¿Qué Pasa?

Por un lío de plata Liz Carolina habría matado a su esposo

Policía y vecino tienen versiones distintas del asesinato.

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Las agresiones verbales y físicas entre Mario Alfonso Ibarra Rebolledo y Liz Carolina Pacheco eran el pan de cada día en la relación sentimental que compartían. Por eso los vecinos ya ni se inmutaban de los gritos y golpes que se escuchaban tras la puerta del apartamento donde residía la pareja, carrera 15 No. 112A - 24, barrio Los Ángeles II.

El más reciente episodio de agresión mutua ocurrió a las 3:30 de la tarde del miércoles, cuatro horas antes de que Liz Carolina matara a balazos a Ibarra.

Como en otras ocasiones, siguió diciendo el testigo, la pelea se zanjó de un momento a otro, “y al rato andaban como si nada”. Sin embargo, a las 7:40 de la noche el ambiente volvió a tornarse tenso.

El occiso alardeaba en su cuenta de Facebook con armas | Facebook

Del humilde apartamento cubierto con techo de zinc, pintado de blanco y puerta de aluminio, los vecinos oían ruidos de golpes y gritos. Pasados 10 minutos se escucharon dos detonaciones de revólver, y enseguida del inmueble salió nerviosa Liz Carolina. Encendió una moto Bóxer de color negro, de propiedad de su marido, y se marchó del lugar.

Los vecinos ingresaron inmediatamente al apartamento y en una de las habitaciones hallaron malherido a Ibarra. Lo auxiliaron y trasladaron al Camino Suroccidente, del barrio El Pueblo, pero ya estaba sin signos vitales. Esta versión contada por vecinos de la pareja contiene detalles distintos a la hipótesis que desde ayer a primera hora venía manejando la Policía Metropolitana de Barranquilla.

SUSTRAJO UN DINERO

El comandante (e) de la Policía Mebar, coronel José Luis Palomino, no se refirió a la pelea previa al ataque criminal. El oficial aseguró que la mujer habría aprovechado que Mario Alfonso estaba dormido, “sustrajo un dinero, le disparó en dos ocasiones, y se dio a la huida”.

Subrayó igualmente que durante la semana la pareja había tenido varias rencillas. Palomino aseguró también que Ibarra Rebolledo registraba anotaciones judiciales por hurto, lesiones personales y porte ilegal de arma de fuego.

El occiso, de 30 años, alardeaba en sus perfiles de redes sociales con armas de fuego, en compañía de amigos. Y aunque los vecinos sostienen que Liz era una celópata, él también le daba motivos, pues era galante con las mujeres del barrio. Parece ser que este homicidio, reforzado con lo expresado por la Policía, está lejos de ser un lío de faldas y se ajusta más a una diferencia de tipo económico. Hasta ahora se desconoce el paradero de la mujer.