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ESPECIAL | Así fue compra de marihuana del Gobierno en farmacias de Uruguay

En 2014, se consumieron en Uruguay 34 toneladas de marihuana.

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¿Se ha figurado usted en cualquier farmacia de barrio o del Centro de la ciudad comprando el ibuprofeno que le recetó la EPS, y de pronto escuchar a alguien a su lado que solicita: “por favor un bareto”, “un pucho”, “una moña”, “un porro”, “una cripy”; o cualquier de los tantos nombres con los que los consumidores llaman la marihuana?

Pues esta escena que le puede parecer asombrosa, o hasta ahora irreal en nuestro medio; ya es cosa cotidiana en Uruguay; país del sur del continente que tras despenalizar el uso de este vegetal alucinógeno en 2013 —durante el mandato del entonces presidente José ‘Pepe’ Mujica—, comenzó el pasado miércoles 16 de julio a comercializarla legalmente en las droguerías, bajo producción del propio Estado. Si, cultivos de la hierba controlados por el mismo Gobierno.

Este es un experimento único en el mundo, pues ningún otro país del planeta lo aplica de esta manera. Los uruguayos dejaron así de ir a las siempre peligrosas ‘ollas’ de los extramuros, para adquirir en farmacias y sin sobresaltos, sus porciones “de vara”.

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En Uruguay los abastecedores de drogas ilegales son sus vecinos de Paraguay, de acuerdo con reportes policiales.

Este modelo vanguardista de legalización, es tal vez la primera piedra de una política estatal en la lucha contra el narcotráfico, que de acuerdo con las dimensiones de su aplicación en un futuro podría replicarse en otras naciones, obviamente dependiendo también de sus resultados.

La ley que despenalizó y aprobó el consumo de marihuana en el país charrúa consta de unos 100 artículos, y está regida por un ente oficial llamado Instituto de Regulación y Control de Cannabis (Ircca).

El organismo se encarga del registro de las farmacias o droguerías que se le midieron el negocio, y también de la inscripción de los compradores, es decir, quien no figure en las listas le será imposible adquirir la droga. Esta restricción vale también para turistas.

La disposición gubernamental solo permite el registro para el acceso a la compra de marihuana estatal a los nacionales uruguayos, y a extranjeros residentes legales en el país.

Los compradores registrados adquieren su porción mediante un sistema que lee sus huellas digitales. No necesitan mostrar documento de identificación.

La marihuana se vende al público en envases blancos y azules de cinco gramos. El miércoles comenzaron a operar 16 puntos de venta en todo el territorio nacional, 4 de estos en la capital Montevideo, ciudad de 1.292.237 habitantes, según censo del 2012. La jornada inició con 4.771 personas inscritas, pero en el transcurso de la semana se estimaba que unas 20 o 30 mil más podrían anotarse. Según los estudios que fundamentaron la novedosa ley, se calcula que 160 mil la consumen por lo menos una vez al año, y unas 60 mil son usuarios habituales o frecuentes. Uruguay cuenta con una población total de 3.4 millones de habitantes.

40 GRAMOS MÁXIMO AL MES

La venta de marihuana para consumo personal es de máximo 40 gramos al mes por comprador, con un precio por gramo de 1,30 dólares. Lo que equivaldría a $3.916 colombianos. Solo se venden raciones de 5 a 10 gramos, la dosis aprobada por el Gobierno. En el mercado barranquillero un cigarrillo de marihuana puede oscilar entre mil y cinco mil pesos, de acuerdo con el sector donde se compre y de la calidad de la hierba.

La siembra de la cannabis sativa uruguaya también tiene su capítulo. La producen dos empresas privadas en terrenos bajo vigilancia oficial, sometidas a control de calidad.

Los cultivadores deben inscribirse en un club cooperativo supervisado por el Estado, cuya afiliación tiene un costo de 100 euros mensuales.

Sin embargo, la norma también permite la figura del autocultivo en hogares.

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En el patio de una vivienda quien se someta a la regulación puede tener su parcelita de marihuana.

Las cifras oficiales hablan de 63 de estos clubes de producción, 6.948 autocultivadores y 4.959 compradores en farmacias.

TEMOR DE LAS FARMACIAS

La vinculación de los comerciantes propietarios de farmacias, droguerías y boticas a la venta de marihuana legal, no fue asunto fácil. De hecho la aprobación de la misma ley tuvo algunos tropiezos, felizmente salvados con los argumentos del presidente del momento José Mujica.

Los dueños de estos negocios argumentaban que les podría afectar la imagen de los establecimientos, y también esbozaron razones de seguridad, e incluso, de rentabilidad, pues consideran que el registro tiene hasta ahora escasos potenciales compradores. No obstante, el miércoles las colas a las puertas de las farmacias eran extensas, antes de que iniciaran la atención al público.

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Para zanjar las razones de seguridad esbozadas por las farmacias, el Gobierno instaló en estos negocios un ‘botón de pánico’ interconectado con la Policía.

La aplicación del sistema comenzó con farmacias independientes, ya que el Gobierno no logró acuerdos con las grandes cadenas de distribución y las trasnacionales de la misma actividad.

URUGUAY, SIEMPRE PROGRESISTA

La implementación de la despenalización, venta y consumo de marihuana en Uruguay como sistema vanguardista, no debe causar sorpresas. Pues, este país pequeño en geografía, históricamente ha implementado políticas de avanzada que cualquier otro de América Latina.

En 1927 fue el primero en aprobar el voto para las mujeres, en 2002 reguló la prostitución como trabajo sexual y les dio a las mujeres de esas ocupaciones garantías en el sistema laboral.

Hace ocho años se abastecen con energía solar y es el primer país del mundo con mayor posibilidad de convertirse en la primera nación sostenible ambientalmente en el planeta.

Igualmente hay derecho de aborto y la ley permite el matrimonio entre parejas del mismo sexo.