Historias

La historia de “Chica”, la matrona que lleva más de 50 años haciendo fritos

Chica abre las puertas de su casa desde las cinco de la mañana para empezar con la venta de fritos.

Compartir en:
Por:

La casa de Fran­cisca Susana Ramos, conoci­da cariñosamente como Chica, es una de las más visitadas en Sincelejo. No tiene dinero, pero para ella lo importante no es tener billetes ni monedas, porque su riqueza está en la sa­zón. Decenas de personas llegan diariamente a la vivienda de la que es considerada “la matrona” de las empanadas.

Chica, de 84 años, ha dedicado cer­ca de 50 años a hacer empanadas, un arte que heredó de su mamá, Marciana Aldana.

Más allá de los condimentos, y por supuesto, los mejores ingredientes que siempre tiene en su cocina, ase­gura que el éxito de sus fritos se debe a la dedicación y el amor que siempre le ha puesto.

Indica que desde bien temprano se levantan una hija, un yerno y dos nie­tos a moler el maíz que deja en remojo desde la noche anterior, el cual combi­na con otra parte que cocina para pre­parar una masa consistente y con buen punto. No da muchos detalles de la re­ceta, es muy celosa con eso.

Luego hace el molde, algunas las re­llena con carne molida y otras con un picadillo a base de masa, ambos so­licitados por sus clientes. Esta ma­sa de maíz puro, ya convertida en empanada, la frita en un caldero y en un fogón de leña con un aceite no tan caliente y cuando están, las saca con una puya quedando cro­cantes.

Desde las 5:00 de la maña­na cuando abre las puer­tas de su casa están llegando personas a buscar las em­panadas con las que muchos desayunan ya que su distin­guida cliente­la quiere evitar aglo­meraciones de personas de todos los barrios, por eso algunos desde el día anterior las encargan, es­pecialmente personas de otros municipios.

Cada empanada tiene un precio de $300 y las arepas de huevo $2 mil, algunas prepara­das con cebolla y carne o al gusto de cada cliente.

Esta mujer de una gran lucidez mental y quien desde bien tempra­no lee en voz alta las noticias que son publicadas en el periódico AL DIA, diario que no falta en su casa, dice en medio de una de esas carcajadas que la caracterizan, que seguirá fritando empanadas hasta que Dios se lo per­mita, por eso antes de comenzar su trabajo se encomienda al Creador y a la Virgen del Socorro, la patrona de Sincé, para que todo le salga bien.

Asegura que tiene un excelente esta­do de salud. “Desde pequeña en mi ca­sa nos acostumbraron a comer natural y en especial animales del campo, eso hace que uno se conserve, pero ahora no se puede pensar lo mismo porque la mayoría de las comidas son desecha­bles a base de químicos que afectan la salud produciendo muchas enferme­dades”, manifiesta con toda autoridad producto de su experiencia.

Chica Ramos no solo hace empa­nadas en horas de la mañana, cuan­do se desocupa de estas prepara chichas de maíz puro con agua caí­da del cielo, porque dice que el agua del acueducto no sirve pa­ra su preparación. Las vende en una tienda que hay en su casa y al igual que las empanadas tienen mucha demanda. Chi­ca seguirá haciendo lo que mejor sabe hacer, y por supuesto, dejando hue­lla en la historia de su pueblo, complacien­do el paladar de sus clientes.

Por: Laura Toscano Monterroza