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Entrevista: Esto nos contó Benjamin Cuello sobre su regreso a la radio barranquillera

Habló de su vida, su carrera, y su elección entre el Junior y Unión Magdalena.

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Nacido hace 63 años en Sevilla (Magdalena), criado en Aracataca, y forjado como locutor en Barranquilla, 41 años después de haber salido de la ciudad Benjamín Cuello está de regreso. Llega a Emisoras ABC (1250 AM), a la narración de los juegos de Junior con su particular estilo lleno de humor y canto.

Con seis Mundiales de fútbol (cuatro en directo) y 10 Copas América a cuestas, y una carrera exitosa en Venezuela, Cali y Bogotá, Benjamín Cuello debutó ayer desde Bogotá con el juego Equidad y Junior, pero antes atendió el llamado de AL DÍA para relatar sus vivencias y contarles a los lectores el porqué de su retorno.

P. ¿Cuáles son los orígenes de Benjamín Cuello?

R. Nací en Sevilla (Magdalena) del amor de la cienaguera Elvia Henríquez y el remolinero Rafael Cuello. Me crié en Aracataca, tierra de personajes importantes como Gabo y Leo Matíz, gran fotógrafo. Allí estudié primara, vivía en una finca llamada La Cecilia y nos íbamos en bicicleta todos los días al pueblo, media hora pedaleando. Hasta los 11 años viví en el monte, en fincas de banano. Creo que tengo el estomago manchado porque comí buen guineo en mazamorra, tajada, paso y patacón. Nadie ha comido más guineo que yo. Me siento orgulloso de ser provinciano y corroncho (risas).

P. ¿Quién lo trajo a Barranquilla?

R. Mi hermana Carmen me trajo a Barranquilla a estudiar secundaria. Siempre estaré agradecido con ella y con mi cuñado Rafael Galvis, un tipo adorable. Fueron unos padres para mí. Viví en el barrio Villate, en la 61 con 15 Palacio Plaza, a una cuadra vivía Ramíro Jiménez, claro que yo le llevó unos 10 años. Estudié los primeros cuatro años de bachillerato técnico comercial en el Centro Cultural del Atlántico, en el barrio Los Andes. Luego quinto en el Codeba y soy bachiller del José Eusebio Caro de la promoción 71 por validación porque me expulsaron.

P. ¿Y por qué lo expulsaron?

R. En esa época estudié con Mike Fajardo, él en sexto y yo en quinto, también con Ley Martin que era el más desordenado del planeta tierra. Yo era medio izquierdoso y en esa época se hizo una manifestación y descubrieron que estaba entre los revoltosos y me expulsaron.

P. ¿Cómo le llegó la motivación para ser narrador?

R. Eso llegó cuando yo vivía en las plantaciones de guineo, en el año 63 más o menos. Yo escuchaba en las transmisiones de béisbol a Rafael Pérez Hernández, "el Premier"; a Marcos Pérez, Édgar Perea y Jaime Jiménez, que para mí fue el mejor que tuvo Barranquilla narrando este deporte. Yo los imitaba, pero mi ambición era ser narrador de fútbol. Al salir del bachillerato, en 1971, estaba como "el flechas", "varao", sin libreta militar, no sabía si ser músico, policía, futbolista o locutor. En eso Marcos Pérez hace un concurso buscando la voz juvenil narradora de Colombia y clasificamos seis, y de esos el único que fue a Bogotá a hacer el examen fui yo, con una carta de Marcos Pérez al ministerio de Comunicaciones. Desde ahí soy locutor.

P. ¿Cuál fue el partido que le tocó narrar para el concurso?

R. Narré Real Cartagena-Junior, amistoso en Cartagena. Cuando yo empiezo en Barraquilla en el 71, estaban en su apogeo Édgar Pérea, Roger Araújo, Sergio Ramírez, Rafael Araújo, Enrique J. Chiller, Tomás Barraza y Eduardo García. Entonces me dije: "yo aquí no tengo vida". Y arranqué a Santa Marta un año y luego a Venezuela en 1978.

P. ¿Por qué Venezuela?

R. Yo fui a la zona andina donde el fuerte era el fútbol, básquetbol y ciclismo. Fui por un año y duré ocho. Me trataron como un rey, buen sueldo. Estuve en el Mundial de España 82 con Radio Caracas Televisión en directo con Andrés Salcedo a dos voces, y los comentaristas eran dos “mudos”, Helenio Herrera y César Luis Menotti (exjugadores y entrenadores argentinos). Y eso no era nada, la competencia tenía a Pelé y a Ladislao Kubala (exjugador húngaro). Lo que había era plata en ese país. Andrés Salcedo era una figura reconocida en España y Alemania. Pero con mis locuras: echando chistes, cantando, invento frases y tal, me gané el cariño de todos y eso fue lo que gustó. Estuve seis años en Mérida y dos en San Cristóbal.

P. ¿Cómo le fue con Menotti y Helenio Herrera?

R. Yo siempre he sido intrépido y dueño de un gran control interno. Tener a esos monstruos da algo de nervio, pero me fue bien. Yo salía más con Helenio, con Menotti pocón, pocón. Helenio debe ser de los 10 mejores entrenadores de la historia, un monstruo. Eso sí, era más duro que tuerca de submarino, que ‘man’ tan ‘yuyuyo’, no gastaba ni un tinto (risas).

P. ¿Por qué regresa a Colombia?

R. Llego a Cali porque me contrata el grupo Radial Colombiano. Estuve con Marino Millán y Óscar Rentería. A los dos años me contrata Caracol Bogotá con una tremenda banda: Hernán Péláez, Jaime Ortíz Alvear, las comerciales de Fernando Calderón España.

P. ¿Cómo define su estilo como narrador?

R. Mi estilo se parece al de Rolando Laserie, el de Joe, Diomedes, ‘manes’ que no se parecen a nadie y con estilo propio (risas).

P. ¿De dónde surgen todas sus frases: “Benjamín, el dueño del Campín”; “Dónde está la bola, dónde está la bolita” y “Jueguen muchachos”?

R. “Benjamín, Benjamín, narrador con mucho swing. Benjamín, Benjamín, el dueño del Campín” (canta y suelta la carcajada). Siempre tengo la cabeza en ebullición, y cuando llegué a Bogotá me entero que RCN decía que eran “los dueños del balón”, y dije: “Nojoda voy a montar un jingle que diga que soy el dueño del Campín, así que si no les doy permiso aquí no juega”’, y así surgió la cosa. Lo de la bolita sale porque estando en Cali voy caminando por la calle y veo a estos tipos que lo roban a uno escondiendo la bolita diciendo: “Y dónde está la bola, dónde está la bolita”. Y le metí 10 mil del alma y me tumbaron (risas). Entonces dije, esta vaina puede servir cuando Valderrama (Pibe) y Redín (Bernardo) escondan la bola con su toque sabroso y esa vaina se pegó en todo el país. La de “Jueguen muchachos” es porque el 90% de los árbitros cuando hay una patada dicen: jueguen. Entonces pensé, cuando le peguen tremenda patada a un jugador y no piten nada la tiro y también funcionó.

P. ¿Ahora que se viene a Barranquilla tiene pensada alguna frase para pegar con Junior?

R. Estoy "craneando" una con Junior. Se me ocurrió llamarlo “El Indestructible”, que es una melodía de Ray Barretto que dice: "Con sangre nueva, indestructible".

P. ¿De dónde surge eso de cantar en plena narración?

R. Yo estoy siempre produciendo locuras y las canciones me surgen de la nada. Una vez Hernán Peláez dijo: “La verdad este árbitro es una mentira”. Y a mí me salió: “Mentiras tuyas, tu no me has olvidado” (canción de Rolando Laserie). Eso viene de adentro.

P. ¿Qué música le gusta escuchar?

R. Mi primera goma es la salsa clásica, te escucho Eddie Palmieri, Cheo Feliciano, Ismael Quintana, La orquesta Aragón, ese es mi golpe. La segunda goma son los boleros antillanos de Roberto Ledesma, Alberto Beltrán, Leo Marini, Felipe Pirela. Y la tercera los vallenatos clásicos: Diomedes Díaz, Los Hermanos Zuleta, Jorge Oñate, Silvio Brito, esas son las tres gomas mías.

P. ¿Cómo va a ser su regreso a Barranquilla?

R. Vengo a narrar los partido de Junior por emisoras ABC 1250 AM. La idea es tener mucha interconexión con el público. Quiero tener por lo menos a cinco personas de diferentes barrios de la ciudad al teléfono y que cuando yo esté narrando diga: “Tengo a José Pérez desde Baranoa, coméntanos cómo ves el partido”, y que el “man” diga lo que quiera, que no demore 30 segundos. También un programa que se va a llamar “Los artilleros del deporte”, pero aún no hemos cuadrado el horario. Yo tendré un programa los jueves que se llamaría “Estadio”, sería en la noche ‘online’, donde la gente hablará de lo que le de la gana conmigo. Agradezco a Moisés Díaz y a Ventura Díaz, vitales en mi regreso a Barranquilla.

P. ¿Viene a “debutar” como narrador en Barranquilla?

R. Es correcto porque el único partido que yo narré en Barranquilla fue en un torneo en Bucaramanga junto a Cheo Feliciano, un torneo juvenil de Atlántico, pero nunca a nivel profesional. Yo no fui narrador en Barranquilla. Fui voz comercial de Efraín Peñate, con quien viviré agradecido, además de Julio De la Rosa, quienes me ayudaron cuando nadie me conocía.

P. ¿Por qué asume el reto de volver después de tantos años?

R. La oferta es digna y sigo con el “swing” intacto. Además después de trasegar ocho años en Venezuela y alrededor de 20 años entre Cali y Bogotá, llegar a Barranquilla me complace porque estaré con un gran grupo de trabajo. Y segundo porque Junior es un equipo de 15 millones de hinchas, es el representante en el fútbol colombiano de la Región Caribe. Si bien están Unión, Real Cartagena, Valledupar y Jaguares, no tiene la imagen de Junior. Eso es algo importante porque con Junior siempre están en “la pomada”. También tengo una gran cantidad de amigos y colegas en Barranquilla, cinco hermanos allá y los otros seis en Santa Marta que van y vienen.

P. ¿Qué expectativas tiene?

R. Para mí es un orgullo saber que los barranquilleros no olvidan la representación mía de la Costa en Cali y Bogotá. La ciudad más democrática de este país es Barranquilla. Aquí se acoge a todo el mundo sin egoísmos: Joe Arroyo cartagenero y le hicieron estatua, Édgar Perea chocoano y lo adoraron, Marcos Pérez llegó de Calamar y triunfó, Rafa Orozco del Magdalena, Fabio Poveda que vino de Sevilla como yo. Son tantos los que triunfaron que eso me encanta de los barranquilleros. Se supo que tuvo una operación de corazón abierto hace un año y medio

P. ¿Cómo se encuentra?

R. Yo nunca me había enfermado de nada. Y un año atrás de fregarme llevé al Pibe, Javier Castell y Édgar Perea a Aracataca para una charla. Se formó un desorden con la gente, no hubo control y yo me puse de mal genio y dicen que el infarto que me dio se maduró allí. Llegué a Bogotá y me sentí unas dolencias raras. Fui al hospital y me dijeron que tenían que hacerme una operación de corazón abierto. Me operé y gracias a Dios todo salió bien. He bajado 20 kilos, pesaba 96 y estoy en 76, intacto.

P. ¿Siempre es así alegre como se le escucha en las narraciones de los partidos?

R. Uno debe ser el mismo en el trabajo, la calle, la ciudad o el monte. Yo no se por qué hay gente que cambia, uno tiene que ser igual siempre. Obviamente hay momentos donde uno debe tener un pesito de menos de humor, pero yo cargo con él a toda hora. Me levanto y estoy es craneando locuras (risas).

P. ¿Hincha del Unión Magdalena o de Junior?

R. Siempre ha habido una familiaridad con Junior, aunque el equipo de la tierrita es el Unión Magdalena. De pequeño nos llevaban en tren a Santa Marta a las 6 de la mañana al estadio Eduardo Santos y a las 6 de la tarde de regreso a la finca. Y ahora sufriendo con esos 10 años en la B. Pero yo soy costeño y siempre apoyo a todo lo que sea de la Costa. Mis colegas pueden dar fe que dónde jugaba Atlántico béisbol siempre estuve alentando, si era básquetbol ahí estaba yo. Las Selecciones Atlántico de fútbol también. Además en cuando a fútbol Junior es el plan B de los costeños que no somos de Barranquilla. Sufro mucho por Junior porque yo por encima de todo soy un costeño a muerte, soy un “costeñista”. Si va a pelear un cartagenero en el coliseo cubierto de Bogotá tenga la seguridad que ahí estaré yo. Si estaba en Cali y Junior jugaba en Tuluá, prendía el carro para ir a verlo. Cuando el Unión estaba en su apogeo esos partidos con Junior eran grandiosos y no han regresado.

P. ¿Cómo analiza el presente y futuro de la narración en Colombia?

R. A mí me preocupa el gremio radial. Ya es una constante y un descaro de los directores que le ofrecen el mínimo a los narradores y que salga a vender cupos. Yo siempre he sido alérgico a vender cupos porque yo me gradué de locutor deportivo no de vendedor. Me parte el alma ver eso, ver que después de quemarse las pestañas cuatro o cinco años le ofrezcan eso a los muchachos. Además se volvió costumbre narrar viendo un televisor y no yendo al lugar, es decir el narrador tiene que narrar lo que filme un camarógrafo que no sabe un carajo de fútbol. Tampoco se arman transmisiones de una o dos horas antes sino todo es sobre la marcha.

P. ¿A quién ve con más futuro en Barranquilla?

R. Hay grandes profesionales y muchos son mis amigos. De pronto alguno se moleste pero a mí me gusta mucho Jerry Benavides, sin desmeritar a Alberto Mercado, Ramiro Jiménez ni al hijo de Édgar Perea, Édgar Jr. que es un gran profesional.