¿Qué Pasa?

ESPECIAL | Los faroles, una tradición que se renueva para prender las velitas

En madera, plástico y en totumo se fabrican estos artículos navideños.

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Con la celebración hoy del día de la Inmaculada Concepción de la Virgen María, se prenden las llamadas fiestas de velitas que iluminan todos los rincones del Departamento. Con el arraigo de estas fiestas los faroles hechos en madera por nuestros artesanos para mantener vivo el fuego de las velas, han servido para darle mayor colorido a la festividad.

Cada año estas personas se las ingenian para ofrecer un nuevo tipo de producto, ya sea en plástico, madera country, e incluso en totumo. Rosalía Ibáñez Alonso, una de las 150 artesanas censadas en Soledad, quien por estos días ofrece sus productos en la Feria Navideña en el Parque Cementerio, explicó que comenzó a experimentar con las botellas plásticas, hasta que logró darle forma de farol.

“Me salían en forma de jarrones, luego perfeccioné la técnica y también le agregué figuras navideñas y funcionó, han quedado gustando entre la gente”, aseguró.

La mujer indicó que cada farol a futuro puede ser utilizado para otras funciones. “El resto de la temporada sirven como floreros o para guardar accesorios. Lo vendemos entre $3.000 a $4.000, y muchas veces se hacen descuentos dependiendo la cantidad”, añadió Rosalía, madre de dos hijas.

Yenis Guerra Parejo, otra de las artesanas que se salió de lo convencional, fabrica faroles hace dos años en madera country, o madera prensada. “Comienzo desde octubre a trabajar, voy a las carpinterías a comprar la madera, creó mis moldes y con una caladora hago figuras como arbolitos, estrellas, muñeco de nieve y corazones. Demoro 20 minutos haciéndolos, es mucho más complicado el armado, pero quedan muy bonitos”, dijo Guerra quedan muy bonitos”, dijo Guerra, quien ofrece cada faro en $2.500, mientras que en los almacenes de cadena cuestan entre $5.000 a $7.000.

Los faroles en totumo también son una buena alternativa para quienes quieren que su terraza luzca diferente con el encendido de las velas. Luz Aragón encontró en este árbol el material ideal para hacer faroles que perduren. “Son muy resistentes y también se dejan decorar y pintar figuras”.

‘OTI’ Y SU SÚPER PRODUCCIÓN

Otilia Zambrano Jiménez, de 32 años, reconocida en el medio de artesanos como Oti, lleva una década fabricando los faroles convencionales. Este año vendió 15.000 de sus productos a Santa Marta. Oti explica que para cumplir su meta, contrató a 10 de sus vecinos en la calle 24 con carrera 14, barrio San Antonio en Soledad, y desde junio iniciaron labores.

“Son jornadas muy extenuantes, comenzamos desde las 5 de la mañana y fácilmente nos podemos extender hasta las 11:30 de la noche. Este es un proceso muy largo, hay que cortar la madera, martillar, hacer los marcos, cortar el papel, pegarlos”, explicó esta enfermera superior egresada de la Universidad Metropolitana.

Oti se le mide a todos los procesos, tiene una sierra en el patio de su casa-taller con la que corta la madera y comienza a dirigir así su obra maestra. “Esto es algo que nunca pensé haría para ganarme la vida, pero soy una mujer emprendedora. Ahora que no ejerzo mi profesión, puedo vivir de esto y me siento feliz porque puedo aportar a que se mantenga una tradición tan bonita”, concluyó esta morena cuyos faroles vende a $500 pesos al por mayor y a $800 al detal.