Historias

La décima, el arte que se creía perdido y que un joven atlanticense comenzó a recuperar

Danny Zora es el decimero más joven del Atlántico.

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Un día con Eduardo, sentados en los muebles de felpa de su pequeña sala, a puertas cerradas, porque hay veces que cuando ensaya canta tan duro, que sus vecinos piensan que está loco y que habla solo, por ello él viene a contar “si quieres ser decimero, no rimes nada distinto, primero con cuarto y quinto y segundo con tercero, para que te andes ligero en sexto y séptimo es y así tu rimas el octavo con noveno y si quieres que quede bueno lo redondeas con el diez”.

Eduardo Guerrero, de apariencia corpulenta un tanto tosca, mide más de un 1,80 m y su voz es tan imponente como un locutor de radio. De lunes a viernes es conductor de maquinarias pesadas, pero de sábado a domingo es decimero de afín, es conocido como uno de los últimos juglares que aún mora entre los vivos. Guerrero, el segundo de doce hijos y su hermano mayor, ambos eran decimeros de la familia, pero él es único con talento repentista (don de la improvisación).Guerrero nació en Suan, Atlántico pero se considera soledeño por acogida.

La décima llegó a su vida en la juventud, gracias a José Quintero, un personaje de su pueblo natal.

Para Eduardo, la décima, más que ser un arte es una disciplina, debido a su perfección misma. Él lleva estudiándola desde hace más de una década y dice que ha “llegado a lo más profundo de la décima. Ella no acepta que se rime singular con plural”. Cuando le pregunté qué es la décima, me dijo: “Una poesía con reglas”.

La décima le dio la oportunidad de ir a Cuba, de ahí, Guerrero cuenta una de sus anécdotas. Resulta que Guerrero se encontraba con unos decimeros cubanos, y este les preguntó: “¿por qué no les gusta el vallenato?, a lo que ellos respondieron: “La música es linda pero lo que cantan es una barbaridad”. La décima debe ser consonante, es por ello que el vallenato no cumple la regla, por su asonancia. “Cualquiera dice yo soy decimero” menciona Guerrero pero no basta con que se escuche bonito, tiene que rimar.

Este es un arte que ya casi nadie conoce “porque la décima en el Atlántico se está muriendo con los últimos juglares que somos nosotros, Segura ya murió, queda Garizabalo y el maestro Gustavo Lara, y yo soy una persona que aunque parezco joven ya tengo 60”, comentaba Guerrero mientras terminaba su taza de tinto.

A lo largo de la historia de la décima se le conoce como espinela, en nombre su creador, el músico Vicente Espinel. Antes era un cuarteto llamado redondilla, “eran dos cuartetos con un estribillo en la mitad”, y este “la bajó de soneto a octosílabo” dice Guerrero. Además fue Espinel, él que le agregó una sexta cuerda a la guitarra.

Guerrero cuenta la música se ha degradado, el ejemplo que colocó fue la canción de La Tajá o la onomatopeya gluglú, de la que se expresó “oye, no tuvo pa’ rimar con la u”.

Pocos son los incentivos que se le hace a este arte, en Soledad empiezan pero nunca terminan. La tradición se está quedando con los juglares, ni siquiera en la familia perduran, como es el caso de Guerrero, sólo él y el primogénito son los decimeros de su familia, sus hijos no aprendieron y con sus nietos tampoco lo ha logrado, lo dijo justo cuando pasó Eduardo Jr., uno de los nietos que vive con él.

Danny Zora Silvera

Cuando le hice la entrevista a Eduardo Guerrero en 2015, desconocía la posible existencia de un decimero menor de 30 años, encaminado en este arte, pero lo encontré. Su nombre es Danny David Zora Silvera, oriundo de Soledad, nacido un 21 de junio de 1994 y es conocido por ser el repentista más joven del Atlántico.

Danny no solo es decimero, es escritor, compositor, actor de comedias y actualmente se encuentra incursionando en el mundo de la gaita. Ese es Danny Zora, como él mismo expresó, “ese soy”.

Aunque Zora conoció el mundo de la décima a los 16 años, hace siete años no más, desde ese momento supo que era lo que quería para toda su vida. Esto se lo agradece al fallecido repentista, Gabriel Segura, quien considera, fue su primer mentor.

La décima a Zora le llegó a través del amor, él cuenta que cuando estaba en el colegio estaba enamorado de una muchachita. Él estudiaba en el colegio Santander y ella en el Dolores María Ucrós. Ella estudiaba de tarde y él de mañana, sin embargo eso no era impedimento para que Zora la esperara todos los días hasta que ella saliera, para así poder darle sus “cartitas de amor”.

“Ella como que le mostraba las cartas a sus amigas y entonces una nieta del maestro Segura las vio, y un día me dijo que le escribiera un cuento, y yo se lo hice”. De ahí nació su amistad con una de las nietas de Segura. Con el pasar del tiempo, ella le contó a Zora que su abuelo estaba muy enfermo, por lo que Danny decidió escribirle un cuento al maestro, donde le daba ánimos y esperaba su pronta recuperación. Por desgracia, no fue así y Gabriel Segura murió el 8 de octubre de 2011.

Lo que produjo una gran tristeza en este joven decimero, pero a la vez, permitió que él se diera cuenta que la décima era su gran pasión. Desde la muerte del maestro Segura, Danny sintió una gran responsabilidad por mantener la décima viva.

Para usted, ¿qué es la décima?

Danny Zora: Para mí la décima lo es todo, es mi compañera de tristezas, de alegrías, de aventuras… es algo que no puedo describir. Siento que desde el día que la conocí, no tengo ganas de dejarla o de separarme de ella. Que si lo miro desde un punto de vista espiritual es el regalo que me dio Dios, para mí eso es la décima.

¿Qué es lo que más le gusta la décima?

DZ: Lo que más me gusta de la décima es su estructura poética, la forma en la que se van emanando los versos desde la consonancia hasta el manejo de los versos octosílabos. También su canto, particularmente en esta parte de la Región Caribe tenemos una forma distinta de cantarla, a como lo hacen en Bolívar, Sucre y Córdoba. Me gusta la décima por la manera en la que se entona y su improvisación.

¿Puede contarme su mejor anécdota siendo decimero?

DZ: Una anécdota significativa para mí fue en 2015, durante las campañas políticas, yo le grabé un jingle al candidato de ese entonces, José Joao Herrera. La décima que le grabé a Joao, resumía su vida desde que estaba en la Notaría hasta lo que le podía brindar a Soledad como alcalde, y bueno, yo era la antesala del candidato en las quinientas y tantas reuniones que estuve con él.

Entonces una vez, en una de esa reuniones, siempre era él que llegaba y empezaba a cantar la décima y luego hablaba el candidato, eso ocurrió el sur occidente de Soledad. Cuando me disponía a cantar, el director de la reunión me dijo: “Un momentico aquí, usted no va a cantar nada, porque eso ya lo grabó un muchachito chiquitico que vive allá en la Plaza de Soledad, y eso no es de usted, deje eso así, que él es el que sabe”. Y vamos a ver que estaba hablando era de mí.

Como se hablado a lo largo de la crónica, la décima es un arte que se está perdiendo en Soledad. Los juglares están muriendo y el único joven decimero es Zora. No obstante Danny le contó ALDÍA.CO que tanto él como los demás decimeros, junto a la alcaldía de Soledad, lograron realizar el primer Festival Departamental de Décima en el Atlántico, lo que es un gran avance para que este arte no se pierda.

En 2016 con tan solo 23 años, Zora con ayuda de Alba Olaya de Herrera, esposa del alcalde de Soledad, logró sacar su primer libro de décimas llamado La revelación de la Décima, como él mismo dijo, era conocido.

En el pasado, la imagen que se tenía sobre los cantadores, no era buena. Estas personas eran considerados como borrachos empedernidos que simplemente deambulaban por las calles. Sin embargo, se ha empezado una labor de recobrar la décima en Soledad para quitar esa imagen de “marginados”. Por desgracia, es una tarea que apenas inicia, ya que los jóvenes no se sienten interesados por seguir este legado.

¿Por qué cree que los jóvenes no han seguido con la cultura de la décima?

DZ: Los jóvenes no se interesan por este arte, por falta de motivación de los entes educativos que existen en el departamento. En Cuba, tanto en universidades como en colegios se dictan clases de décimas, aquí no, simplemente lo nuestro, lo tradicional, es solo un hobby, y al apartarlo de nuestro legado, por ende los jóvenes no son conscientes de que la décima existe.

Por lo tanto, es importante que se hable de la décima en los planteles educativos y si se tuviera en la cuenta, habría jóvenes interesados por saber sobre este arte.

Desde que Zora empezó a incursionar en la décima ha tenido a mentores como la hija de Gabriel Segura, Paola Segura quien le brindó orientaciones sobre la décima, a su vez el compadre de ella, Jorge Eliecer Garizabalo, quien le enseñó la modalidad del dos con dos, y finalmente el juglar Eduardo Guerrero, quien desde entonces más que su amigo, se ha convertido en su hermano. Zora cuenta que después de la muerte de Segura, él buscó a Guerrero para que lo guiara.

¿Cómo ha sido su relación con Eduardo Guerrero?

DZ: Con él he vivido grandes momentos, más que un maestro, más que un amigo, es un hermano, yo lo quiero mucho y se lo digo. Porque él fue una de las personas que creyó y cree en mí. Durante mi primer festival de décima en 2012, en Malambo. Guerrero era jurado, yo ocupé el segundo lugar y en ese entonces, él me dijo que iba a ser un gran decimero en el municipio de Soledad.

Según cuenta Zora, lo dicho por Guerrero fue comprobado este año, cuando ambos participaron en un concurso departamental de décima, en el que Danny quedó de subcampeón y Eduardo de campeón y este le dijo: “Yo me sentí temeroso porque estuviste a punto de ganarme”.

Ambos decimeros son grandes amigos, no sólo se ven en los concursos de décima, sino también en eventos sociales, cuando se encuentra, Zora dijo que se ríe mucho de los cuentos de Guerrero, además le agrada su forma de ser y como se expresa. De esa manera nació otra amistad de Zora, gracias a la décima.

Para este joven es un honor ser el cantador más joven de la décima, sin embargo reconoce lo importante que es, el hecho de que la décima no muera. Por lo que invita a los jóvenes a que conozcan de este maravilloso arte. Sea con décimas de amor, chistosas o jocosas Danny busca el “gancho perfecto” para atraer a los más jóvenes.

Zora aconseja a los reguetoneros que ojalá conocieran sobre la lírica o poética de la décima hicieran mejor sus canciones. “La décima es un arte demasiado exigente pero es hermoso cuando lo conoces”.

Por último este joven decimero, nos dedicó unas palabras a los periodistas.

Informado por: Krystel Orozco