Presentación ante la mesa de Patrimonio Mundial de la Unesco
Presentación ante la mesa de Patrimonio Mundial de la Unesco Archivo.
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20 años del Carnaval como Obra Maestra del Patrimonio Oral e Intangible de la Humanidad

El 7 de noviembre de 2003 se logró la distinción por parte de la Unesco.

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Este 2023 se cumplen 20 años de la declaratoria de la Unesco al Carnaval de Barranquilla como Obra Maestra del Patrimonio Oral e Intangible de la Humanidad. El proceso para alcanzar este reconocimiento fue “todo un camello”, como lo mencionó  Katya González Ripoll, reina del Carnaval en 1976 y quien fuera directora de Patrimonio Nacional y viceministra de Cultura en el gobierno de Andrés Pastrana.

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Contó que fue un trabajo arduo de investigación que se llevó alrededor de un año y del que participó un selecto grupo de conocedores de esta fiesta, bajo la batuta de la periodista Lola Salcedo Castañeda (QEPD).

Que Colombia hiciera parte en 1998 de la mesa de Patrimonio Mundial de la Unesco fue determinante para que la candidatura de Barranquilla se consolidara y quedara en las mentes de los representantes de otros países –que conformaban este comité– como una fiesta que se debía preservar.

“Fue un primer triunfo y ahí se empieza a mirar todas las posibilidades que tenía Colombia para postular su propuesta”, recordó González, quien agregó que previo a ello se debió declarar a nivel nacional el Carnaval como patrimonio.

“En el primer Consejo de Patrimonio que se realizó presentamos, con unas bases muy fuertes, el Carnaval de Barranquilla para que fuera la propuesta de Colombia ante la Unesco y lograra la declaratoria. Allí, entramos a competir con otra candidatura que fue San Basilio de Palenque, pero al final ganamos”, señaló.

En ese camino para conseguir posicionar en la palestra mundial el Carnaval, la exviceministra contó que aprovecharon un encuentro que tuvo el comité de Patrimonio Mundial Intangible de la Unesco en Cartagena, para de manera improvisada movilizar a congos, marimondas, cumbiambas, coyongos y demás grupos de tradición para mostrar a los representantes de esta comitiva internacional las expresiones culturales, la diversidad y lo que significa el Carnaval de Barranquilla para Colombia. 

“Irrumpimos el foro y fue una locura colectiva. Ese día, para mí, se concretó la postulación de Colombia. Todo el mundo pudo sentir y vivir lo que era el Carnaval de Barranquilla con nuestras danzas ancestrales y la gente quedó marcada con lo que era nuestra fiesta”, expresó.

Aquí el video de aquella presentación: 

 

El dossier finalmente es presentado a mediados de 2002 en París y para el 7 de noviembre de 2003 Colombia logra la declaratoria del Carnaval de Barranquilla como patrimonio oral e inmaterial a nivel mundial.

“Fue el primer Carnaval de Patrimonio Intangible que logró estar posicionado a nivel mundial, ya después han venido otras manifestaciones que han sido declaradas por la Unesco, pero la primera y la que abrió la puerta fue el Carnaval de Barranquilla”, mencionó.

La investigación

Harold Ballesteros, comunicador social e investigador del proyecto,  sostuvo que el equipo base que se encargó de reunir todo el material, investigar y sentar todos los argumentos para la propuesta estuvo conformado por  Lola Salcedo, Livingston Crawford, Cristian Pacheco y su persona. Contó a AL DÍA la idea concebida y el proceso para lograr la declaratoria.

“Emprendidos un viaje al corazón de las músicas, danzas y del sujeto barranquillero y caribeño. Eso nos permitió decidir cuál era la propuesta”, señaló Ballesteros, quien agregó que la Unesco presentaba dos opciones para postular, una era las danzas y músicas del Carnaval y la segunda, el espacio antropológico.

Por lo anterior, indicó que luego de una indagación se decidió que el punto clave estaba, y donde se podía tener éxito, era el espacio antropológico. Este requiere –dijo–  que sea un espacio de interrelaciones donde se crucen los sujetos y sus subjetividades, es decir un espacio de gran comunicación.

De igual manera, debe ser plural y opositivo, es decir un espacio heterogéneo donde convivan múltiples imaginarios y relatos de mundo, además donde haya contradicciones al interior de este. Y el tercer momento que debe cumplir este espacio —según el docente universitario–  es que sea abierto a la discontinuidad del devenir histórico.

“Dentro de ese espacio antropológico, que son los cuatro días, se construyen unos elementos de significación muy particulares que se concatenan con los imaginarios culturales de los sujetos que habitan el territorio. Carnaval no es un desfile sino que es todo lo que se vive durante esos cuatro días”, explicó.

Mencionó que se hizo una profunda investigación no solo en Barranquilla sino también en las danzas y músicas de la ribera del río Magdalena.  Para ello fueron convocados a expertos, folcloristas, danzarines, músicos y demás especialistas de Sucre, Córdoba, Bolívar, Magdalena y Atlántico, para alimentar toda esa construcción cultural que confluye en el Carnaval.

“Trajimos todo ese acervo teórico, lo unimos con todas las declaraciones de los folcloristas y con nuestra propia experiencia armamos el documento. Luego me designaron para exponerlo ante el Comité Nacional de Patrimonio que lo presidía la ministra de Cultura Aracelis Morales, cartagenera,  y la viceministra Katya González, barranquillera”, contó Ballesteros, quién destacó el apoyo del empresario León Caridi para el desarrollo del proyecto que costó –según dijo– más de $200 millones.

Importancia de la declaratoria

Sandra Gómez, gerente de Carnaval S.A.S, precisó que el momento de la declaratoria marcó un hito en el Carnaval de Barranquilla y puso a la ciudad en el mapa mundial de la cultura.

Por ello, sostuvo, que es importante no olvidarlo y por el contrario exaltar y destacar el trabajo realizado por el equipo que se encargó de investigar y armar el dossier que luego fue presentado ante la Unesco.

También agradecer al Gobierno nacional que declaró el Carnaval de Barranquilla un tiempo antes en patrimonio nacional.

“Estas declaratorias nos comprometen, a través de un Plan Especial de Salvaguarda, a trabajar en unas líneas específicas que garanticen que el Carnaval se va a seguir realizando y protegiendo las expresiones que puedan estar en riesgo de desaparición por la globalización y temas económicos. Nos afina, nos ajusta y nos pone a trabajar nuevamente en esas líneas por las que veníamos andando”, señaló Gómez.

La exviceministra de Cultura y reina del Carnaval en 1976, Katya González, coincidió con Gómez al referir que la declaratoria fue de gran importancia porque puso a Barranquilla en el mapa mundial de la Unesco. 

Para Harold Ballesteros la declaratoria de la Unesco se convirtió en la vitrina para visibilizar a Barranquilla ante el mundo, que empezó a ser referente a nivel internacional, y una oportunidad para los empresarios en la dinámica de la economía. Además –dijo– fue la confirmación de un laboratorio de paz porque en este Carnaval de Barranquilla confluyen gentes de todos los estratos sociales 

“Después de la declaratoria se pudo ver cómo se convirtió Barranquilla en un destino de turismo nacional y los hoteles no dan abastos para la cantidad de viajeros que llegan a la ciudad a disfrutar del Carnaval. También se convierte en una oportunidad para el comercio.  La declaratoria fue muy importante para mostrar a Barranquilla en el mundo”, apuntó.

Peligros

Harold Salazar, comunicador social y exsecretario de Cultura del Distrito, sostuvo que en el proceso la Unesco precisó varios peligros que ponían en riesgo el Carnaval de Barranquilla, por lo que se hizo un llamado –a través de la declaratoria– para salvaguardarlo.

La organización mundial destacó la prevalencia de excesiva comercialización en el marco de las manifestaciones dadas en el Carnaval, la suplantación de los grupos por parte de marcas y presencia de reinas espectacularidad.

Además —dijo– porque en esa época en el año 2.000 había un gran conflicto armado. El desplazamiento y la presencia de actores armados, guerrilla y paramilitares, que  atentaban contra los gestores culturales.  

“En años posteriores, con otros gobiernos se crea los Planes Especiales de Salvaguarda, que no son más que unos documentos que no han servido para nada porque no se han reflejado en una política coherente de salvaguarda del hecho cultural”, puntualizó.