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Tabalá: una síntesis musical de la historia y el sentir palenquero

‘Esta tierra no es mía’ es el tema icónico de la agrupación.

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La música es una de las expresiones creativas más íntimas del ser humano, forma parte de la idiosincrasia, la cosmovisión y la cotidianeidad de los pueblos, que le dan una importancia superlativa, al ser fuente de goce estético, como por su carácter funcional, espiritual y social. La música es una dimensión y una necesidad innegable e irremplazable de la humanidad, que a lo largo de su historia la ha usado como canal de expresión, memoria y resistencia.

San Basilio de Palenque, el pueblo cimarrón más conocido entre los numerosos palenques que surgieron en toda la zona esclavista de Nueva Granada, es sin duda, la auténtica expresión de esta consideración; ya que ha preservado celosamente su herencia musical, una de las más grandes expresiones del folclor y la identidad cultural del Caribe Colombiano.

En esta tierra, símbolo de la libertad en América y sinónimo de musicalidad, nace en la década de los 30 el Sexteto Tabalá, cuyos integrantes originales fueron: Eusiquio Arrieta, Martín Cassiani, Pantaleón Salgado, Federico Cáceres y Miguelito Valdez Cassiani; familiares y viejos amigos de escuela contratados en El Batey, ingenio azucarero Central Colombia conocido como el ingenio de Sincerin. Entre 1906 y 1920, San Basilio, que buena parte de su historia se había aislado y resistido a las influencias externas, empieza a sentir el impacto del latifundio, empresas norteamericanas que habían logrado concesiones para la explotación a gran escala de caña de azúcar en el corregimiento de Sincerin cerca de Palenque. Los Montes de María, que otrora habían refugiado a negros cimarrones, ofrece ahora, con ‘arreglos’ del Estado, tierras fértiles, mano de obra, ganadería y maderas, para estimular la industria azucarera en la región. Al igual que en Cuba y Puerto Rico, se instalan en Sincerin haciendas, carreteras y trapiches que emplearon a centenares palenqueros.

Por aquellos días, la demandas del aguardiente y panela cimentaban el emporio Velez-Daniels, que al impulsar la explotación de Caña en la región, atrae jornaleros de todo el Gran Caribe, entre ellos duchos y festivos campesino cubanos que introducen la clave, el son y el formato de sexteto.

Aunque tenían prohibido tocar música dentro del Ingenio, en sus ratos libres los cubanos tocaban aires del oriente Cubano, especialmente Son Montuno, que asimilaron los palenqueros, quienes aprendieron a elaborar y tocar congas, bongós, maracas y marimbulas, usándolos en el Lumbalú, el bullerengue, la chalupa y la cumbia, dibujando los contornos de un nuevo sonido desprovisto de cuerdas. Los primeros grupos de Son Palenquero fueron el Sexteto Matentera, creado en los años 20s y el Sexteto Habanero integrados por agricultores. El Son Palenquero es un hibrido del Son Cubano primigenio, los cantos de labor y la música nativa ritual de Palenque, siendo Tabalá su más grande exponete con 4 generaciones. En sus inicios la agrupación interpretaba temas cubanos, hasta que Martín Cassiani, empezó a desarrollar un concepto más raizal que ampliaron José Valdez Simanca, Simancongo, y Cassiani Cassiani, grandes iconos del Sexteto.

La segunda generación, la integraron José Valdez Teherán, Paíto, Simancongo, Cayetano Blanco, Bartolo Cañate, José Torres Valdez, Manuel Valdez Cañate y Emiliano Herrera. Hasta los años 80s usaron el nombre Sexteto Habanero que cambian a Tabalá, (tambores de guerra) con el que se hicieron celebres en la escena del World music. Esta Tierra no es mía es el tema icónico de la agrupación que había empezado presentándose en fiestas del pueblo, en la zona bananera, y luego, en diferentes partes del Caribe y el pacifico colombiano. Uno de los grandes exponentes de la música colombiana con una gran audiencia internacional, luego de sus giras en Brasil, USA, Francia, Jamaica, Ecuador y Panamá. En el sistema picotero del Caribe, Tabalá se trata de un mito viviente de Palenque, plaza fuerte de picós como El Conde, El Guajiro, Supersónico, El Judío, El Sabor, El Antillano, El Perro, El huracán, Timbalero, El Dragón, El Rey de Rocha, Son Africano, entre otros. Para Sidney Reyes, ‘Esta tierra no es mía’ se escucha en los bailes populares de Cartagena y Palenque. A pesar que pocos picós tuvieron acceso a esta producción, en Barranquilla es un himno en barrios afros como Nueva Colombia, La Manga, Mequejo, Bosque, El Valle, Barrio Abajo, San Luis, Santo Domingo. Los palenqueros somos termómetro para medir un pickup. La canción fue escrita por el maestro Rafael Cassiani, a quien el INCORA le niega un crédito, por una deuda con su inmueble; al llegar a su casa Cassiani exclamó: Esta casa no es mía es de la nación. En el repertorio de sexteto brillan joyas de la música afro colombiana como Reina de los Jardines, La vida es muy bonita, Clavo y Martillo, Salomé, El Palomo, entre otras, que empezaron a ser conocidas mundialmente en 1996, cuando Lucas Silva luego de verlos en el documental Yurupary de Gloria Triana decide hacerles justicia y producirlos con su sello. ‘Esta tierra no es mía’ es la historia de la pérdida de territorio palenquero. Para Silva es la reposición de un son cubano muy antiguo, quizás introducido a Colombia por empleados cubanos en Sincerin; y que se adaptó para hacer una crítica a la reforma agraria, el latifundio y la reducción del territorio ancestral Palenquero. Los Sextetos tocaron en toda la región hasta los anos 60s, cuando cerró la refinería. Los sextetos desaparecen sin dejar grabación. Gracias a la oportuna acción de Lucas Silva a través de su sello Palenque Records el mundo ha podido escuchar 3 producciones que hoy son la síntesis de más de 100 de historia musical. En 1996, Silva de la mano del sello Ocora y Radio Francia editan el álbum Sexteto Tabalá, y un año más tarde, Viviano Torres Ane Swing produce con el Festival de Tambores el Lp: ‘Esta tierra no es mía’.

Con información de: Jhonatan Cantillo.

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