¿Qué Pasa?

Un rayo le quitó la vida a dos hermanos y dejó gravemente herido a otro

El hecho ocurrió el pasado miércoles a las 5:30.

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La tragedia tocó la puerta de la fami­lia Arellanos De las Aguas cuando dos de tres hermanos que regresa­ban de sus labores de agricultura en el sector Payicio, en el municipio de San Estanislao de Kotska (Bolívar), fa­llecieron al ser alcanzados por una cen­tella el pasado miércoles a las 5:30 de la tarde, mientras que el otro quedó bastan­te lastimado.

Las víctimas fueron identificadas como Eugenio y Julio Arellano De las Aguas, de 59 y 64 años, quienes murieron en el lugar de la tragedia de manera inmediata, mien­tras que Carlos, de 89 años, el otro herma­no de los fallecidos, resultó gravemente he­rido tras la fuerte descarga recibida.

‘DESDE NIÑO LE GUSTÓ LA AGRICULTURA’

Según Antonia Escobar, compañera sentimental de Eugenio, expresó que él se dedicaba a la agricultura desde niño, pues “él siempre ayudó a su papá en esas labores”, comentaba la mujer.

De acuerdo al testimonio de Escobar, ella se enteró del lamentable hecho por­que un vecino del sector le comentó a una hija de ella, quien de inmediato se acercó hasta la casa donde vivía Eugenio, ubica­da en el barrio Torices en Arenal y entre­gó la mala nueva.

“Cuando me dicen que a Eugenio le había caído el rayo, también me comen­taron que estaba vivo y cuando pasaron por aquí en un camioncito, yo guardaba la esperanza de que estuviera vivo, dijo Escobar, quien además expresó que la confirmación de su muerte fue a las 7:30 de la noche de ese mismo día.

Lastimosamente cuando el cuerpo de Eugenio llegó hasta el hospital, el médico de turno manifestó que tanto él como su hermano Julio habían ingresado sin signos vitales, mientras que Carlos fue in­ternado en urgencias debido a las heridas.

Eugenio estuvo en Venezuela durante 24 años, tiempo en el que se desempeñó como ganadero en una finca, ordeñando vacas y posteriormente decidió regresar a Colombia, a su tierra natal para vivir con Antonia Escobar, con quien deja cua­tro hijos. El occiso era el último de seis hermanos.

SE QUEDABAN EN LA FINCA

Luisa Isabel Pérez Salazar, compañe­ra sentimental de Julio Arellano De Las Aguas, él tenía por costumbre quedar­se en la finca donde trabajaba junto a su hermano, y regresaban a los dos o tres días y volvían hasta su trabajo.

Narró la doliente que, Julio salió a las 2:30 de la madrugada de su casa ubicada en el barrio San Tropel, en compañía de sus hermanos Eugenio y Carlos hasta la finca donde laboraba el pasado martes.

El plan de los tres hermanos era regre­sar a la finca este jueves, pero no pudieron reali­zar lo planificado, pues cuando se dirigían a sus casas, fueron alcanzados por el rayo, el cual acabó con la vida de dos de ellos.

Pérez Salazar expresó que, Julio tenía varios años, al igual que sus hermanos, de estar laborando en la finca Payicio, como agricultor, oficio que desempeñó desde muchos años y que le permitía conseguir lo necesario para el sustento de su familia.

Ellos se enteran de lo sucedido porque cuando su pareja sentimental es impac­tada por la centella, un vecino del sector se acercó hasta la casa y les dio aviso so­bre lo sucedido. De inmediato uno de los hijos del fallecido fue hasta el lugar, pero ya un grupo de habitantes del municipio los estaban transportando hasta el hos­pital local, donde finalmente les entrega­rían el desalentador reporte de la muerte de su pariente. Julio deja tres hijos.

ES UN MILAGRO

El hecho de que Carlos Arellanos, que­dara con vida tras ser alcanzado junto a sus hermanos por un relámpago, fue ca­talogado como un “verdadero milagro”, por parte del médico que atiende el caso del herido, quien se encuentra internado en la Unidad de Cuidados Intensivos de la clínica Jesús de Nazaret, bajo obser­vación médica.

Con relación al “milagro” de Carlos, hay dos versiones. La primera es que según cuando los tres hermanos regre­saban de la finca, el rayo solo alcanzó a Eugenio y a Julio, pero el impacto solo provocó que el herido fuera tumbado del burro en el que se movilizaba, sufriendo un fuerte golpe en la cabeza.

Lo otro que se comenta es que, al pare­cer, Carlos no iba encima del animal, si­no que iba detrás del burro, por lo que al caer el relámpago, solo sufrió la conmo­ción, ya que no resultó con quemaduras en el cuerpo a diferencia de sus herma­nos a quienes sí fueron impactados de manera directa por la centella.

Sin embargo, Felipe Herrera Ruíz, médico que atiende a Carlos Arellano en la clínica Jesús de Nazaret en Cartagena, expresó que el herido no sufrió daño di­recto por el rayo, pero el animal que era de su propiedad sí murió de manera sú­bita porque al caer al piso sufrió un trauma.

A Carlos se le hizo un electrocardiogra­ma, pero los resultados fueron negativos, aunque en un principio llegó con la ten­sión cardíaca un poco elevada, cosa que es normal tras lo sucedido y se le pudo controlar. No presenta quemaduras, pe­ro sí escoriaciones por la caída.

Según sus familiares, el sobreviviente del insólito hecho nunca perdió la con­ciencia, sino que estuvo despierto duran­te la ayuda y el traslado hasta Cartagena. En estos momentos se encuentra esta­ble, pero no le darán de alta hasta que los médicos consideren prudente el hacerlo.

Este suceso, según los habitantes de San Estanislao de Kotska, es el tercero, pero el más reciente fue hace aproxima­damente 10 años, cuando un joven se en­contraba jugando fútbol con unos ami­gos, pero en esa ocasión fue él el único que fue alcanzado por el rayo.