¿Qué Pasa?

Un conductor arrastró debajo de su camioneta a un regulador de tránsito para evitar una multa

Luis Torres Brito logró mantenerse agarrado del vehículo por casi un kilómetro.

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La intolerancia del conductor de una camioneta con placas de Ve­nezuela que fue requerida por un regulador del Tránsito municipal de Riohacha, estuvo a punto de acabar con la vida del servidor públi­co, debido que el chofer hizo caso omi­so al llamado y por el contrario aceleró el carro advirtiendo que si no se apar­taba se tendría que enfrentar a las con­secuencias.

El hecho que se presentó a las 11:45 de la mañana involucró a una camione­ta Ford Explorer de color gris y placa AD760TA de Venezuela. La versión que se entregó por parte de las autoridades indica que el conductor del vehículo, quien responde al nombre de Juan de Dios Quintero Brito, de 23 años, inicial­mente había chocado con un automóvil Renault Sandero de color blanco y pla­cas RHD-413 de Riohacha.

Después del accidente, el conductor fue requerido para que entregara docu­mentación y los demás procedimientos que se usan en ese tipo de situaciones, pero en cambio, le pidió al agente que se apartara o se lo llevaba por delante, según narraron los testigos, y aceleró cumpliendo la amenaza.

Cuando el regular vio que ya lo esta­ba arrollando lo que hizo fue agarrarse inicialmente de la defensa del carro, pe­ro luego fue derribado y cuando el carro pasaba por encima de su cuerpo, tratan­do de salvarse, se agarró de lo primero que encontraron sus manos: de la varilla estabilizadora de la dirección. Allí se aferró con fuerza para evitar lo que pensaba era su inevi­table muerte si dejaba que el carro pasara por encima.

Luis Torres Brito, de 37 años , nombre del regulador, fue arrastrado debajo de la camioneta por un trecho aproximado a los 950 metros, confirmó el coman­dante de la Policía de La Guajira, coro­nel José García Mendivielso.

El primer accidente ocurrió fren­te al sitio conocido como la Bomba La Unión. De allí, tratando de evadirse cir­culó por la carretera Troncal y cuando estaba frente a la emisora Radio Delfín, se encontró con un carro de mula car­gado de material para reciclar.

Hizo un viraje evitando golpearle de lleno. Pe­gó en una esquina del carro de tracción animal lanzando al burro a un lado de la vía y allí perdió el control del carro por lo que el automotor se volteó de lado.

Una patrulla del cuadrante ya lo per­seguía, al igual que varios mototaxistas, y al llegar al sitio unos salieron en ayu­da del hombre que había sido arrastra­do casi un kilómetro y otros fueron tras el conductor, quien apenas vio volteado su vehículo salió y trató de huir por las calles del barrio Ranchería.

En poco tiempo fue alcanzado por la comunidad. Varios hombres quisieron castigarlo haciendo justicia por su pro­pia mano y cuando iniciaba la lluvia de golpes contra el infractor, la Policía intervino salvándolo.

Entre tanto, los que se quedaron en el sitio del accidente empezaron a lanzar primero pequeñas piedras y luego todo tipo de elemento contundente contra el automotor con el que se le había causado daño al hombre del tránsito, un padre de familia que tiene dos hijos y que trataba de ejercer la autoridad delegada.

Cuando la gente rompió todos los vi­drios del carro y alguien pidió gasolina para quemarlo, ya había llegado refuer­zo policial y evitó que le prendieran fue­go al automotor.

El regulador fue traslado de urgencia a una clínica de Riohacha, donde le hi­cieron una primera intervención qui­rúrgica.

Presentaba laceraciones en to­da la espalda, pues rodó de ese lado por el pavimento por muchos metros. Los músculos de las nalgas fueron afecta­dos en un grado elevado, tiene golpes y laceraciones en la cabeza.

Los familia­res esperaban un traslado, pero ahora tienen el gran conflicto legal y es que a pesar de estar contratado no tiene segu­ridad social. El estado de Torres Brito era delicado este jueves, mientras que Juan de Dios Quintero, el chofer infractor, espe­raba en la URI que le hicieran los actos urgentes para llevarlo a la audiencia de legalización de captura, imputación de cargos y la eventual medida de aseguramiento.