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Lo que todos deben saber antes de irse a vivir en pareja

Mudarse juntos puede ser una ‘ruleta rusa’ a la que muchos le tienen miedo.

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Algunas personas tienen como plan de vida encontrar una relación sentimental, mientras otras creen en lo que sucede de manera espontánea. Cual sea el caso, en ese momento de estar en algo firme, serio o formal, puede surgir la pregunta, ¿deberíamos irnos a vivir juntos? Y precisamente, acerca de esto una joven lectora nos escribió lo siguiente: “Querido Don Juan, tengo 23 años y llevo con mi pareja un año de novios, nuestra relación ha sido muy buena, pero me preguntó si quería vivir con él y no estoy segura de estar lista para ese paso a pesar de que lo amo de verdad, nos entendemos y la pasamos muy bien juntos”.

Hay que tener muy en cuenta que mudarse juntos es una prueba de fuego para cualquier pareja, ya que puede elevar su nivel o simplemente hacerla desaparecer. Si en serio lo está pensado, tenga en cuenta esto primero antes que su vida cambie por completo.

Para empezar trate de que el apartamento o casa no sea, o se convierta en uno de estilo universitario, es decir, con ropa, latas o botellas de alcohol y suciedad por todos lados. Si se es joven es usual pensar que vivir así es normal, pero en pareja, para la comodidad de los dos y armonía de hogar es mejor habitar un sitio que se sienta y huela a limpio, en vez de parecer un antro nocturno.

Sepa que vivir juntos es básicamente como estar casados, y es que algunas parejas se van a vivir juntas como una prueba previa antes del matrimonio y llevar la relación a un estatus oficial, pero, en realidad esto es la convivencia pura que ambos vivirán tras una boda. Incluso, si terminan odiándose el uno al otro, ¿qué van a hacer? ¿Cada uno por su lado? Pues todavía tendrían un contrato de arrendamiento por el cual responder.

También tenga en cuenta que ahora la privacidad será prácticamente nula, a menos de que los dos manejen horarios de clases o trabajos distintos, dando momento libre para estar solo en casa para hacer todo eso que cada uno hace en secreto como cualquier persona. Pero si no es así, el único lugar privado será el baño, si es que no es de esas parejas que todo lo hacen con la puerta abierta.

Por ejemplo, cuando no vivían juntos, un momento para masturbarse sonaba como una buena idea para relajarse, ahora tendrá que limitarse a las cuatro paredes del baño. Si su pareja le pide hacer una tarea o compromiso de la casa, sepa que algo puede andar mal, porque se supone que si usted ve que el lavaplatos está lleno de platos sucios, lo lógico es que usted limpie de inmediato. Por eso es importante repartirse las responsabilidades, uno paga las cuentas, el otro hace las compras del mercado, uno la va la cocina y el otro el baño.

No permita que se llegue al punto en que debe acosar para que cumpla. No tenga miedo de pedir espacio personal. Es irreal seguir pensando que las parejas románticas se pertenecen el uno al otro y son uno solo, que deben estar presentes o juntos las 24 horas de los siete días de la semana.

No es así, no es realista. La relación debe respirar, así que no tema salir a correr una hora, tomarse un café solo en la cafetería de su preferencia o salir una noche con sus amigos. Lo importante es la comunicación.

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