¿Qué Pasa?

La familia que ayudó durante la explosión de la buseta trata de sobrevivir

De los 13 quemados, cuatro han fallecido.

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Treinta y dos días después de que una buseta que cubría la ruta San Onofre-Sincelejo se incendiara frente a las casas de los Ozuna, ubicadas a un costado de la vía que conduce a Tolú, a la altura del barrio El Salvador, en Sincelejo, las secuelas de la conflagración son evidentes.

El olor a humo, la sensación de fogaje y las hojas ahumadas de algunas plantas y de los barrotes de madera que hacen las veces de reja en la entrada, son el recuerdo de esa tragedia que se apostó frente a sus casas cuando ellos reposaban el almuerzo el pasado 7 de septiembre.

En el interior de estas humildes propiedades las secuelas de la quema de la buseta por cuenta de una falla mecánica que a su vez generó el estallido del tanque del combustible se hacen más evidentes, pues han regresado a ella los hermanos Fernando y Orlando Ozuna Ruiz, dos de los 13 quemados que dejó la conflagración que ya ha cobrado la vida de cuatro voluntarios.

Ambos estuvieron internados en clínicas de la ciudad de Barranquilla. A Fernando le dieron de alta hace 11 días y el viernes tuvo una cita de control con una médico cirujana plástica y reconstructiva que le entregó tres fórmulas médicas que aún no ha podido comprar porque no tiene recursos para ello; mientras que Orlando, el que más quemaduras tuvo, retornó a casa hace cinco días y este martes 11 de octubre tiene cita en Barranquilla, pero por no tener dinero ya pidió que se la reprogramaran.

SIN RECURSOS Y SIN AYUDA

La situación de estos dos héroes que expusieron, sin pensarlo, sus vidas, y que le dan gracias a Dios por haberles dado una nueva oportunidad, no es la mejor, pues la falta de recursos no les permite tener el tratamiento que requieren y así como corre el tiempo, les corre la picazón por sus cuerpos al no tener las medicinas, en especial cremas, con las que apaciguar el ardor y tampoco un aire acondicionado que les ofrezca la temperatura que les han recomendado.


Fernando se quemó los brazos, manos, piernas, pies y cuello

El techo de zinc en la casa tampoco les ayuda, pero aún así le dan gracias a Dios por la vida que tienen y esperan en él una pronta recuperación para salir a trabajar y poder sacar adelante a sus hijos.

A su escasos 23 y 24 años los hermanos Ozuna Ruiz afrontan las secuelas de un hecho que llegó a la puerta de sus casas para causarles un daño por el que nadie ha respondido, no les han dado, dicen ellos, ni una bolsa con agua.

En sus mentes, en especial en la de Orlando, está presente lo ocurrido en el inicio de esa tarde. Es una situación que le da tantas vueltas en su cabeza que los médicos llegaron a pensar que podía terminar con un daño neurológico, pero admite que las cosas han mejorado y que las pesadillas que vivió en los hospitales mientras estuvo en cuidados intensivos han desaparecido.


Orlando tuvo quemaduras en rostro, espalda, brazos y piernas

“Ese es un dolor que no se lo deseo a ninguno. Los primeros días fueron horribles, yo gritaba y los médicos decían que iba a terminar loco, pero ya gracias a Dios me siento un poco mejor. Le pido a Dios que me saque de esto”, anota Orlando en medio de un sollozo con el que recuerda los días en que los pedazos de su carne, en especial de los labios, se le caían solos

Por su parte, Fernando, sentado al pie de un abanico que le imprime la frescura que necesita para apaciguar el ardor por las quemaduras que tuvo en sus brazos, antebrazos y manos, advierte que durante los 14 días que estuvo internado en Barranquilla le aplicaron vaselina porque las quemaduras fueron menores que las sufridas por su hermano.

Dice que la onda explosiva no lo quemó tanto como a Orlando porque él estaba frente a la buseta y las llamas salieron del lado izquierdo de la buseta, justo donde estaba Orlando.

En el interior de la buseta de placas SKR-037 afiliada a la empresa Cootraisan no viajaba ningún familiar o allegado a los Ozuna y tampoco a los otros lesionados, pero aún así los 13 que resultaron quemados salieron a ayudar a sofocar las llamas y terminaron, de un momento a otro, envueltos en ellas. José Daniel Ríos, José Germán Teherán, Luis David Vitola y Jorge Luis Rodríguez, son las cuatro víctimas mortales que ya deja este lamentable hecho.

Por:

María Victoria Bustamante Fernández

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