Historias

Steven, el perrito que sobrevivió al atentado en Barranquilla

Permaneció 10 días en una clínica veterinaria en Barranquilla, luego del atentado en la Estación San José. Actualmente se encuentra en una guardería canina en Soledad, Atlántico.

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Del ‘Negro’ y el ‘Mono’ solo quedan recuerdos, con Steven, las esperanzas siguen vivas.

Estos tres caninos eran los guardianes que custodiaban la Estación San José. Ladraban en las madrugadas avisando un hecho inusual, acompañaban a los uniformados a cualquier hora y hasta formaban junto a ellos.

El ‘Negro’ siempre fue el líder. Llegó a su fin el pasado 27 de enero de 2018 después de que detonaran dos artefactos explosivos de manera simultánea en la Estación San José. Junto a él también cayó su compañero el ‘Mono’.

En ese sábado gris fallecieron seis uniformados y resultaron heridos 48.

La llegada al barrio

Steven, el sobreviviente, llegó en diciembre del 2015 al barrio San José. El sol estaba por esconderse, eran las 5 p.m. de un día que nadie recuerda, y el cachorro, de tan solo siete meses, con sus patas cortas y su pelaje blanco, llamó la atención de Joshua y Helmut, los hijos de Yully García Quiroga, quienes lo acogieron durante tres días.

Las puertas cerradas y su “espíritu libre” no le permitían continuar en aquel hogar, así que prefirió llevar una “vida alegre”.

Visitaba de a ratos a la señora Lourdes Roca Castillo y cuando ya había saciado su hambre se iba a casa de Iván de Jesús Agudelo Agudelo para un respectivo baño.

La calle fue la opción que escogió, hasta que se dio cuenta de la casa que estaba ubicada en la esquina, específicamente en la carrera 21B No. 39 - 08.

Ahí vivía la familia Mora Acosta, dueños de un restaurante concurrido por policías, que se deleitaban de la sazón de la señora Yolanda Acosta.

En esa casa vivió desde aquel entonces, sin dejar de lado sus salidas frecuentes. “Él no respetó pinta, se metió a la casa y nosotros lo metíamos en el patio, pero lloraba porque quería salir. Él es un alma libre y lo asumimos así, iba, volvía y todas sus necesidades básicas estaban resueltas en la casa”, dice Yina Mora Acosta, su benefactora, hasta que tuvo que partir a Medellín en el 2017.

Una decisión difícil para esa familia, y sobre todo para Yina, que lo puso en adopción antes de irse a la ciudad de la eterna primavera, pero no encontró quién se quedara con él.

Fue desde entonces, que Steven, que tiene actualmente tres años y cuatro meses quedó al cuidado de todo el barrio y de la Estación San José. También por gusto, pues un señor, que no fue identificado, se lo iba a llevar a una finca, pero Steven salió huyendo.

“Ir, volver, correr ese es su modus operandi. Le gusta el bembé y el desorden”, cuenta Yina.

Mientras que Iván de Jesús Agudelo Agudelo explica el por qué de su interés por estar en la Estación San José.

“Llegaba porque los uniformados le daban su pedazo de salchichón en la mañana. ‘Negro’, ‘Mono’ y él andaban juntos y estaban gordos porque los de la 1 p.m. y los de las 6 p.m. les daban comida. Veían uniformes y salían detrás de ellos”.

Su raza se desconoce, pero de lo que no hay duda es de la “ansiedad que manejaba por irse a corretear a las perras callejeras”.

Por todo lo anterior, el día del atentado provocado por el ELN, el barrio sufrió al ver al ‘Negro y al ‘Mono’ caídos y a Steven a punto de fallecer.

“Una vecina vino a decirme que Steven estaba sangrando, y empiezo a buscarlo y a chiflarlo, porque así responde él, al ver que no venia mis hijos fueron a llamarlo, se pasearon todas las manzanas, no lo encontrábamos, pero al rato me dijeron que se había metido donde la señora Lourdes. Llegaron a curarlo y no se dejaba. Como tenía que irme, lo dejé con mi hijo, pero lo soltaron y Steven se fue corriendo, después dicen que una señora se lo llevó”, relata Yully García Quiroga.

Aquella señora, de la que habla Yully, fue Rosalba Carillo, una animalista que lo encontró debajo de un camión de la Policía y luego lo trasladó a la veterinaria Animal Rescue.

Allí lo atendió Humberto Valencia, psicólogo canino. “Ingresó el mismo día del atentado, a eso de las 3 p.m., presentaba hemorragia en su oído derecho y el recto. Además de tener esquirlas del explosivo en su cuerpo. No tenia muchas esperanzas de vida por lo complejo de su estado, pero después de 10 días de hospitalización salió ileso, pero sin escuchar a la perfección por uno de sus oídos, con problemas de conducta y algo de trauma”, explicó.

Hoy, se encuentra en una guardería canina, en Soledad, Atlántico, donde recibe los cuidados de Rosalba Carrillo y Daniela Teherán.

Aunque ahora el mínimo sonido de la campanita del carro de helados lo asuste, y no pueda recorrer las calles como antes, lo acompaña la esperanza de pertenecer a un hogar en Cali al lado de Claudía Vásquez. Ojalá allá sus patas se muevan a ritmo de salsa así escuche poco.

Información de Hellen Benavides.