¿Qué Pasa?

Le da ‘muñeca’ y no la deja vivir en paz

Elisa de León ha denunciado varias veces ante la Fiscalía a Carlos Aragón por violencia intrafamiliar.

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Luego de un año Elisa Rosa de León Pacheco aún siente vivo el dolor del primer golpe que le dio Carlos Aragón Varela; sobre todo porque él se las ingenia para recordárselo cada vez que puede.

Contó Elisa que no recuerda bien por qué empezaron a discutir ese día, pero sí tiene claro el momento en el que él le pegó en la cara con un teléfono celular.

“Me cogieron dos puntos por fuera y diez puntos por dentro. Esa vez lo denuncié y estuvo dos días preso. Después la hermana me llamó y me dijo que necesitaba hablar conmigo. Yo no quería ir porque no sabía si él iba estar ahí”, relató la mujer de 39 años.

La hermana de Carlos le decía que él seguía en prisión, pero cuando Elisa estaba a punto de irse del lugar, apareció el hombre de 43 años.

“Ahí cogió un cuchillo y me dijo que si yo me iba, me iba a levantar a puñaladas y que si no me podía hacer nada en el momento, me iba a matar a mi hijo. Yo traté de no forzar las cosas para que no me fuera a hacer un daño a mí y a mi hijo, así que me quedé donde la hermana y, aún delante de ella me golpeó otra vez”.

Es probable que ese día Elisa no se imaginara que le esperaban siete meses más de golpes y temor permanente, pero sí entendía que el abuso había empezado mucho antes.

“Eso fue en enero, pero el maltrato comenzó hace más o menos un año. Al principio no le daba tanta importancia, pero siempre me decía palabras muy fuertes. Yo le preguntaba por qué me trataba así y él decía que era lo que yo merecía. Todas las discusiones eran así, se detenían los abusos por dos o tres semanas y luego por alguna rabia, volvía a hacerlo”, afirmó la mujer con voz quebrada.

Desde entonces, Elisa Rosa tuvo que soportar golpes, gritos, palabras hirientes y demás formas de abuso por temor a que alguno de sus cuatro hijos resultara herido por el hombre con el que convivía desde hace dos años.

Otra denuncia

En esas pasaron semanas infernales en las que, incluso, según afirmó a este medio, él intentó matarla.

“Yo ya no quería permitir que estuviera en mi casa y me maltratara, porque incluso le pegó a mis niñas, por eso me interponía; entonces, me golpeaba a mí. En una madrugada tomó una almohada, me la puso en la cara y me estaba asfixiando. Esa noche nadie se dio cuenta, me salvé porque logré zafarme como pude”, relató.

Todos los maltratos y las diferentes formas de abuso hicieron que ella lo echara de la casa, pero Carlos, intentando evitar la separación, le escondía sus documentos personales.

Pronto Elisa no aguantó más y decidió interponer una nueva denuncia contra Carlos ante la Fiscalía el 9 de agosto de este año.

En el proceso la víctima recibió una calificación de riesgo extremo y la Fiscalía le entregó una orden para recibir acompañamiento policial; sin embargo, aseguró Elisa que cuando se acercó a la Policía a solicitar el acompañamiento, solo le dieron el teléfono del cuadrante.

“Yo tengo entendido que el acompañamiento policial es que los patrulleros deben monitorearlo a uno cada 20 o 30 minutos, pero aquí no llegan los del cuadrante. Uno los llama y no vienen”, afirmó.

También dijo que el 27 de agosto le dijeron que la fiscal había solicitado orden de captura contra el agresor, pero que aún está a la espera de que un juez permita proceder con la aprehensión.

Es una de mil

Elisa Rosa vive en el barrio Nueva Esperanza de Soledad y es una de las 264 mujeres que, entre enero y junio de 2019, denunciaron ser víctimas de violencia intrafamiliar en este municipio, según cifras de la Policía Nacional. Estos casos se suman a los 814 de Barranquilla y sus alrededores, para un total de 1078 mujeres violentadas por familiares, que se han registrado durante este periodo en el Atlántico.

Hoy, Elisa intenta a evitar a toda costa que Carlos se acerque a su casa, pero se siente desesperada e indefensa, tanto así que desde hace un mes no trabaja porque no puede salir de su casa.

“Yo no he visto resultados. Solo me entregan un documento y un número de teléfono. El día que él se me metió en la casa si yo no logro sacarlo todavía estuviera aquí agrediéndome. Llamé al cuadrante como cinco veces y nunca llegó. Yo solo quiero que esto termine, porque si ellos no encuentran que me están matando, no se lo pueden llevar”, dijo resaltando que ahora solo cuenta con el apoyo de sus vecinos quienes permaneces alerta ante su situación.

Por *Camila Luque Rozo