¿Qué Pasa?

Colombia despide a Alí Humar, forjador de grandes talentos televisivos

Actores costeños cuentan cómo los ayudó a cimentar su carrera. También se refirieron al amor que le profesaba al vallenato.

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Durante 16 días el experimentado director, actor y presentador Alí Humar González, batalló por su vida en la Fundación Santa Fe de Bogotá, centro médico al que ingresó por una bronquitis que se agravó debido al coronavirus.

Sin embargo, la madrugada de este martes, sus pulmones no resistieron más y perdió la vida, llevándose consigo una riqueza de conocimientos que lo convirtieron en una figura colosal de la televisión nacional.

El artista de 76 años, oriundo del municipio Mesitas del Colegio (Cundinamarca) y de ascendencia palestina, construyó una carrera exitosa en la que contribuyó a darle identidad propia a la pantalla chica nacional. Telenovelas como Los cuervos, Lola Calamidades y Herencia maldita, evidencian sus originales propuestas para calar en el gusto de los televidentes colombianos.

“Con profundo dolor informamos que murió Alí Humar a causa de un paro cardiorrespiratorio y después de batallar con una enfermedad pulmonar aguda agravada por la covid-19 y a pesar de contar con su esquema de vacunación”, detallaron en un comunicado de prensa su esposa Giomar Jaramillo y sus hijos Fabio y Valentina.

Los televidentes nacionales también disfrutaron a plenitud de su buen sentido del humor en Sábados Felices, programa que dirigió del 2000 al 2019. Su último papel actoral fue en la serie El final del paraíso. Allí le dio vida a Pablo Morón.

Basó los libretos de ‘la U’ en sus vivencias

El experimentado actor Víctor Hugo Ruiz, que hace 36 años debutó de su mano en La U, un programa al estilo de Paper Chase (exitosa serie estadounidense sobre unos estudiantes de derecho), recordó que Alí Humar se dio gusto dirigiendo, al punto que trasladó muchas anécdotas junto a sus amigos Julio César Luna, Carlos ‘el Gordo’ Benjumea y Fernando González Pacheco a los libretos de La U.

“Como también era libretista, se daba el gusto de contar sus experiencias en la televisión a través del reparto y me confesaba por ejemplo que en el diálogo que iba a desarrollar, le daría vida al Gordo Benjumea, uno de sus entrañable amigos. También le decía a un compañero que iba a encarnar a Julio César Luna o a Pacheco, y muchos capítulos de La U se tornaron anecdóticos. Se basaban en sus salidas y viajes con sus amigos al Festival Vallenato o a la Feria de Cali. Así que le pude aprender mucho en ese sentido y por eso ahora soy libretista y director”.

El actor Luis Tamayo, oriundo de Plato (Magdalena) recordado por su papel de Sidro el palabrero en la telenovela Guajira, también trabajó a su lado en La U, y en otras producciones como Herencia maldita y El Ángel de piedra.

“Era muy respetuoso como director y cuando asumía el rol de actor te generaba demasiada confianza. En lo personal lo recordaré por su generosidad, seriedad y por esa sonrisa que siempre te ofrecía”, dijo Tamayo, que hace dos años reside en Madrid (España).

Agrega Tamayo que la última vez que lo vio, se desempeñaba como director de Sábados Felices y le prometió invitarlo para que hiciera parte del jurado. “Me quedó debiendo eso, él también quiso incorporar unos dramatizados y me pidió que lo ayudara, pero finalmente esa idea no prosperó. Los recuerdos me inundan ahora y me golpea la tristeza porque se marcha mi amigo, aunque no nos viéramos con frecuencia, cuando ocurría, era una verdadera fiesta. De Alí aprendí a tratar por igual desde el técnico de luces, hasta al director y también su disciplina”.

Forjador de talentos

Angélica Mallarino, hija de Víctor Mallarino Botero, uno de los pioneros de la televisión colombiana, definió a Alí como su guía y ángel de la guardia. Su amistad surgió de inmediato en 1969 al protagonizar la telenovela Crónica de un amor. “Mi padre acababa de morir y yo estaba muy joven, aun así asumí el reto de hacer este dramatizado que se hacía en vivo en los estudios de Inravisión. Alí me enseñó mucho el lenguaje de la televisión y me protegía mucho, me hice muy amiga de un grupo de mujeres por la carrera quinta en Bogotá con las que tomaba tinto. Él me perseguía y se percató de eso, por lo que un día me vio caminar junto a una mujer de falda corta y me advirtió que ese sitio era peligroso y me aconsejó no juntarme con trabajadoras de las calles. Desde entonces se convirtió en mi ángel y me enseñó muchas cosas a nivel profesional y también sobre la vida”.

Otra que creció de su mano fue la presentadora y actriz barranquillera Tahiana Bueno que llegó a conducir el programa Sábados Felices. “Su dedicación, experiencia, profesionalismo y excelencia, me marcaron mucho en esta carrera y fueron sin duda, grandes cualidades que aprendí de él. Una de las cosas que más resalto, es que me enseño a entender el significado de la paciencia en este medio. Yo era la nueva del elenco y me recomendó tenerme el libreto aprendido y permanecer concentrada siempre, algo que sigo aplicando”.

A su turno la actriz Nórida Rodríguez, protagonista de Lola Calamidades, lo describió como su mentor. “Me dio las primeras oportunidades en La U y Los cuervos. Lo recordaré como un profesional ejemplar que gracias a su compromiso y disciplina logra dejar una huella imborrable en nuestra televisión”, manifestó la actriz oriunda de Villavicencio.

El vallenato, su otra pasión

Además de las cámaras, otra de sus pasiones era la música vallenata, la cual disfrutaba a plenitud en la capital cesarense durante el Festival Vallenato, certamen cultural del cual fue director de transmisión. Rodolfo Molina, presidente del Festivallenato, explicó que los ayudó a fortalecer el tema audiovisual.

“Él era un asiduo visitante de nuestra fiesta, por acá tenía grandes amigos como Pablo López (El Rey de la Caja), a quien visitaba para pasar horas enteras hablando de nuestro folclor. También fue muy amigo de mi mamá (Consuelo Araujonoguera, de Gabo y Escalona”.

Molina recordó que su artista favorito era el juglar Leandro Díaz y que cantaba todos sus temas de principio a fin. “También sorprendía escucharlo interpretar temas de Alejandro Durán y todos nuestros juglares. Alí Humar le hará mucha falta al Festival Vallenato porque nos enseñó a visibilizar nuestros concursos a nivel televisivo.

Uno de los músicos que tuvo la oportunidad de departir en una parranda vallenata junto a este maestro de la actuación, fue el acordeonero villanuevero Israel Romero, fundador del Binomio de Oro.

“Me pedía mucho Dime pajarito, esa canción lo enloquecía, no le daba pena cantarla a todo pulmón y me la hacía repetir. En nuestras parrandas participaban Jorge Oñate y poncho Zuleta, quienes también los complacían con sus clásicos”.

En la parte personal ‘El Pollo Irra’ lo definió como un hombre muy querido e inteligente y que se interesó mucho por explorar el vallenato clásico. “Una vez fuimos con Rafael Orozco al Canal Caracol y allí nos hizo una parodia con ‘Jeringa’, eso fue muy jocoso, imitaba muy bien a ‘Rafa’ en sus movimientos, nadie paró de reír, en especial él que de tanto hacerlo se puso como un tomate”.

Finalmente el cantautor samario Carlos Vives lo despidió a través de sus redes sociales. “Todavía no puedo creer que tuve la suerte de conocerlo, de formar parte de esa familia artística de mi país en la que él brilló como toda una estrella. Gracias por tanto, te vamos a extrañar”.

Sus vivencias festivaleras, y varias crónicas de sus viajes por el mundo, quedaron consignadas en el libro Ya que me Acuerdo, publicado este año con el respaldo de Intermedio Editores.

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