¿Qué Pasa?

REPORTAJE | La muerte de Emiro, una historia de traición que sigue viva

La Fiscalía espera resolver este caso que tiene conmocionada a la sociedad sucreña

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Hace unas semanas la Policía llegó a Buenavista a capturar a dos de los presuntos implicados en el asesinato del ganadero Emiro Cerro, reconocido por sus animales de lidia. Los detenidos fueron Mauricio Sierra Payares, el conductor de Cerro; y un joven de 17 años, cercano a su familia.

Al mismo tiempo, en el barrio Venecia, en Sincelejo, era capturada Yerlin del Carmen Galindo Durán, 37 años,esposa de Cerro y madre de sus últimos hijos, de 19 y 12 años.

La historia de amor de los Cerro Galindo comenzó cuando la joven tenía 15 años y estudiaba en el Colegio Departamental de Bachillerato de Buenavista. Ella había venido de Venezuela con sus hermanas menores y, tras la muerte de su mamá, quedaron al cuidado de sus tíos. A sus 16 años Yerlin se fue a vivir con el ganadero que para ese entonces tenía 48.

La mayor parte del tiempo a la pareja se le veía junta, sus días transcurrían entre Sincelejo y Buenavista. Cerro se dedicaba sus días a la ganadería y al cuidado de sus haciendas: La Tentación, Barro Blanco, Cartagena, La Pista, La Montañita y otras en la rivera del Magdalena, donde se crían una de las más importantes ganaderías de la Región Caribe, La Tentación. A lo largo de su relación se dieron varias separaciones, una antes de la muerte del ganadero, pero al tiempo se les volvió a ver juntos.

EL ASESINATO DEL GANADERO

En el pueblo, uno de los más pequeños de Sucre,era conocido que el ganadero tenías más mujeres y últimamente se rumoraba que entre su esposa y el conductor había una relación sentimental. El 11 de junio de 2016 el cadáver de Cerro fue encontrado en la vía que de Buenavista conduce a Magangué, en el sector de Juan Arias, frente a su hacienda La Tentación. En ese momento se dijo que el ganadero había sufrido un infarto y el vehículo tuvo una falla eléctrica y se incendió; pero entre sus coterráneos la percepción fue otra: “a ese cuento le falta un pedazo”, decían.

Pasadas las nueve noches de Cerro, no se volvió a hablar de una muerte accidental: en Buenavista afirmaban que se trató de un homicidio, “a don Emiro, lo mataron”, repetían. Estos rumores fueron corroborados por la Fiscalía Novena Seccional de Corozal, que en las audiencias preliminares contra Galindo y Sierra relató que el 10 de junio, Cerro, su conductor y un joven de 17 años llegaron a la finca La Montañita a entregarle dos pimpinas de ACPM al tractorista.

Sierra solo le entregó una pimpina, por lo que el tractorista le dijo a Cerro que hacía falta más, y este prometió traerla más tarde, sin percatarse que la faltante estaba en la parte de atrás, al parecer, con un fin macabro. Al salir de la finca con sus dos acompañantes, Cerro llamó a uno de los empleados de La Tentación a preguntarle qué comida había hecho, y él le respondió que carne desmechada con arroz, la comida preferida del ganadero. Ante esta tentadora respuesta, Cerro le dijo al trabajador que regresaría pero esto nunca sucedió, y desde entonces sus familiares no supieron más de su paradero.

LO QUEMARON

La incertidumbre duró hasta las 7:00 de la mañana del día siguente cuando una patrulla de la Policía halló la camioneta Toyota Prado de color gris plateado, de placas AXM-244, metida en una cuneta con las puertas y ventanas cerradas, por lo que tuvieron que abrirlo por detrás, y encontraron el cuerpo sin vida de Emiro. Un testigo, quien pidió reserva de identidad, dijo que iba en su motocicleta hacia Juan Arias, Magangué y vio cuando detrás de una camioneta gris se movilizaba muy cerca un hombre en una moto, al parecer el joven de 17 años, de quien creyó iba a cometer un atraco a los del carro y decidió apagar su vehículo y esconderse en un matorral para ver el desenlace.

El testigo vio que el joven atravesó la motocicleta a la camioneta y de esta bajó un hombre blanco y gordo, quien, según el reconocimiento fotográfico sería Sierra. Entre ambos, cargaron a un hombre mayor de edad y lo pusieron en el puesto del conductor, el gordo sacó una pimpina de la parte trasera del vehículo que contenía un líquido con el que roció al señor y el carro, y echaron fuego.

La Policía realizando el levantamiento del cuerpo de Cerro | Archivo

“Al hombre mayor se le prendió fuego en la parte de las piernas y con un poncho trató de mitigar las llamas”, le dijo el testigo a la Fiscalía. Los estudios médicos legales determinaron que el cuerpo de Cerro fue puesto en el lugar de los hechos porque no tenía las características propias de una persona expuesta a altas temperaturas, su posición era desprevenida y no rígida, como suele suceder en estos casos. Los peritos concluyeron que su muerte se dio por asfixia mecánica.

Pero, para la Fiscalía las pruebas no paraban ahí, según su relato, Sierra tomó el mando en la preparación de los alimentos el día del sepelio de su patrón, escogiendo hacer el sancocho, algo que era inusual; minutos después, los demás empleados lo encontraron mojado de la cintura para abajo, aduciendo que se había quemado con el agua caliente, pero no convenció a sus compañeros que testifican que acababa de poner la olla al fogón y era increíble que resultara con quemaduras de segundo y tercer grado como las encontradas en el cuerpo de Cerro.

¿ROMANCE CLANDESTINO?

Lo que más sospecha generó entre los empleados fue que Sierra no quiso ir a un centro asistencial para que le hicieran las curaciones a las quemaduras que supuestamente le había causado el agua del sancocho, por lo que estas se le infectaron y fue solo en ese momento cuando fue al hospital de Magangué.

Aldemar Alfaro, defensa de Galindo, dijo insistentemente que esta no tenía una relación con el conductor ni había indicios para creer que participó en el crimen. Pese a ello, la Fiscalía expuso que antes, durante y después del crimen hay un registro de 1.146 llamadas salientes y entrantes entre ellos, mientras que con su esposo, solo 134 veces.

Una de esas llamadas fue una gran prueba para el ente acusador, así como la insistencia de Galindo para que el celular de su esposo le fuera entregado.

En el carro donde fue encontrado el cuerpo de Cerro permanecía su celular, y en una de las conversaciones de WhatsApp con su esposa había unos delatadores mensajes que fueron revelados por la Fiscalía:.

Galindo

: “A mí me vale m (impublicable) lo que digan los trabajadores de mí”.

Cerro:

“¿Es verdad que te comes a Mauro?”.

Galindo:

“Ya no quiero vivir más contigo, estoy aburrida de tanta humillación”.

Así mismo el ente acusador sostuvo que cuando Cerro se enteró que su esposa tenía una relación con el conductor, fue evidente su cambio, la empleada doméstica lo notó desganado y triste, y alertó a sus otros compañeros que estuvieran atentos a Sierra que podría matar al patrón.

La Fiscalía aseguró en todas las audiencias que tiene fotografías que demuestran la relación entre la patrona y el conductor, pero no fueron dadas a conocer. Este cúmulo de pruebas, que al decir del ente acusador son solo algunas de las muchas que tiene, llevaron al Juzgado Promiscuo Municipal de Buenavista, en cabeza de Berta Oviedo Coley, a dictarle medida de aseguramiento en establecimiento carcelario a Galindo, quien no aceptó los cargos por homicidio agravado como determinadora.

Sierra, aunque fue llevado a audiencias junto con ella, quedó en libertad en las audiencias de legalización de captura, por un error en la transcripción de su cédula. El joven de 17 años, el primer procesado, no aceptó cargos por homicidio agravado y fue recluido en un centro de internamiento preventivo.

Este medio conoció que ya está en firme la nueva orden de captura contra Sierra, y con ello quizá sean revelados los últimos detalles de este crimen que un año después de ocurrido sigue dando de qué hablar.

Por: Laura Toscano