¿Qué Pasa?

VIDEO | 100 años del natalicio de Juancho Polo, el juglar olvidado

Este músico magdalenense es uno de los grandes innovadores del vallenato.

Compartir en:
Por:

uando se conmemoran los 100 años del natalicio de una gran leyenda musical, las autoridades locales y nacionales suelen dedicar extensas actividades culturales para avivar su legado. Sin embargo, este no es el caso del juglar Juan Manuel Polo Cervantes, mejor conocido en el mundo vallenato como Juancho Polo Valencia, que nació un día como hoy hace un siglo en Candelaria, corregimiento de Cerro de San Antonio (Magdalena).

Este cantautor, acordeonero y creador de un estilo propio que llamó el ‘Polo son’, es considerado por historiadores e investigadores culturales como uno de los grandes pilares del vallenato raizal, ese que nacía en las parrandas y luego se interpretaba de pueblo en pueblo tras largos viajes en bestias.

El pasado 22 de julio se conmemoraron 40 años del fallecimiento de este hombre de piel morena, que se describió a sí mismo con gracia en su canción Saludo a Venezuela. “Juancho Polo Valencia no tiene dientes ni tiene muelas/no tuvo grado de escuela/ pero al cantar es la ciencia... ”

Con su estilo musical y excelsa lírica se convirtió en efecto en ‘ciencia’ de constante repaso para otros grandes de este folclor, como Luis Enrique Martínez, Miguel Durán y el mismísimo Alejandro Durán. Este último, según explicó el investigador cultural Celso Guerra Gutiérrez, en el primer Festival Vallenato, en 1968, interpretó como suya Alicia adorada, la obra cumbre de Juancho Polo, que le sirvió a Durán para ser escogido como primer Rey del Festival de la Leyenda Vallenata.

“Su música se conoció tarde porque no le apetecía grabar, ya que en esa época entrar a estudios no era el principal negocio para estos juglares que vivían de los toques que hacían por pueblos y veredas. En la parte de producción lo descubre Alejandro Durán, que le graba Alicia adorada, canción que Alejo registró como suya, y que conllevó un pleito jurídico. Tras este incidente Juancho Polo, que tenía 51 años, fue llamado en 1969 por Emilio Fortou, dueño de Discos Tropical en Barranquilla, para que grabara Sí, sí, sí, sí. Luego grabó Alicia adorada con nuevos arreglos, muy diferente a los que hizo Durán, constituyéndose así en su gran éxito”, explicó Castro.

Sus acordes también serían estudiados por acordeoneros de las nuevas generaciones, entre estos Juancho Rois, quien al lado de Diomedes Díaz realizaron nuevas versiones de clásicos como: Lucero espiritual, Marleny, Vení, vení y La gallina de Ramona (Shió Shió). “Juancho Polo fue una persona muy original y universal, dado que se destacó no solo como un intérprete del acordeón, sino también como compositor, sus canciones han traspasado las barreras del tiempo, por lo cual su estilo aún es palpable.

UN HOMBRE LETRADO

El compositor César Meza Cervantes, de 60 años, primo en segundo grado de consanguinidad de Juancho Polo, residente en el barrio Tajamar (Soledad), es uno de los que más se ha interesado por investigar los orígenes y trasegar de su pariente. Esta búsqueda sobre la obra y vida del artista la tiene redactada en un libro de 50 páginas que tituló La verdad de Juancho Polo. Afirma que busca desvirtuar muchos mitos que se han tejido alrededor del juglar.

“Hay muchos pueblos que se pelean su cuna, pero él nació en el corregimiento de Candelaria, conocido también como Caimán. A los 8 años migró de allí con sus padres, Juan Polo Meriño y María del Rosario Cervantes Berdugo, al corregimiento de Flores de María (Magdalena), donde se dedican a la siembra de rosas. En esa población nace su romance con el acordeón a través del maestro Carmelo Vargas, a quien Juancho solía contemplar todos los mediodías cuando este tocaba. En esas comenzó a enseñarles todo lo referente al arte de la música”, agregó Meza Cervantes en diálogo con AL DÍA.

A los 20 años Juancho Polo Valencia regresó a Candelaria convertido en acordeonero. Fue llevado a amenizar una parranda al lado de los Gaiteros de San Jacinto. Sobre el cambio de su segundo apellido de Cervantes a Valencia, explica que se debe a que en 1917 se lanzaron a la presidencia de Colombia Guillermo León Valencia y Marco Fidel Suárez, este último resultaría ganador.

“Su padre, Juan Polo Meriño, era seguidor incondicional del poeta y político payanés Guillermo León Valencia. Esto, y su pasión por la poesía, lo indujeron a preferir que lo llamaran Valencia, en honor a su querido líder. Candelaria es un pueblo pintoresco, muy político, la pasión entre conservadores y liberales era muy arraigada y por eso fue conocido a nivel nacional como Juancho Polo Valencia. Era el mayor de tres hermanos (María y Rosalía)”, añadió César Meza Cervantes.

‘ALÍCIA ADORADA’, SU GRAN LAMENTO

La obra cumbre de Juancho Polo es Alicia adorada, un reclamo a Dios por la muerte de su primera esposa, Alicia Cantillo, a quien le dio preclamsia, un aumento súbito de la presión arterial a embarazadas. “La conoció a través de José Salas, un amigo de infancia que se radicó en Concordia. Los padres de Alicia no gustaban de él porque era músico, y decían que esa vida era muy desordenada, ya que les pagaban con ron. Pero Juancho Polo reunió dinero por seis meses y se la llevó en un burro a Flores de María. Ella murió el Sábado de Gloria de 1939, Juancho estaba en Flores de María parrandeando y vino en mulo a llorar a su amada a Candelaria. Se tiró sobre el cadáver y compuso parte de la primera estrofa de su lamento”, rememoró Meza Cervantes.

“Se murió mi compañera que tristeza/Alicia mi compañera que dolor/ Alicia mi compañera que tristeza/ Alicia mi compañera que dolor/y solamente a Valencia, ay hombre/el guayabo le dejo...” Solo hasta el 8 de diciembre de ese mismo año en el corregimiento de Concepción, cantaría por primera vez ese tema con un sentimiento que provocó lágrimas entre la gente.

“Quedó obsesionado con las Alicia, en Vásquez, otro pueblo cercano, conoció a Alicia Pérez; en El Retén, a Alicia Meriño; y en Flores de María se casó con Alicia Hernández Paéz, con quien tuvo dos hijos, Sebastián, ‘Chan’, y Rosalía.

EN UNA RIÑA PERDIÓ MEDIA OREJA

Hay un episodio poco conocido sobre este creador de temas como El Duende, El Paseo de Concordia y El Pájaro Carpintero; que recrea con detalles el historiador de música vallenata Julio Oñate.

“La más célebre de sus riñas ocurrió en la Semana Santa de 1959, después de una presentación en los campamentos de la finca Nicoya, en El Retén, corregimiento de Aracataca. Un negro bastante fornido a quien apodaban ‘El Chino de Bolívar’ —cortador de caña en La Sombra, finca de Juan Vicente Calderón—, quiso arrebatarle el acordeón, y como resultado se liaron a los puños llevando Juancho Polo la mejor parte. ‘El Chino’, al ver que perdía la pelea ante un hombre delgado y tragueado, optó por morderlo en la oreja derecha cercenándole buena parte. Este hecho lo obligó a partir de entonces a lucir su sombrero ladeado para ocultar la huella de aquel mordisco. Algunos afirman que ‘El Negro’ se tragó el pedazo de oreja que le arrebató a Valencia”.

Oñate también explicó que Juancho Polo no era analfabeta, y que generalmente le cantaba al sol, a la aurora, los arreboles y a la naturaleza en general, debido a que nació a las 4 de la madrugada. “Era un hombre que leía mucho, se instruía, llegó hasta tercero de bachillerato, y parece que le gustaron mucho en una época los poemas del payanés Guillermo Valencia y eso lo nutrió.

Hay muchas canciones que dependían del grado de alcohol que tuviera entre pecho y espalda, por eso tienen muchas incoherencias, ya que comenzaba a cantarle a una mujer y de repente se acordaba de un amigo que le debía una plata, y remató así temas como La Pesadilla y Mujer de adorados pelos que tienen un tinte poético muy bello, pero algunas incongruencias.

“En el ocaso de su carrera, ya olvidado por la gente del pueblo a quien tanto alegró, los muchachos travieso del pueblo se mofaban de él tumbándole una estrambótica gorra con orejeras que usó en sus últimos días, a falta de un buen sombrero ‘vueltiao’ con el que siempre se distinguió en su época de gloria”, agregó Oñate.

‘MURIÓ INTOXICADO POR LICOR’

Según explicó su pariente César Meza Cervantes, Valencia falleció el 22 de julio de 1978 en su ley, cantando y tomando ron. “Así fue su vida, en sus parrandas a través de los tragos tenía una hoja y un lápiz listo para escribir, de hecho dejó mucha música inédita.

El primo murió intoxicado luego de pasar tres días bebiendo ron de caña en Fundación. “Falleció en un cuarto acostado en una hamaca con el sombrero puesto sobre la barriga. Había trancado la puerta, por lo que fue necesario hacer un hueco para derribarla. Sus restos fueron trasladados a Santa Rosa de Lima, donde aún reposan.

“Es una pena que una fecha tan importante como los 100 años de su natalicio haya sido olvidada por las autoridades del Magdalena y por el mismo Ministerio de Cultura, no hay programados actos conmemorativos”, se lamentó César Meza Cervantes.