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Anécdotas del tremendo, el recochero y enamorado Yuberjen Martínez

El medallista olímpico se quitó los guantes.

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Treinta minutos fueron suficientes para que

Yuberjen Martínez

mostrara facetas diferentes a las que lo llevaron a convertirse en medallista de plata en los Juegos Olímpicos Río 2016 (Brasil). El boxeador antioqueño se quitó los guantes para que AL DÍA conociera detalles de su pasado, la mayoría enfocados a sus tiempos de travesuras y su época de enamorado.

Este medio se encargó de recibir a Yuberjen Martínez a su llegada al aeropuerto

Ernesto Cortissoz de Barranquilla

y la media hora que tardó el recorrido,desde el terminal aéreo hasta un hotel al norte de la ciudad, sirvió para que el nacido en Chigorodó riera y llorara.

Yuberjen vino a suelo barranquillero porque esta semana será homenajeado en el Campeonato Nacional de Boxeo, categoría mayores, que se realizará desde hoy en la capital del Atlántico.

¿Qué tanto le ha cambiado la vida desde que es medallista?

Por supuesto, ahora me toca andar más en avión (risas), lo malo es cuando me toca la salida de emergencia (ríe mientras explica lo incómoda que es esa ubicación). Sí cambia la vida, por lo menos se acercan más personas a ofrecerte ayuda para tu preparación y eso es bueno.

¿Ya le cumplieron con los premios ofrecidos por la medalla de plata olímpica?

Ya nos cumplieron con el premio económico. Estamos a la espera de la casa y el carro. Me dicen que el Comité Olímpico (colombiano) se está demorando por un papel que están tramitando, igual no podemos hablar aún de incumplimiento, porque están en la gestión.

¿Ya había estado en Barranquilla antes?

Es la segunda vez que vengo, antes lo hice para el juego de Colombia-Venezuela en Eliminatorias (1 de septiembre). Es una ciudad muy alegre, muy viva y eso me atrae mucho, porque yo soy así, recochero, cansón. Me ha parecido una ciudad muy atractiva.

Vino con novia (Liliana Durango), ¿hace cuánto se conocieron?

Eso fue hace unos 7 años. Nos conocimos en Chigorodó, eso fue un cuento, porque nos dábamos piquitos por la ventana y un día la mamá de ella se asomó en lugar de la hija y me preguntó ‘¿qué es lo tuyo con Liliana’? (risas), le dije que éramos solo amigos y me respondió ‘sí, pero es que los amigos no se dan besitos’. Después de dos años fue que me aceptaron (risas).

¿Hay planes a futuro?

Sí, pensamos organizarnos y tener dos hijos, pero más adelante.

¿Y en la relación es tremendo como dice su apodo?

No (mientras ríe y mira a Liliana). Me portó bien.

Por cierto, ¿de dónde sale el apodo ‘El Tremendo’?

Mi mamá (Neila Rivas) fue la del apodo. Cuando estaba niño me le perdía y de una salía diciendo ‘¡ay!, ¿dónde está ese niño? Es que es tremendo.

Entonces usted daba más de una lidia en la casa…

A mí no me aquietaba ni estar en las últimas, porque hasta enfermo hacía maldades.

¿Cuál de esos momentos de travesuras recuerda?

Un día le dañé la cama a mi mamá pa’ hacer trompos. Le quité los moldecitos de la cama (en los cabeceros) y me pilló y me ha metido una que nunca se me olvida (se ríe evocando cómo lo reprendieron).

¿Era de los niños peleoneros, recuerda alguna pelea de esos tiempos?

(Contesta después de carcajear) Con un compañero en el colegio. Estábamos haciendo unas hondas y él llegó con el cuchillo y me rompió el caucho, de maldad, oiga y me le voy pa’ encima y eso fue mucha trompiza que le pegué, me lo llevé por todo el corredor, lo tenía prendido, lo tenía sometido, me lo quito fue la mamá.

Su vida ha cambiado mucho desde aquellos días hasta acá…

Sí. Recordaba hace poco que para ir al colegio me tocaba esperar a que mi hermana volviera para que me prestara sus zapatos, ahora tengo cinco pares de zapatos y me dan ganas de llorar cuando me acuerdo de eso.

¿Qué no cambiaría por ningún dinero del mundo?

Mi pescaito sudaito con zumo de coco hecho por mi mamá, eso no lo cambia la plata, es algo único.

Finalmente, ¿ha pensado en pelear como profesional?

Hay varias propuestas, incluso en el extranjero, pero he pensado quedarme como aficionado. Si me cumplen en la rama aficionada no saltaré y continuaré representando a mi departamento y mi país

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