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“El fútbol es una industria multimillonaria, pero nunca le arrancarán su esencia”: Jorge Barraza

El cronistas deportivos más importantes de Sudamérica, habló con AL DÍA.

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“Mi lema es la verdad, y la ética por delante de todo”. Bajo esta premisa el periodista, escritor y cronista deportivo Jorge Barraza, afirma ha fundamentado el trabajo de su exitosa carrera. Con 63 años, el argentino ha recorrido gran parte del mundo para alimentar escritos, libros, columnas de prensa, sin abandonar nunca la pasión por el fútbol, del cual se declara tal vez su más ferviente seguidor.

Es columnista y reportero para publicaciones como El Tiempo de Colombia, El Comercio de Perú, El Universo de Ecuador, entre otros. Recuerda gratamente los años de editor de la icónica revista argentina El Gráfico, una de las más influyentes en el deporte sudamericano, que dejó de circular en enero de 2018.

También se desempeñó durante 27 años como editor de la revista de la Confederación Suramericana de Fútbol, hasta 2015. Algunas de los libros más importantes que le permitieron figurar a nivel internacional con su pluma de escritor son: El Fútbol de Ayer y de Hoy; James, en la cima del mundo (una biografía del volante cucuteño), Erico para siempre (biografía del delantero paraguayo Arsenio Erico), y 350 Récords, historias y hazañas de la Copa Libertadores, entre otros.

El ejercicio periodístico lo ha focalizado hacia el fútbol, pero aclara que sus letras han ido encaminadas indirectamente al periodismo deportivo en general. “La literatura y la intelectualidad le dieron la espalda al fútbol durante casi un siglo. Lo consideraban un tema menor, el opio de los pueblos. Pero el fútbol es una pasión y una alegría genuina de la gente. Y es un fabricante de historias humanas increibles”, asegura.

En medio de su congestionada agenda de trabajo Jorge Barraza sacó un espacio para atender amablemente a AL DÍA ,y hablar de fútbol, de su carrera, del fútbol colombiano, entre otros temas.

P.

En su libro Fútbol de Ayer y de Hoy, hace un paralelo con dos épocas de este deporte, ¿con cuál se queda?

R.

Hay una inclinación humana por preferir siempre el pasado sobre el presente. Es la nostalgia, esa bellísima traicionera. En esto, al menos, me quedo con la actual, toda la vida. El fútbol ahora es más limpio, hay infinitamente menos especulación y trampas, los campos son mejores, el reglamento, el arbitraje, la paridad competitiva, la preparación, la logística, los entrenamientos, la velocidad, la dinámica, los estadios, la televisación, la universalización del juego, el conocimiento, todo es muy superior a 50 o 60 años atrás.

Solo de ver cómo juegan hoy Japón, Islandia, Marruecos, etc. Tenemos una prueba de la extraordinaria evolución que ha tenido. Ahora todos saben de qué se trata. En el Mundial del 82 Hungría goleó 10 a 1 a El Salvador. ¿Eso era lindo…? Nadie disfruta de un hecho así, eso es una salvajada. Los húngaros metían los goles y se disculpaban. El juego actual tiene más intensidad, y pese a la presión de marca, que antes no existía, igual se anotan muchos goles y se ven hermosos.

P.

¿Qué concepto guarda del fútbol colombiano, ¿ha evolucionado o ha quedado rezagado respecto a otras ligas?

R.

Ha evolucionado una enormidad. Es una referencia mundial y un gran productor de jugadores. Y tiene mucho margen para seguir subiendo. Solo le encuentro dos problemas: 1) que al ser los clubes sociedades anónimas, veo que los dueños de los equipos apenas les sale un jugador bueno lo quieren vender. Todos quieren hacer caja rápido. No se piensa en la gloria, están desesperados por vender. Si fueran sociedades civiles tal vez sería diferente. 2) Que muchos de los jugadores que van a Europa no triunfan, juegan poco o no son tenidos en cuenta. Y enseguida se esgrime que el técnico los perjudica. Los técnicos quieren lo mejor para sus equipos, si un jugador brilla, juega.

P.

¿Qué tan definitivo fue José Pékerman para que Colombia adquiriera mucho más nombre en el ámbito internacional?

R.

Le dio jerarquía a la Selección, la rodeó de un clima de serenidad, llevó alegría a la gente, despertó una expectativa inusual respecto del equipo, clasificó a dos Mundiales y dejó una imagen impecable de Colombia en el exterior. Logró que todos sus futbolistas jugaran mejor con Colombia que en sus clubes. Con Pékerman Colombia siempre fue muy competitiva.

P.

¿Qué opina de la posible llegada de Carlos Queiroz como reemplazo de Pékerman a la Selección Colombia?

R.

No tengo referenciado cómo juegan sus equipos. Es un hombre que se ha movido siempre en un nivel altísimo, Manchester United, Real Madrid, varias selecciones. Sabe lo que es organizar un equipo, lo que es la competencia de élite. Pero esto es Sudamérica, acá muchas veces dos más dos son siete… Hay que verlo y después opinar.

P.

¿Qué opinión le merece la llegada de César Luis Menotti como director de selecciones en su país?

R.

Me alegró su designación, la veo acertada, aunque la considero a destiempo, tardía, ¿por qué se esperó a que tuviera 80 años para aprovechar su capacidad, su personalidad, su buen gusto futbolístico? Creo que, por el solo hecho de que esté Menotti sentado en una oficina o parado al borde del campo, técnicos y jugadores van a intentar dar lo mejor y defender la camiseta con orgullo.

P.

Menciónenos, por favor, como mínimo tres razones para considerar a Messi, por encima de Pelé y Maradona.

R.

No es que lo considere por encima, digo que es el mejor que yo vi. Y vi a los tres. Messi no es un jugador, son varios: la seriedad competitiva de Di Stéfano, el sentido del gol de Pelé, la habilidad de Maradona y la genialidad del pase de Bochini. Nunca nadie tuvo tanta regularidad en la brillantez. Más que los récords y los goles, lo más relevante de Messi es su técnica, sus pases, gambetas, controles, tiros libres, su visión para armar la jugada. Y que juega para el equipo, no para él. Aparte, me encanta su personalidad: es un genio humilde. Nunca le escuché decir la palabra yo. No sé cómo hace para no mencionarla jamás, pero eso habla de su modestia y es una enseñanza que nos da a todos.

P.

A través de sus columnas y libros ha querido darle siempre prioridad al fútbol como una especie de arte, antes que convertirlo en un negocio, teniendo en cuenta las cifras actuales que se manejan en este deporte, ¿lo sigue viendo así?

R.

Nunca lograrán arrancarle la esencia. Como dijo alguien, el fútbol es demasiado negocio para ser considerado solo un deporte, pero es demasiado deporte para ser considerado solo un negocio. Cuando se juega una final del mundo, de América, de Champions, de Libertadores, no hay negocio que valga, el jugador entra y deja la piel. Solo basta un ejemplo: los dos River-Boca recientes. Las polémicas, las denuncias, las críticas, el escándalo, todo terminó cuando empezó a rodar el balón. Y salieron dos partidos preciosos con goles fantásticos y jugadores que echaron el resto.

P.

¿La corrupción es la gran culpable de tantas polémicas extradeportivas en el fútbol?

R.

Hay polémicas de todo tipo, no solo por corrupción, aunque esta ha sido la causa principal. La corrupción es el gran flagelo de nuestro tiempo, la corrupción mata, empobrece, destruye. Igual, nunca podrá con la fuerza intrínseca del juego, que es maravilloso. El fútbol ayuda a vivir mejor, con expectactiva, con ilusión.

P.

Se ha declarado un crítico muy fuerte del manejo que ha tenido la Conmebol en los últimos años, ¿por qué?

R.

Siempre cuento la misma anécdota, que es absolutamente real: en 27 años como director de prensa de Conmebol nunca vi dos dirigentes hablando de fútbol. Hablando como pueden hacerlo dos ciudadanos comunes en un bar o en una oficina. O sea, que uno le dijera a otro:“Qué golazo el de Valderrama”, o “qué bien juega el puntero de ustedes…” Yo entiendo que la función de ellos no es el juego, pero se supone que fueron hinchas, que ven los partidos y se emocionan como cualquiera, y que luego deben elegir un entrenador sabiendo de sus capacidades. Los dirigentes que estuvieron hasta que saltó el ‘Fifagate’, que para mí siempre fue ‘Conmebolgate’, salvo honrosas excepciones, no pensaban ni un minuto en la pelota. Creo que quedó bastante claro con el escándalo que saltó en 2015.

P.

Según su óptica, ¿desde cuándo el fútbol se convirtió en un negocio?

R.

No es que sea un negocio, la pasión tan fenomenal que fútbol genera lo ha convertido en una industria archimillonaria. Si uno ve que juega Boca en Japón y lleva veinte mil hinchas desde Argentina, está claro que es una veta tan apetecible como el petróleo, los automóviles, las finanzas u otras. Entonces, tanto dinero que capta genera intereses y distorsiones. Messi ganó 108 millones de euros en 2018, y uno dice “qué disparate”, pero es lo que él produce. Cuando entra a la cancha el futbolista muestra un espíritu muy amateur y da todo, no se guarda nada. Es el costado más admirable del jugador. El negocio lo hacen los empresarios, que no dejan nada y se llevan un buen pedazo de pastel. Y los dirigentes corruptos, que los seguirá habiendo siempre, aunque cada día más controlados.

P.

También criticó en algunas ocasiones al fallecido Julio Grondona, ¿cree que en el fútbol argentino se acabaron personajes tan polémicos o se siguen viendo casos?

R.

No veo ningún otro. Habría que tener mucha mala suerte para que después de un Grondona por 35 años venga otro atrás ¿no…?