¿Qué Pasa?

La cultura picotera despide al impulsor del ‘Gran Pijuán’

Luis Eljaiek, de 68 años, propietario del picó El Gran Pijuán murió de un paro respiratorio. Familiares y amigos recuerdan su aporte a la cultura picotera.

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A finales de los 60 una “bestia” de 12 parlantes en el barrio La Alboraya hacía que la gente “se cansara de bailar”.

En esa época de oro, las batallas se ganaban con música y alcanzar la gloria, para un discjockey, implicaba apagarle el sonido a la competencia con otro más potente.

“Échatelo al hombro que no pesa na”, estallaba con el bajo atronador del transformer la voz de Ray Pérez, cuyas estrofas auguraban la humillación y la derrota de sus adversarios.

El que siempre salía victorioso, conocido por poner a sus rivales a morder la lona, era el Gran Pijuán, una leyenda de la salsa en Barranquilla.

El cerebro detrás de este emblemático picó barranquillero, conocido en el mundo picotero como Chicho, falleció anoche a sus 68 años.

Tras más de medio siglo de tocar en verbenas, casetas y viajar por el Caribe llevando su extensa colección musical, Luis Eljaiek, por su nombre de pila, murió de un paro respiratorio un año después del fallecimiento de su ídolo José Juan Piñero, el ‘Pijuán’ de carne y hueso, con quien se conoció en 2015 en el Carnaval de las Artes y quien inspiró el nombre de su picó El Gran Pijuán.

Inspiración. El picó fue creado por Luis Antonio Eljaiek, padre de Chicho. En sus inicios le llamó El Niño Alex en honor a uno de sus hijos.

“El mono Eljaiek , como le decían a su papá, tenía un amigo llamado Ernesto Torres que trabajaba en Estados Unidos y le traía música. Un día le trajo un LP de Pijuán y su sexteto que le llamó mucho la atención. Entonces le dijo a Chicho que le cambiarían el nombre al picó por Pijuán [apodo de Piñero]. Cuando empezó a crecer en potencia y sonido se llamó El Gran Pijuán”, relató Gabriel Llerena amigo y coequipero de Chicho, conocido como Patrana en honor al cantante Joe Pastrana.

Desde ese momento, la imagen del sonero puertorriqueño sentado en una silla con las piernas cruzadas, lentes de sol y fumando un tabaco fue el arte que ilustró el sound system hasta estos días.

“Chicho heredó de su padre la admiración por Pijuán, lo que se evidenció en su música y la música era lo más importante para él en su vida”, dijo Lain Domínguez, propietario del picó El Soviético y fundador junto a Chicho de la Asociación de Picoteros.

Para Pastrana, el Pijuán fue junto a otros gigantes como Rumba Habana, El Retorno y El Timbalero de los grandes referentes de la salsa en Barranquilla.

“Cada vez que teníamos un toque se prendía la pista enseguida. La de El Pijuán era salsa para bailadores. Pusimos de moda éxitos como El pasito dominicano, El partido o El mambote. Fui amigo de Chicho desde niño. Siempre lo recordaremos como un tipo alegre, bullero y un gran bailarín. Cuando íbamos a un toque nos decían:‘Chicho y Pastrana, la llave que siempre gana”, recordó desde funeraria Los Olivos de la ocho, donde ayer estaba siendo velado el picotero.

Su hermano Álex Eljaiek queda a cargo del legado familiar de El Pijuán.

“Lastimosamente se va una persona de intelecto musical muy alto. Ya esa linea no se esta utilizando mucho y es lo que define el gusto musical del barranquillero”, agregó sobre Chicho, quien se dedicaba al comercio en el sector de barranquillita y fue padre de nueve hijos.

Salsa pal bailador. Jaime Monsalve, jefe musical de la Radio Nacional, explica que la relevancia que tuvo el maestro como cabeza del picó “se debe a que era imbatible en el mundo de la salsa”.

“Junto a otros como El Timbalero eran difusores de cierta salsa que es muy representativa del espíritu barranquillero. No es cualquier salsa es especializada para un tipo de bailador diferente”, manifestó.

Para Néstor García, director de La Troja Radio, Chicho fue uno de los pioneros de la salsa de la música antillana en Barranquilla.

“Tuvo la oportunidad de impulsar con su picó muchos temas que fueron éxito en la ciudad”, añadió el conocedor, quien contó que justo el día de su fallecimiento recibiría una placa por su aporte por esta entidad considerada Patrimonio Musical de Caribe. Reconocimiento que recibirá hoy en la funeraria Los Olivos, donde será despedido por familiares y amigos entre salsa y verbena: la música que identifica al bailador barranquillero.

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