¿Qué Pasa?

El acoso escolar más conocido como ‘bullying’ es una realidad

Enseñarles comportamientos respetuosos a los hijos también es importante.

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Pegar, ridiculizar, hacer chistes nocivos y hasta excluir de grupos sociales son algunos de los calificativos que conllevan al bullying o acoso escolar. Este fenómeno que golpea a las regiones del país se ha convertido en un flagelo que cobra suma importancia en la esfera pública.

El caso más reciente de bullying que terminó en tragedia ocurrió en Montería, donde una niña de 12 años tomó la decisión de acabar con su vida lanzándose de un séptimo piso porque sus compañeros de colegio le decían “gordita”.

Escarlata Álvarez, secretaria de Educación Municipal de Sincelejo, indicó que efectivamente reciben de las instituciones educativas los casos de acoso escolar, sin embargo, el consolidado total no lo manejan debido a que son temas que se tratan a nivel interno de cada colegio, es decir, en el Comité de Convivencia Escolar que es liderado por el rector, docentes y padres de familias.

Así las cosas, el comité se encarga de activar la ruta para solucionar el inconveniente, ya que aquí son casos sencillos. Aseguró que en Sincelejo estos casos de manera compleja no se presentan gracias a que según Álvarez, la Secretaría de Educación Municipal, le trabaja fuerte al tema de manera transversal con los proyectos de convivencia escolar, de ciudadana, de formación al ciudadano y de cátedra de la paz, con el fin de generar ambientes escolares sanos y fomentar la tolerancia entre los niños.

Dijo que a su dependencia, a través del Comité Escolar Municipal, le llegan los casos tipo 3 relacionados con el consumo de sustancias sicoactivas, el microtráfico y abuso sexual. De este comité hace parte el Instituto Colombiano de Bienestar Familiar, (ICBF), las secretarías del Interior y Salud, la Po licía de Infancia y Adolescencia y las comisarías de familia, todos estos actores estudian los casos que ya trascienden al bullying.

Una vez que se encuentren vulnerados los derechos de los niños activan la ruta. El ICBF, si es el caso, inicia con el proceso de restablecimiento. “En algunos hechos remitimos los procesos a la Secretaría de Salud. Y en ocasiones dependiendo del hecho compulsamos copia a la Fiscalía, porque son delitos de tipo penal”, señaló.

En el tema del consumo de sustancias alucinógenas le trabaja a la campaña de la importancia de decir no. “Aquí les brindamos las herramientas para que tengan la autoridad y voluntad de decir no ante situaciones como esta”.

CASOS DEL 2018

En el primer semestre de 2018 al Comité han reportado 5 casos, los más complejos: 4 de ellos por consumo y uno por microtráfico, mientras que en el 2017 manejaron 10 situaciones, 6 por microtráfico, uno por consumo y 3 por abuso.

La jefe del despacho informó que en las instituciones educativas Nueva Esperanza y Altos del Rosario, ubicadas en las zonas sur y norte de Sincelejo, trabajan arduamente en el bullying, lo que ha permitido disminuir estos índices.

Íngrid Rivera, rectora de la Institución Educativa Nueva Esperanza, señaló que durante este año se han presentado 3 casos: 1 en primaria y 2 en la secundaria, estos fueron llevados por coordinación y trabajo social.

Refirió que se han presentado otras situaciones que las han tratado a tiempo y no han pasado de ser altercados pasajeros entre compañeros. Por ello, a través del Comité de Convivencia le apuestan a los programas de “Entornos protectores”, del Icbf, “Creando Futuro, Seguridad Ciudadana” de la Fiscalía y Secretaría del Interior, y a nivel institucional realizan el proyecto “Valores en movimiento”, para promover el respeto por las diferencias personales y de género, además de fomentar la diversidad cultural. En lo concerniente al bullyng trabajan las capacidades físicas a través del slogan “Mente sana en cuerpo sano”, en el que realizan actividades deportivas, danza y teatro.

En los casos urgentes siguen la ruta de atención del decreto 1620 y cuentan con el acompañamiento de Policía de Infancia y Adolescencia e Icbf.

ACCIONES FRENTE AL ACOSO

El bullying o acoso verbal afecta física y emocionalmente en diferentes ambientes, en especial, durante la etapa escolar y las consecuencias son daños sicológicos que impactan en la parte emocional del individuo acosado, refiere Juana Ricardo Arrieta, sicóloga.

Según ella, para saber si mi hijo es víctima de este flagelo, debo estar atento a los comportamientos que tiene en la casa. “Debemos preguntarle a los muchachos todos los días sobre las tareas, su rutina, hablar sobre las relaciones interpersonales con sus compañeros y profesores. Cuando un padre tiene buena comunicación con su hijo, tendrá mayor discernimiento para entender sus cambios emocionales”, precisó.

Aseguró que a veces los familiares desconocen lo que padece su pequeño, porque los padres están ausentes, solamente cumplen con dar la parte económica y en proporcionar un buen colegio, pero no le hacen seguimiento a los docentes y a los lineamientos de la institución.

Para contrarrestarlo, enfatizó que en la vida familiar se debe replantear el vocabulario que se usa con los hijos, este debe ser positivo para que fortalezca su autoestima. Hay que motivarlos a respetarse y a quererse así mismo.

“Saber si mi hijo es el agresor, depende de la transferencia de comportamiento que se les imparta como padres, pues los niños aprenden por lo que ven y no por lo que se les dice. Entonces cuando se es un padre maltratador, lo más probable es que los infantes lo aprendan y eso es lo que va a reflejar. Si es grosero y responde de manera agresiva, de esa forma será el ejercicio en el colegio y lo hará con sus compañeros”, sentenció.

El que hace bullying tiene también una afectación emocional, ya que es un problema de superioridad, tiene bajo autocontrol, no tiene empatía ni sabe llegar a las personas. Tiene tendencia a una conducta violenta además de ser impulsivo, su rendimiento académico es bajo. Además tiene actitudes desafiantes frente al profesor y compañeros. Estas conductas son fáciles de identificar en las aulas de clases, no sé por qué ante estas situaciones los docentes no toman la iniciativa de enviar a estas personas a sicología.

Con información de: Lina Marcela Peña Zubiría.

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