Historias

¡Atención, flash, flash! Adiós a Gustavo Castillo

El popular periodista y locutor falleció ayer a los 83 años. Ícono de la radio barranquillera.

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Los recuerdos que Gustavo Castillo García dejó en la radio barranquillera tras retirarse hace 18 años de la actividad, sin duda ya estaban enmarcados en la historia de la radiodifusión de la ciudad como una de las grandes muestras de periodismo regional, de aporte al país.

No obstante ahora, tras su fallecimiento en la madrugada de ayer, vale la pena evocarlos en homenaje a su memoria y a la brillante trayectoria que mantuvo por 38 años frente a un micrófono.

En materia de medios Gustavo Castillo se destacó en tres frentes: la animación en directo en programas de radio-teatro, en la lectura de noticias, en calidad de director de su propio noticiero; y el publicitario, ya que fue creativo de exitosas campañas comerciales en la radio.

Sin embargo, se le reconoce mejor como una de las figuras más representativas del periodismo radial, por la mayor dedicación al noticiero que dirigió en Radio Libertad, la Voz de la Patria, Radio Olímpica, ABC, Emisora Atlántico, Riomar y Radio Universal.

Con periodistas del noticiero, Jaime Blanco, Castulo Meza, Fanny Sosa, Manuel Vargas, Ubaldo Conde, entre otros.


El noticiero de Gustavo Castillo constituyó un fenómeno de audiencia en la ciudad y el departamento. “Somos la manta que no respeta pinta”, solía decir al aire con su estilo coloquial y desenfadado para destacar su vasta sintonía. También acostumbraba a ambientar el espacio noticioso con el disco La Escoba, de los gaiteros de San Jacinto, para significar igualmente que ‘barría’ con sus competidores en el gusto de los oyentes, incluso, por encima de las grandes cadenas.

Castillo García fue un símbolo de la radio en Barranquilla a la par de lo que son y han sido nombres como Edgar Perea, Chelo De Castro, Efraín Peñate, Pedro Juan Meléndez, Álvaro Ruiz Hernández; y entre los que nos han dejado, Marcos Pérez, Fabio Poveda, Juan Eugenio Cañavera, Tomás Barraza, Jairo Paba, para mencionar solo a estos.

En 2004, fue Gran Mariscal en el cumpleaños de B/quilla.


En la década de los 70 y parte de los 80, cuando era insospechado contar con una tecnología como la actual, hacía transmisiones en directo desde cualquier barrio o sector de la ciudad donde se producía la noticia. Esto fue sin duda uno de sus plus para conquistar una audiencia masiva. Contaba con un campero Lada como transmóvil, al que llamaba ‘la caballería rodante’. Dos técnicos de sonido contribuyeron también a este éxito: Ubaldo Conde Urzola y Jairo ‘el Carramplón’ Molina, quienes complacían las ‘ideas locas’ que se les ocurrían a Gustavo.

“Es que se le dio por acompañar la lectura de noticias con efectos especiales, de acuerdo con el tema que trataba. Si la noticia era la captura de algún ladrón roba gallinas, teníamos que ambientar la nota con un cacareo o el canto de un gallo”, recuerda Molina.

“Una vez alguien murió al caer de un burro, y Gustavo puso a grabar un rebuzno para acompañar el relato de la noticia. Esto le gustaba mucho a la gente”, dijo ayer la periodista Fanny Sosa, quien hizo los pininos de reportera a su lado.

Pese a los años, Gustavo Castillo no perdía el buen humor.


Uno de los fuertes del noticiero, que se terminó llamando La Costa en Noticias, fue el cubrimiento de la llamada crónica roja. Con ese segmento finalizaba el espacio, y como cortina ponía el ulular de una sirena. Captaba también la atención de los oyentes con una alerta para las noticias de última hora. Entonces salía al aire el recordado “¡Atención, Atención, flash, flash…!”. Se puede afirmar que la ciudad se paralizaba pendiente de la noticia que iba a emitir Gustavo Castillo. Así era de gigante su audiencia. El ‘Flash, Flash’, lo antecedió el ‘Notiiiicia espectacular’, en la voz de Mike Char, por Emisora Atlántico. Fue tal su éxito, que emitía el noticiero desde estudio propio, en la carrera 44 con calle 37.

Frases publicitarias que hicieron historia

En su faceta de creativo publicitario Gustavo Castillo García fue autor de frases de mucha recordación en nuestro medio. Aquí algunas: “Tarde o temprano su radio será un Philips y Murcia se lo vende en la calle de Jesús”. “Suba un piso y baje un peso”, eslogan de la primera supertienda Olímpica, en la calle 30 con 43. “Yo quiero un pollo, bien pechugón”, frase de un asadero que combinaba con una canción de Daniel Santos. “Aja, y cómo se hace”, frase que se extendió por todo el país. “Ni hablar del peluquín” , frase en alusión a Pedro Juan Meléndez y la peluca que este usó hasta hace poco.

Gustavo Castillo con Ventura Díaz, Félix Chacuto, Tomás Barraza, Pedro Juan Meléndez


RECURSIVO, DE GRAN CHISPA

Dos personas cercanas en lo profesional a Gustavo Castillo lo recordaron ayer: Roberto Esper, dueño de Radio Libertad, donde comenzó en 1962; y Ventura Díaz, con quien hizo una llave periodística por 10 años (1965-1975). “Era un tipo muy creativo y un excelente maestro de ceremonia. Lo traje en 1965 a dirigir Radio Libertad y la posicionó en el primer lugar. Creó los programas de radio-teatro Aquí la Costa, Cosas de mi tierra y la Hora del aficionado. Eso fue un hit. Descubrió a dos grandes humoristas, el Compae Manué y Mingo Martínez, que luego se pasearon exitosos por todo el país”, manifiesta Esper.

Al lado de su hijo Jorge Iván y del humorista Mingo Martínez, a quien descubrió.


“Tuve la oportunidad de conocerlo en 1962, cuando yo no era locutor”, dice por su parte Ventura Díaz. “Acudí a un programa suyo busca talentos y así llegué a la radio. En 1965 me escogió para su equipo en Radio Libertad, y en 1969 iniciamos un noticiero juntos, a dos voces, que impactó mucho. Gustavo era un hombre genial para producir radio, recursivo, de mucha chispa y talento. El mejor que yo haya conocido”, reconoce Ventura.

Con Ventura Díaz en la locución del noticiero de ‘Radio Libertad’.


Roberto Esper dijo igualmente que fue el mentor de voces como la de Rafael Xiques Montes y Abel González. “Doy fe de ello”, afirmó.

LAS VAINAS DE GUSTAVO, ASÍ LO RECUERDAN

El periodista Castulo Meza laboró 18 años con Gustavo Castillo, y recuerda que un día le ordenó entrevistar a los locos de la ciudad, “para ver qué dicen”. “Creí que era un broma, pero me reafirmó la orden. Comencé con la loca Gloria que casi me da un garrotazo. Me fui al mercado y grabé todas las incoherencias que me dijeron varios loquitos. Cuando se las llevé soltó una carcajada, pero las editó y las sacó al aire. A Gustavo le gustaba romper esquemas”, añadió Meza.

“Era desapegado al dinero, no le gustaba almorzar solo e invitaba a sus compañeros. Él pagaba todo”, recuerda el periodista Gustavo Ospino. También dijo que era muy caritativo y ayudaba a todo el que se lo pidiera. “Se conmovía fácilmente y había que estar pendiente, porque mucha gente quería aprovecharse de él”, agregó Ospino. Se le reconoce como el primero que llamó a Estercita Forero, ‘La Novia de Barranquilla’, y en 1962 compuso la canción El Carnaval de Julieta, en honor a la reina de las fiestas en ese entonces, Julieta Devis Pereira. El tema lo interpretó Ramón Ropaín.

Castillo bautizó a Ester Forero ‘La novia de Barranquilla’.


Gustavo Castillo García fue velado ayer en la sala presidencial de la funeraria Jardines de los Olivos, en la vía a Puerto Colombia. A las 10 de la mañana de hoy trajeron el féretro a la Catedral para velarlo en cámara ardiente. A la una de la tarde hubo una misa en su honor, y el sepelio iniciaba 3 de la tarde en los Olivos.

Barranquillero de corazón

Gustavo Castillo García nació el 5 de marzo de 1932 en Magangué (Bolívar), pero de adolescente se vino para Barranquilla. Tenía 83 años. Estudió en el Colegio San Roque y graduó de bachiller en el Colegio Barranquilla.

Hizo radio en la Voz de Cali, en Manizales y Bogotá, antes de regresar a Barranquilla. Su hijo Jorge Iván Castillo Valencia, con quien residía en el barrio Paraíso, dijo que falleció en la madrugada, sin precisar la hora con exactitud. “A la 1:30 a.m. fui a su cama y lo sentí roncando, a las 6 de la mañana, cuando volví a darle ronda porque a esa hora despertaba, lo encontré frío y sin signos vitales. Mi padre murió por sus problemas de hipertensión y diabetes. Los riñones le funcionaban en 60%, sufría también de Alzheimer”.

Estuvo casado con Ruth Valencia (82 años), quien le sobrevive. Los hijos de la pareja son: Gustavo, Jorge Iván, Carlos Mauricio, Hernán Augusto y Juan Pablo. Todos, a excepción de Jorge Iván, residen en el exterior y son esperados hoy.

Gustavo Castillo rodeado de sus seis hijos y de su esposa Ruth Valencia, en su hogar del barrio Paraíso.


“Mi padre fue un hombre que amó con su alma a Barranquilla, era un ser sensible con el prójimo, conseguía sillas de ruedas, ayudas médicas a gente necesitada. Fue consecuente con el medio ambiente, pues hizo muchas campañas de arborización. Tenía un talante amistoso y alegre en la casa y con sus amigos”, concluyó Jorge Iván.