¿Qué Pasa?

Tragedia: niña se agachó en mitad de la vía y el conductor de una 4x4 no la vio

La menor estaba recogiendo un dulce que acababa de comprar en la tienda.

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En la calle 80 con carrera 6E hay un silencio absoluto. Con monosílabos y pocas señales, vecinos del barrio El Bosque hacen alusión a la mancha de sangre que dejó en la calle el accidente que le costó la vida a una niña de tres años a las 7:30 p.m. del martes.

La pequeña —cuentan testigos— se agachó a recoger un dulce que minutos antes había comprado en la tienda. El conductor de una camioneta Mitsubishi 4x4, blanca, de placas CLA 966, al parecer no se percató de la presencia de la menor y la arrolló cuando acababa de salir de la casa de un familiar de la nena.

Desde la cocina se escucharon los gritos que alertaron a una de las tías de la desgracia. Al salir a la puerta vio el cuerpo de su sobrina en la mitad de la vía y a Jonathan Velásquez, quien conducía el vehículo, en estado de shock. “Como el carro es alto a la niña no la vieron. Era chiquitica”, dijo la mujer conteniendo las lágrimas.

Con un trauma craneoencefálico severo, golpes en tórax, abdomen y politraumatismos la trasladaron en una motocicleta a la Clínica San Ignacio; por la gravedad de las heridas la remitieron al Camino Adelita de Char, adonde no alcanzó a llegar con vida.

Tras el accidente fue necesaria la intervención de la Policía para que la comunidad no linchara al hombre que vive a pocas cuadras del referido sector. Velásquez, quien se dedica a la compra y venta de vehículos usados, se entregó a las autoridades judiciales.

PASABA LA TARDE DONDE LOS ABUELOS

Era usual que la menor pasara las tardes en la casa de sus abuelos maternos. Cuando terminaban las clases de la guardería a las 4 p.m., su padre la buscaba en la motocicleta en la que trabajaba como mototaxista y se la llevaba para la casa situada en la carrera 5E con 74B en La Sierrita. Un par de horas después la llevaba a la vivienda de la familia de su esposa en el barrio El Bosque, a unos pasos de donde ocurrió el accidente. “Todos los días después de 6 de la tarde a la niña la traían a la casa. Ahí pasaban las noches”, añadió el abuelo de la infante.

Para sus padres se trató de un evento desafortunado del que no se empeñan en buscar culpables. Por ahora solo intentan enfrentar el dolor que deja su ausencia y ocuparse de los trámites requeridos para reclamar sus restos en las instalaciones de Medicina Legal.

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