci Acosta, quien hizo presencia en el Museo Boli­variano hacía las 2:00 p.m., recordó algu­nas anécdotas al lado de Efraín Mejía y su hijo Checo Acosta. “Una vez en el vie­jo Hotel Royal, donde Checo iba a lanzar un disco, se le presentó un incidente y su flautero no llegó, por lo que Efraín sin pensarlo cogió la flauta, por el cariño que le tenía a mí hijo, y fue el flautista oficial del evento, le salvó la papeleta como se dice, fue un gesto muy bonito”.

Alci quien ayer cumplió 79 años, dijo sentirse bastante raro, por la extraña coincidencia de despedir a uno de los grandes músicos de su tierra el día en que debía estar celebrando una nueva primavera. “Hemos perdido una figura de mucha importancia, empezando por­que fue el fundador de nuestra querida Cumbia Soledeña. Dios quiera que haya alguien que la rescate y no la deje morir, pido que con la partida de Efraín no mue­ra la cumbia”.

APASIONADO Y ALEGRE

Su hermana Martha Mejía Donado, quien llegó procedente de Medellín para despedir a ‘Fancho’ como le decía cariño­samente, entregó detalles de cómo era el director vitalicio de la Cumbia Soledeña en el seno de su familia. “Era una per­sona muy alegre, amorosa y amigable. Pese a que siempre estuvo metido en el ambiente musical nunca lo vi borra­cho. Tampoco fue un hombre mujeriego, siempre se esmeró por ser disciplinado y defendió a muerte la autenticidad de la cumbia.

Foto de: Jesús Rico.

Efraín Aquileo, era el cuarto de nue­ve hermanos pero, según explicó a AL DÍA Martha Mejía, se convirtió en un pa­dre para todos por sus valiosos consejos y manera optimista de ver la vida. “Era muy inquieto, le gustaba mucho el depor­te, practicó fútbol, béisbol y natación, fue el único de mis hermanos que desarrolló ese don musical, el cual se le despertó por medio de un vecino cuando vivíamos en el barrio Pumarejo. Allí, según nos contó mamá, ‘Fancho’ lo escuchaba des­de muy temprano tocar clarinete y pia­no, y comenzaba a sacarle sonido a las ramas de papaya, le hacía unos huecos y la usaba como una especie de flauta, fue un autodidacta de la música, un hombre que se abrió paso solo para conquistar al mundo y lo logró.

“Él lideró la Cumbia Soledeña con un grupo de amigos que no sabían leer y les enseñó todo lo correspondiente, los llevó a estudios a grabar y también a viajar por Estados Unidos y otros paí­ses, algo que para esa época fue muy loable. Por eso el folclor costeño ha per­dido a uno de sus forjadores, concluyó Martha Mejía Donado.

Por su parte, su hijo Luis Alberto Me­jía Donado, resaltó la pasión que le im­primía su progenitor a todas sus activi­dades.“Se desvivía por su familia, por sus amigos y por el folclor. Siempre lo recordaré como una persona alegre, tenía a la mano cualquier broma pa­ra sacarnos carcajadas a todos y con sus frases célebres se hacía sentir; por ejemplo decía: ‘Ya llego el burro de la casa’, ‘Barranquilla es el patio más grande de Soledad’ y otras más”.

Foto de: Jesús Rico.

Luis Alberto contó que su padre vivía con una grabadora de casette en la ma­no, su cómplice ideal para componer grandes éxitos como La puya loca, El Congo Grande y La burra mocha. “Vi­vió dos años en Barranquilla conmigo y luego decidimos trasladarlo hasta Mon­tería para que estuviera mucho más có­modo. Nosotros somos cristianos y él antes de morir recibió a Jesucristo en su corazón, eso nos reconforta mucho, porque sabemos que partió a un mejor lugar, concluyó Luis Alberto, quien agregó que la canción favorita de su pa­dre es Cumbia soledeña.

‘NO FUE EGOISTA CON SUS COLEGAS’

Fernando Rosales Donado, músico y compositor de 75 años, célebre por la creación de éxitos como El caballo cho­vengo, El gatico encerrao’, En la nalga pégale, entre otros, fue uno de los que lle­gó desde las 10:00 a.m. de ayer al Museo Bolivariano de Soledad, donde perma­neció en cámara ardiente el cuerpo de Efraín Mejía, para despedir a su amigo. “Siempre recordaré su trato amable y la disciplina que nos inculcó, tenía mucha paciencia al momento de transmitir sus conocimientos musicales, no fue egoísta con sus colegas. Yo tocaba el llamador y de a poco me fue enseñando a tocar el guache,las maracas y las tamboras, me nutrí de sus conocimientos para poste­riormente armar mi grupo”.

Foto de: Jesús Rico.

Este músico oriundo de Sitionuevo (Magdalena) quien desde los siete años vive en Soledad, fue convocado por Me­jía cuando solo tenía 17 años, siendo uno de los más jóvenes de su agrupación.“Cuando llegué a las toldas de la Cum­bia Soledeña yo era el más pelao y tenía que hacerle caso a todos esos señores como Diofante Jiménez y Efraín Mejía, lo que ellos decían era palabra sagrada.Eran puristas de la cumbia, no permi­tían que le metieran otros instrumentos a la cumbia, inclusive yo me convertí en uno de los primeros que introdujo el ba­jo a la cumbia y lo vine a hacer al salir de su agrupación, pero me llenaron de mu­chos conocimientos, se va un grande sin duda alguna”.