La Corte Malandra: los 'santos' de los delincuentes venezolanos que llegaron a Colombia
El aspecto de estas imágenes hechas en yeso es caricaturesco. Los muestra con armas, gorras y lentes.
En el mundo del fanatismo hay adoración a todo tipo de ídolos, una de las más singulares e interesantes debido a sus historias callejeras es la adoración a la Corte Malandra, espíritus de malhechores cuyas estatuas muestran un aspecto delincuencial y que aun así reciben devoción como cualquier santo de la iglesia católica.
Estas imágenes en el bajo mundo donde coexisten viciosamente el microtráfico de estupefacientes, la prostitución, los robos y asesinatos, son vistas como sinónimo de protección a la hora de cometer los delitos más atroces.
Su aspecto físico es de no creer, estos ídolos tallados en yeso con pinta de criminales tienen revólveres y puñales; usan pañoletas, gafas oscuras, pantalones y camisetas con colores llamativos. Pero no solo los delincuentes se entregan a ellos, también los policías que buscan el resguardo espiritual del peligro del oficio, las mujeres agredidas por sus maridos y los que buscan a familiares desaparecidos.
¿QUÉ ES LA CORTE MALANDRA?
La Corte Malandra o Corte Calé es una adoración santérica que tiene lugar en Caracas (Venezuela) debido a la creencia de unos jóvenes que inspirados en la leyenda de Robin Hood, durante la década de los 60’s, 70’s y 80’s robaban a los ricos para luego distribuir el botín entre las personas más necesitadas de los barrios deprimidos de la capital venezolana.
Sus vivencias como banda con obras de caridad y conocimiento de la magia negra les permitió crear una especie de mito entre los criminales que con su adoración los elevaron al nivel de ‘santos’.
Posteriormente estos jóvenes que sembraron el terror en territorio caraqueño murieron de forma violenta, en su ley, como alias ‘Tomasito’, que fue baleado en el robo frustrado a un banco, recibiendo 13 disparos. También estála historia de Cruz Crescencio Mejía, de tez oscura, otro delincuente que, según la leyenda urbana, vivió a principios de la década de 1960 y estuvo en prisión al menos en cuatro oportunidades, de donde se fugó el mismo número de veces, debido a su “pacto con el diablo”. Crescencio es también muy popular en la Corte con el alias de Petróleo crudo.
Otros de los delincuentes que tras sus muertes se convirtieron en ‘santos’ son: Pez Gordo, El Ratón, ‘Tomasito’, el chamo Machera e Ismael Sánchez, este último, líder de esta corte cuya imagen estárepresentada como un hombre con pantalón azul, camisa salmón de botones, una pistola adosada al cinturón, lentes de sol y una gorra puesta de medio lado. Las manos, como en la canción Pedro Navaja de Rubén Blades, están siempre en los bolsillos.
DELINCUENTES PROTEGIDOS POR ESTA CORTE
En la costa existen testimonios enigmáticos que se tejen en las calles por parte de delincuentes que se encomiendan a la Corte Malandra para que estos ‘coletos’ venezolanos los protejan en su acciones delictivas.
Raúl Cabrera, alias ‘el Puñaletas’, antiguo expendedor de drogas, cuenta que cierta tarde de 2004 iba cargado de marihuana, la cual camuflaba en sus partes nobles.
“Ese día estaba en la juega llevando la mercancía del barrio El Bosque a San Martín, cuando un tombo (policía) se me acercó para hacerme una requisa. Lo primero que me preguntó era por qué tenía el pantalón tan abultado, me pidió que me lo bajara y de repente apareció un ‘cole’ que desde una paredilla sacó un puñal y le dijo muchos insultos con acento venezolano. El policía me dejó sano y se fue a la casa donde salió el chamo y yo pude escapar”.
“En esa casa no había nadie, fue uno de los espíritus de la Corte Malandra que crearon un espejismo, yo me encomendaba a ellos por recomendación de unos amigos del vecino país”, explicó Cabrera.