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Las cuatro grandes voces del Caribe que cautivan a Colombia

Las cuatro grandes voces del Caribe que cautivan a Colombia

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Barranquilla y el Atlántico se han convertido en un semillero de talentos musicales que han logrado cautivar a Colombia.

Esta semana, cuando se estrenó el renalito musical de La Voz Kids, tres barranquilleros y una soledeña sorprendieron por su versatilidad en el escenario. Las presentaciones de estas promesas de la música demostraron que en la ciudad hay espacio para todo tipo de géneros, desde la balada pop, la salsa, la ranchera y la música popular.

Llegar hasta donde están no ha sido tarea fácil, recordando que tuvieron que pasar filtros en los que participaron cerca de 15 mil niños, pero sus dotes fueron tan impactantes que llegaron a cautivar a Andrés Cepeda, Jesús Navarro (vocalista de Reik) y Natalia Jiménez (ex vocalista de la Quinta Estación).

AL DÍA habló con cuatro talentos del Caribe que se presentaron en la semana de estreno del concurso musical.

Brayan, un salsero en potencia

Una de las historias que más conmovió a los colombianos fue la de Brayan D. El niño de 13 años cautivó a ritmo de salsa a Jesús Navarro, Natalia Jiménez y Andrés Cepeda.

Brayan, quien vive con su mamá, su abuela y su hermana en el barrio Carrizal, suroccidente de Barranquilla, interpretó el tema Y hubo alguien, de Marc Anthony.

Esta no es la primera vez que Brayan intenta participar en este concurso musical, antes lo había anhelado, pero las condiciones económicas no se lo permitieron.

Su madre, Yaneris Ramírez, al ver los deseos de su hijo, sacó dinero de la venta de comida y fritos que tiene para cumplir el sueño de su “pelao”.

En la vida de esta promesa musical las cosas no han sido fáciles. Su madre recuerda que cuando estaba embarazada del pequeño fue diagnosticada con preeclampsia.

“Fue un momento muy duro para mí, pero me aferré a Dios para acompañar a mi hijo”.

Sus ruegos fueron escuchados, aunque quedó con algunas secuelas. Con el paso del tiempo la mujer tuvo que ser sometida a una cirugía a corazón abierto, por lo que tuvo que dejar de trabajar. Fue entonces cuando se dedicó a la venta de comidas para poder sostener a su familia.

A pesar de las limitaciones físicas y económicas, esta madre barranquillera hoy se siente agradecida porque considera que su hijo vino al mundo con un propósito y gracias a la vitrina en la que ha podido mostrar su talento ya está en camino a cumplirlo.

El rancherito afinado

Dylan Flores Torres, de 10 años, sorprendió al jurado al interpretar la ranchera Volver, volver, un éxito de la música mexicana popularizado por Vicente Fernández.

Apodado como “el rancherito afinado”, solo sabe que desde muy pequeño sintió afinidad por el género mexicano, lo que lo impulsó a estudiar más la ranchera y aprender nuevas canciones.

“Comencé cantando Mátalas y vi que a todos les gustaba, entonces seguí por esa línea”, dice.

Su familia ha sido muy importante a la hora de sacar adelante su afición. Yesenia Torres, madre de Dylan, se dio cuenta que su hijo cantaba desde los 3 años, aunque cree que venía con ese talento desde el vientre.

“Casualmente estaba viendo una de las temporadas de La Voz y él empezó a cantar “Mátalas”.

Johana Alvarado, ex participante de La Voz Colombia, ha sido la encargada de educar la voz del niño.

“A Dylan le gusta hacer los altos graves y eso se le ha ido perfeccionando”.

Uno de los sueños del pequeño de 10 años era estar en el diamante de La Voz y siente que lo cumplió, pero ahora va por más. El llamado “rancherito afinado” ya está pensando en preparar una producción musical, pero todo a su debido tiempo.

En la parte económica no ha sido fácil, reconoce Yesenia, pero ha hecho esfuerzos de todo tipo con tal de hacer feliz a su hijo y cumplirle el sueño de que su talento llegue a las tarimas y los oídos del público en todos los rincones del país. Eso, por fortuna, ya está pasando.

“Nosotros viendo lo que le apasiona nos esforzamos para darle lo que necesita”.

‘La princesa del sentimiento’

María Liz, de 12 años, nació en Soledad, Atlántico. La picardía de esta niña fue una de las cualidades que la llevaron a pasar a la segunda ronda de La Voz Kids.

Además de su voz, la niña sorprendió al dar a conocer que de manera empírica aprendió a tocar 11 Instrumentos musicales. Como lo contó en un reportaje a AL DÍA este año, María Liz empezó con el género del vallenato, pero después de un tiempo le dijo a su papá que se quería probar en otros ritmos.

Lo hizo con la música mexicana, la popular y la norteña, con la que se quedó finalmente.

Emocionada e histriónica también rememora que aprendió a tocar piano con la canción Clavelitos de amor.

Tiene su escuela que se llamaba ‘Dios siempre con nosotros’. Allí le da clases a los niños de su barrio que se acomodan en un cuarto de su casa. De esa escuela salió su agrupación ‘Mar y Río’.

“Ya yo tenía el sueño de ir a La Voz Kids. ‘Dios siempre con nosotros’ tal vez esperó este momento porque quizás antes no estaba preparada para hacerlo”.

Está niña soledeña cautivó a los jurados con su actitud, algunos se sorprendieron porque sus padres son de pocas palabras.

“Muchos dicen que la chispa la saqué de mi abuela porque mis papás son bastante reservados (…) Yo tengo muchos sueños. Yo grabo en mi casa, con mucho esfuerzo mis padres me han ayudado con mis cosas. No tengo los mejores equipos pero trabajo con lo que hay. Quiero estudiar producción musical”.

Su padre, José Patiño, de Salamina, Caldas, trabaja como vendedor ambulante de correas. Gracias a su labor que cumple todos los días desde muy temprano, ha logrado sembrar la semilla del arte musical en su hija y sacar adelante su familia y la carrera de María Liz.

“Uno a los hijos los quiere complacer en todo. Ella a los tres años aprendió a leer. Yo compraba CDs en karaoke de música ranchera y a ella le gustaba eso”.

Recuerda que a los 5 años María Liz ya tenía escrita su primera canción, un vallenato. Más adelante, recuerda, su “princesa del sentimiento” se fue por la música popular.

Además de estar dedicada a la música quiere que su voz sea escuchada para que se abran más espacios para el disfrute y recreación de los niños que como ella ven en la música su mayor pasión.

“En mi sector, en Viña del Rey, no tenemos un parque para jugar y me gustaría que las autoridades en Soledad por favor nos construyan uno para poder divertirnos”, pidió María Liz con el acordeón en sus brazos.

Mía, una pequeña carismática

A sus 9 años, Mía Cortés se le midió a una de las canciones más difíciles de interpretar para los conocedores. Se trata de I Will Always Love You, tema popularizado por la fallecida cantante Whitney Houston.

Para Mía, la música es un arte que viene en sus venas y desde muy pequeña ha estado trabajando sus dotes. En ese camino, sus padres, desde que descubrieron el talento de la niña, se dieron a la tarea de inscribirla en academias para educar su voz.

Greys Villafañe, madre de la niña cantante, dice sentirse orgullosa de su hija y reconoce que el carisma que ella tiene es lo que hace que las personas se conecten con ella.

“Ella no se queda quieta, siempre está buscando aprender algo”, recalca.

Pero en el mundo de la música no solo alcanza tener talento, Villafañe reconoce que este trabajo requiere de sacrificios económicos, los mismos que ella y su esposo están dispuestos a hacer para que su pequeña cumpla el sueño de llegar a grandes escenarios para mostrar su voz.

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