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¡WFT! Vive con 375 pesebres en su casa

La barranquillera Marta Rosales comienza a palpitar la Navidad desde el mes de octubre.

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Marta Rosales de Tinoco es una barranquillera que puede tener méritos suficientes para inscribir su nombre en el Libro de Record Guinnes. Apasionada de la temporada navideña, a sus 71 años ha creado 375 pesebres de todo tipo de tamaños y formas posibles, que tiene distribuidos por todos los rincones de su apartamento en el barrio El Golf, norte de Barranquilla.

Mientras para muchas familias armar el pesebre solo requiere unas horas, esta mujer de ojos miel y mirada serena necesita de dos meses.

“A lo largo del año recojo cuanto objeto se me atraviesa, y desde finales de octubre desbarato la casa para poner un pesebre en cada clavo”, cuenta entre risas. Como ferviente católica asegura que la Navidad “la enloquece”, y es la época del año que más disfruta.

Al hacer un paneo por los rincones de su hogar, encontramos un gran pesebre tradicional en la sala, y el resto en tapetes, cojines, cuadros, vasos, baldosas, sabanas, almohadas, sombreros, carteras, entre otros objetos.

“Esta pasión inició en 1993 de la mano de mi difunta madre Alicia de Rosales. El primer nacimiento que hice fue sobre una tela en tejido de punto en cruz. Desde entonces no he parado, y los tengo inventariados, son 375. También especifico la fecha y si fue hecho por mí o si se trató de algún regalo. Hasta las prendas que uso en diciembre representan un pesebre”, cuenta Rosales mientras enseña unos aretes en forma de tapas de gaseosa que llevan pintados a José, María y Jesús. El pesebre plasmado sobre unas copas es la novedad de este año que muestra con orgullo Marta Rosales de Tinoco, exdocente del colegio Nuevo Oriente.

“Cada año sigo innovando, me considero muy inquieta y no descansaré hasta ver cada espacio invadido por la magia de la Navidad”, afirma.

La creatividad de la septuagenaria no tiene límites, y hoy ha realizado pesebres en cualquier material, porque según ella todo se amolda a la Navidad.

Algunos en cobre, cristal, latas de cerveza, conchas marinas, plastilina, porcelana, lienzos y otra clase de materiales que observa con detención durante los 365 días del año, para luego sorprender a sus familiares y amigos.

“Los que saben de mi afición siempre me están preguntando qué haré para diciembre, pero espero hasta el final para enseñarles mis obras maestras, porque yo me considero una artista. En el colegio además de enseñar a leer a mis estudiantes, también les compartía mi conocimiento sobre el armado de pesebres, algo que muchos hoy me agradecen”, cuenta Rosales tras contemplar una copa de cristal que pintó de azul con un rebaño y en grande resalta la estrella de Belén.

Pesebres internacionales

No todos los nacimientos han sido creados por ella, algunos son regalos que le han traído de otros países.

En una vitrina conserva pesebres hechos en México, Palestina, Bolivia, El Salvador, Austria, Italia, España, Perú, Argentina, entre otros 11 países.

“Muchas amistades se acuerdan de mi para esta época y me hacen llegar sus detalles con figuras y formas muy extrañas, como la matrioska (muñeca rusa), las cuales me sirven para seguir aumentando mi colección”.

Con trato amable y sencillo Marta también hace gala de lo criollo, y por eso construyó un pesebre guajiro, inspirado en la etnia wayuu.

“Aquí tengo a Jesús en un chinchorro y también diseñé uno basado en los arahuacos, trató de no repetir ideas. Yo hasta de una lata de cerveza puedo sacar un pesebre, imagínate de algo que fue usado para la diversión, termino haciendo una obra que invita a reflexionar”, dice.

Marta, quien junto a su esposo José Lucas Tinoco conformó un hogar del que surgieron sus hijos David y María José, indicó que cada uno de ellos hizo su aporte para aumentar la colección de sus rebaños.

“Mi hija era una nerd impresionante en su época estudiantil, le gustaba andar con el maletín lleno de libros y a muchos de sus compañeros eso les disgustaba, por lo que le hicieron una broma muy pesada y le pusieron en el bolso una piedra china muy grande. Al darnos cuenta de eso tomé la piedra y sobre ella pinté un bonito nacimiento que aún conservo”, cuenta entre risas con un gran sentido del humor.

Por los cuartos, baños y cocina de su apartamento se repiten en los tapetes, retratos y sabanas las figuras del burro, la vaca, los reyes y la estrella fugaz.

“Esto es una locura, no hay espacio ni por donde caminar, pero yo comparto su pasión. Ahora que nuestros hijos han conformado sus hogares, tenemos con qué entretenernos, así disfrutamos esta temporada tan cargada de sentimientos”, dice su esposo Lucas, a quien le toca recoger desde el 7 de enero todas las figuras y guardarlas cuidadosamente.

Con el inicio hoy de la Novena de Aguinaldos, en el que niños y grandes sacuden las panderetas y maracas para cantar villancicos alrededor del tradicional pesebre, el hogar de la familia Tinoco - Rosales se regocija, ya que todas sus figuras se convierten en el punto de encuentro para que familiares, amigos y vecinos unan sus plegarias hasta el 24 de diciembre.

“Yo hago la novena así sea sola, esa es una costumbre que mantendré hasta el último de mis días. Afortunadamente aún hay muchos niños y vecinos que se unen a mi pasión por estos días y oramos como hermanos”, manifiesta a la espera de ese momento sublime de la época navideña.

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