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Asesinó a su padre tras descubrir que guardaba fotos de pornografía infantil de ella

Tras un década del asesinato, Coombes admitió haber matado a su padre, ocultar su muerte y sacar provecho de los beneficios de su pensión.

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Barbara Coombes, de 51 años, acababa de hacer unos arreglos en el jardín de su padre, en un tranquilo barrio de Manchester (Inglaterra), cuando entró y vio una caja en la mesa del comedor.

Mientras repasaba su contenido sintió una especie de repelús por lo que acababa de ver: fotos pornográficasy de menores. Entre las imágenes habían algunas explícitas de ella cuando era pequeña, según una audiencia reportada por el Manchester Evening News.

Las imágenes eran recuerdos de su niñez, de las décadas de abuso a manos de un padre que, supuestamente, la usó como "esclava sexual". También fue violada cientos de veces, de acuerdo a un artículo de The Guardian que citó la audiencia de la corte de Manchester.

"Pude sentir una nube negra aparecer sobre mí", comentó Coombes en el tribunal. "En un momento de disgusto e incredulidad, recogí una pala con la que había estado trabajando y entré en la sala de estar donde estaba mi padre".

Lapolicía de Manchester confirmó que ella tomó la pala y golpeó al hombre de 87 años, Kenneth Coombes, en la cabeza. Cuando el anciano se volvió hacia ella, la mujer le volvió a golpear. Luego, con la afilada cuchilla de la pala, le cortó el cuello y lo vio desangrarse hasta morir.

Coombes envolvió el cuerpo de su padre en una alfombra vieja y lo arrastró hasta el jardín trasero, escondiéndolo detrás de un árbol. Al día siguiente, ella compró unos 900 kilos de tierra que usó para enterrar el cuerpo entre ladrillos. El cadáver permanecería allí durante más de una década. Era un secreto que Coombes guardaría. Incluso sus parientes más cercanos creyeron que el anciano veterano de guerra simplemente había muerto de una enfermedad cardíaca.

Durante 12 años, ella vivió en la misma casa. La ventana de su dormitorio quedaba a pocos metros del cuerpo del cadáver de su padre.

En enero de ese año, Coombes admitió haber matado a su padre, ocultar su muerte y sacar provecho de los beneficios de su pensión. Finalmente se declaró culpable de homicidio, no de asesinato, con el argumento de "responsabilidad disminuida".

Hace unos días, un juez de Manchester condenó a Coombes, que ahora tiene 63 años, a nueve años de prisión por el homicidio de su padre.