Historias

El héroe detrás del campeón, nunca ha sido protagonista

Habló el entrenador de Fredy Marimon, el campeón mundial de surf adaptado.

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Nacer sin piernas y sin uno de sus brazos es una limitación que sin duda haría la vida difícil a cualquier persona que la padece. Pero, una amistad que se estrecha sin manos, un sueño que se sostiene sin piernas y que se hace fuerte como una ola, le ha permitido a Fredy Marimon el pequeño cartagenero, que se coronó como campeón mundial de surf adaptado y a su entrenador Jesús Enrique Capote Fernández, a aprender y llegar juntos a conseguir lo que para muchos era imposible.

Un campeonato mundial con solo un año de entrenamiento. Un reto que conquistaron juntos gracias a esas ganas inmensas como el mar que lo recibe entre sus brazos a diario. Fredy entrena todos los fines de semana en la playa Hollywood de Cartagena de Indias, en el barrio el Laguito, la única con un oleaje similar al necesario para practicar esta disciplina que se ha convertido para los dos en un estilo de vida. Ahí llega montado en su patineta de la mano de su entrenador que le cuida hasta las comidas y lo restringe con cariño para poder mantenerlo en el peso ideal y en forma para seguir cosechando triunfos.

A Fredicito, como le llaman todos cariñosamente, no le han hecho falta piernas para ir por sus sueños. Desde que fue descubierto por una foto que le tomaron montando a su patineta, después de entrenarse en el complejo deportivo de piscinas, del Instituto Distrital de Deporte, Ider.

Ha recibido apoyo de entes privados y públicos que decidieron apostarle a la pericia adquirida de manera empírica y al talento innegable del pequeño en skateboard, quien por necesidad, se volvió un experto en el monopatín, tras tener su primera ‘alcahueta’, como él la llama, a los 10 años cuando un vecino de su madre Ilsy Blanco, quien lo levantó sola, con un salón de belleza que aún funciona en su domicilio.

Le ofreció la patineta, a la mujer al ver que el niño se arrastraba por el piso para lograr movilizarse por su vivienda, asegurándole que Fredicito le sacaría mayor provecho que su hija que después de la fiebre decembrina, había archivado en el olvido el artefacto que se convirtió en los pies de Fredy para siempre.

Esos pies que no solo lo han llevado tan lejos como jamás soñó, sino que le posibilitaron tener el equilibrio que hoy le permite levantarse en una tabla inestable sobre olas gigantescas que se rinden ante el ímpetu de Fredy, el niño de ojos melancólicos, con una piel morena resistente a los embates de la vida que aunque le dio piernas, no le dio pies, y un grupo de médicos expertos decidieron amputarle su dos fémur quitándole la posibilidad de caminar de manera definitiva, sugiriéndole el uso de prótesis que el niño ensayó pero que solo lo lastimaron.

Nació sin un brazo izquierdo porque a su mamá otro médico le aplicó la vacuna de la fiebre amarilla, lo que al parecer creo la malformación en su brazo izquierdo que no alcanzo a terminar de desarrollarse cuando aún estaba en el vientre.

Pero para Fredicito, esto no ha sido un obstáculo sino un motivo para brillar siendo único. Es impresionante ver la seguridad con que se sumerge en el agua, con que sube en la tabla, con que espera la ola. Pero cuando lo hace, no va solo, a su espalda siempre hay un ángel que lo protege y que sin duda es el más grande artífice de sus triunfos: su entrenador Jesús Enrique Capote Fernández, un venezolano que fue contactado por la Liga de Surf de Bolívar, para trabajar con un niño surfista, pero jamás imagino que se trataba de alguien con las condiciones especiales de Fredy.

Sin embargo esto no lo detuvo, viajo sin pensarlo desde su natal Caracas y es desde hace casi dos años, el arquitecto del alma indomable con que Fredy encara las olas, la vida, el mar, y los desafíos de sus fuertes competencias. Además de ser el entrenador oficial de la Liga de Surf del departamento de Bolívar, gracias al talento de Fredy que también lo ha hecho visible a él.

Con información de: Ana María Ortega Nisperuza.

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