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ESPECIAL | El drama de trabajar como árbitro en Colombia

A muchos les toca trabajar sin contrato.

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Dejar de sancionar un penal del defensor del Deportivo Cali Germán Mera contra Clemen­te Palacios de Junior, en el juego del 22 de octubre de 2016 en el estadio Palmaseca, donde los Azucareros se impu­sieron 2-0 a los Tiburones; le restaron puntos para una calificación ‘excelente’ al árbitro boli­varense Juan Carlos Gamarra, según con­cepto del analista de televisión y exsilbato José Borda.

Ulises Arrieta, otro juez del Colegio de Árbitros de Bolívar, también fue cuestionado por expulsar el 29 de abril pasado a dos jugadores de La Equidad en un lapso de dos minutos, tras protes­tar airadamente y lanzarles imprope­rios por sancionar un penal en contra, en partido también contra el Cali.

El árbitro Ulises Arrieta en medio de jugadores de La Equidad, en el juego controversial de este equipo con el Dep. Cali.

Este incidente, además, generó recla­mos del presidente del cuadro asegura­dor, Carlos Zuluaga, con señalamientos al colegiado“de tener interés de perju­dicar” al cuadro capitalino.

Los casos mencionados tienen a Gamarra y Arrieta, dos de los mejores árbitros del país, am­bos del Colegio de Árbitros de Bolívar, sin dirigir fútbol profesional a partir de dichos in­cidentes.

Las historias de los cole­giados costeños tienen algo en común,ninguno de los dos ha sido notificado oficialmente de que contra ellos existe una sanción que los haya separado del arbitraje en los torneos de la Dimayor.

Es decir, se sienten sancionados por­que no los convocan, pero jamás han sido informados de alguna medida dis­ciplinaria en su contra y quepor esta razón no han vuelto a pitar.

Sin embargo, en el caso Arrieta este alcanzó a tener información —no ofi­cial—, de que iba a ser sancionado.Se enteró por unas declaraciones del pre­sidente de la Comisión Arbitral, Jorge Enrique Vélez, a un periódico de Bogo­tá, en la que dijo que (Arrieta) “iba a ser suspendido indefinidamente”.

Pero, ¿por qué nunca se conoce una sanción oficial del órgano disciplina­rio del arbitraje, como suele ocurrir en cualquier otra actividad?

De acuerdo con la investigación de la redacción de AL DÍA, la razón es que si la Federación a través de la menciona­da Comisión revelara las sanciones con­tra los árbitros por sus rendimientos en el terreno de juego, se daría por enten­dido una relación laboral tácita entre ambas partes (silbatos-Federación), lo que no le conviene a la entidad en su responsabilidad de ‘empleador’, porque los primeros solo prestan un servicio sin vínculo laboral con el ente futbolero.

¿QUIÉNES RIGEN EL ARBITRAJE EN COLOMBIA?

La jerarquía arbitral en el fútbol co­lombiano está amparada por la Fede­ración Colombiana de Fútbol, que tiene dentro de sus diez comisiones aseso­ras la Comisión Arbitral.

Dicha Comisión está conformada por un órgano administrativo en cabeza de cuatro ejecutivos, ninguno de ellos con pasado en el arbitraje; y una junta técnica que sí tiene antecedentes en el juzgamiento de partidos de fútbol.

La primera la integran su presi­dente, Jorge Vélez; Carlos Camar­go, Juan Carlos Granados, Luis Er­nesto Vargas y César Toro.

Jorge Vélez, presidente de la Comisión Arbitral.

La parte técnica la conforman los exarbitros Ímer Machado y Luis Fernando Avendaño, quienes ofi­cian como instructores técnicos; el licenciado Javier Reina, y el secretario Émerson González.

Ellos se encargan de evaluar la actua­ción de ‘los hombres de negro’ en todas las jornada, y en especial analizan si las críticas de los jugadores y de los medios de comunicación tienen fundamentos como para aprobar o reprobar el des­empeño de los colegiados.

EVALUACIÓN ONLINE

Este año entró en vigencia la utili­zación de un software o aplicación web llamado Comet, en el que cada juez con un usuario y su contraseña entra en la plataforma en línea que contiene toda la información referida a los árbitros de parte de los miembros de la Comisión Técnica Arbitral.

“Ahí podemos encontrar los informes de los partidos, la explicación de los errores, el video para retroalimentación y corrección. También las notas de la evaluación de nuestras actuaciones en cada partido en procura de ir mejoran­do, explicó un árbitro activo que pidió la reserva de su nombre.

Esta es una de las mejoras, un escalón de calidad que se le ha introducido al arbitraje colombiano, coincidieron las fuentes arbitrales consultadas.

Desde la última semana de mayo pa­sado, los árbitros están en la obligación de presentar su afiliación a una Admi­nistradora de Riesgos Laborales (ARL), pagar pensión, y pagar mensualmen­te su salud a través de una vinculación con una EPS.

Eso hace menos de un mes, lo que quie­re decir que antes si un árbitro resultaba lesionado en un estadio por una acción vandálica, sufría un accidente en el tras­lado aéreo hacia la sede de un partido y perdía la vida, él o su familia tendría que asumir los gastos de hospitalización y/o funerarios; y si esta dependía económica­mente de él quedaba desprotegida.

“Finalmente todos estos papeles los piden para poder quitarle a uno el 10% por retención en la fuente”, comentó otro de los árbitros consultados por AL DÍA, que también solicitó no mencionar su nombre.

Por pitar un partido al árbitro central le pagan un millón 760 mil pesos, y a un asistente el 50% de este ingreso. Las cuentas de hotel y alimentación corren por parte del club anfitrión. Los servi­cios arbitrales se les cancelan en el mis­mo estadio.

“Deberían consignarle a uno ese di­nero, aunque nos sustraerían los gas­tos por las operaciones bancarias, pero es mejor eso a correr el peligro que lo asalten a uno a las afueras del estadio”, comentó otro juez.

LA PRESIÓN DE LOS GRUPOS DE PODER

En el caso de Ulises Arrieta (a quien quisimos entrevistar, pero se negó a dar declaraciones por la orden taxativa de no hablar con medios de comuni­cación), se deja ver entrever un sesgo marcado para que no solo fuera san­cionado, sino también sacado definiti­vamente de la actividad.

Esto se desprende de las declara­ciones que el presidente del club La Equidad, Carlos Zuluaga, dio el lu­nes siguiente del partido de la polé­mica, acusándolo de que su supuesta animadversión contra el club bogota­no es porque su hermano Alexander Arrieta se probó en el equipo, y no fue contratado.

AL DÍA estableció que Alexander Arrieta intentó jugar fue en el Chicó Fútbol Club, y su hermano, el árbitro Ulises Arrieta, no le ha dirigido a Chi­có desde el 10 de septiembre de 2015, cuando curiosamente cayó 1- 0 ante La Equidad.

La participación de algunos jugado­res activos en programas de opinión especializados en fútbol, se ha conver­tido igualmente en un arma de doble filo para los árbitros, que ven como a los que les imparten justicia, terminan siendo sus jueces ante la opinión públi­ca. Los silbatos se ven maniatados, sin la posibilidad de defenderse en las mismas condiciones, dadas las restric­ciones a las que están sometidos ante la prensa. Una violación a esta censura les representa que no los designen pa­ra los encuentros de la A o la B.

“En el caso de Arrieta él mismo me comentó que Fabián Vargas (jugador de La Equidad) le decía que si lo ex­pulsaba lo iba a criticar en Espn”, ase­guró una fuente en el entrenamiento del Colegio de Árbitros de Bolívar, al que asisten más de 80 asociados.

“A Ulises Arrieta lo traían en la mira. Sus antecedentes en el caso de la ma­no de Marco Lazaga que le dio el as­censo a Cúcuta, y esto que pasó hace un mes los llenó (a la Comisión) de ra­zones para una suspensión indefinida. Y ese vocabulario lo conozco. Cuando dicen eso (suspensión indefinida) es que no lo van a poner más. Tendría que comenzar a pensar a buscar algo a qué dedicarse”, dijo un asesor arbitral que pidió el anonimato.

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