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Garra y fe pidió Chimilongo Robles A jugadores del Unión

El exportero samario se declara uno de los hinchas más grandes del Ciclón Bananero.

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Su nombre es Maximiliano Robles Maduro, pero todos lo conocen como ‘Chimilongo’, un mote heredado de su abuelo de origen holandés. Nació en Santa Marta hace 73 años, y fue arquero del Unión Magdalena, Bucaramanga y Tolima. Su corpulencia y fortaleza le mereció el respeto de los delanteros que poco se atrevían a enfrentarlo.

Él mismo se denominó como ‘un asesino del área’. Sin embargo, asegura que el artillero que más lo desafiaba era Nelson Silva Pacheco de Junior. Jugó unos 16 años entre finales del 60 y del 80. No ganó plata, pero sí amigos, muchos de los cuales lo apoyan y le extienden la mano, afirma. Entre estos menciona al artista Carlos Vives, a quien le salvó la vida cuando este era niño al sacarlo de una piscina en Cúcuta, en momentos que estaba a punto de ahogarse.

El padre del ahora artista, Luis Aurelio Vives, para ese entonces presidente y delegado del Unión Magdalena, solía llevar en los viajes al pequeño Carlos. Del artista dijo haber recibido el mejor de los regalos: una casa en Pescaíto que costó $85 millones.

Maximiliano Robles está enfermo, le han hecho seis operaciones. Su cuerpo está descompensado y no tiene fuerzas para caminar, pero cree en Dios. Tiene fe que el Unión Magdalena va a subir de categoría y que este lunes le ganará al Quindío.

P. ¿Usted es pescaitero?

R. Yo soy de las dos aguas, es decir, de dos barrios, de San Martín y Pescaíto. En el primero nací y en el segundo me crié. Ambos me vieron nacer y crecer como futbolista.

P. ¿Cómo llegó al unión?

R. En el año 1969, después que sale campeón. Venía con la selección Magdalena de un torneo nacional en Girardot. Me llevaron al equipo profesional aunque ya estaba casi listo para ir al América. De todas maneras logré jugar con esos ídolos del 68, los campeones.

P. ¿O sea que no vio ese partido del unión campeón?

R. No, porque ese día jugamos contra Antioquia en Girardot y perdimos. Nos vinimos para Santa Marta y encontramos el festejo.

P. ¿En qué otros equipos jugó?

R. En Bucaramanga, con Alfredo Arango, Vilarete, Guillio, Rafael Arango, Frascuelli. Luego vuelvo al Unión y soy titular por encima de Fragoso, Pulido y la ‘Chita’ Molina, un arquero guajiro; después pasé a Deportes Tolima. Estuve tentado por el Junior, pero lastimosamente no se dio.

P. ¿Pero su equipo es el unión magdalena?

R. Me atrevo a decir que soy su hincha más grande, porque lo sentí como futbolista, porque jugaba con amor, por eso más nadie que yo lo quiero ver de retorno a la A. También le voy a Junior, porque es de la Costa.

P. ¿El fútbol le dejó plata?

R. No, pero sí muchos amigos, porque todo lo hice con amor. Además de una mujer que lo es todo para mí. Ella es María de Armas, mi esposa, quien me regaló 8 hijos.

P. ¿Recuerda su primer sueldo y el último?

R. Creo que el primero fueron $1000 con el Unión, y el más grande con Tolima, si no estoy mal $4 millones. Hoy se gana mucha plata.

P. ¿Usted era famoso por ser un arquero de mucha fortaleza?

R. Sí, es correcto, sin que suene grotesco, yo era un ‘asesino del área chica’. Allá arriba nadie me ganaba y eran pocos los que se atrevían a cabecearme o a chocar conmigo. Los entrenadores rivales decían en los tiros de esquina, no lo tiren arriba que ‘Chimilongo’ los mata.

P. ¿Pero seguramente había un delantero osado?

R. Varios: Pandolfi, Walter Sosa, Omar Verdum, Jorge Gallego. Pero el más atrevido, porque con ese si me tocaba pelearla duro, era Nelson Silva Pacheco, que llegó a ganarme varias arriba.

P. ¿Y qué dice de los arqueros de hoy?

R. Tienen mucha técnica, los enseñan a jugar con los pies, pero no a cortar centros. Yo exigiría más trabajo arriba.

P. ¿Cree que unión va a ascender?

R. Tengo mucha fe. Los jugadores tienen garra, fuerza y pertenencia. La mayoría no son de aquí, pero se sienten samarios, como el arquero Giraldo que es muy bueno. Pero la estrella es Márquez, un samario. Fíjate, este muchacho pasó por mis manos, en la escuela mía en la que estuvo hasta los 10 años. De ahí el señor Yacomelo y mi persona se lo llevamos a ‘Robapollo’ (Edinson González), y de allí pasó al Unión Magdalena.

P. ¿De subir de categoría que recomienda?

R. A los directivos les pido que no desarmen el equipo, que lo conserven y traigan otros buenos jugadores.

R. ¿Qué hay de su salud?

R. Mi estadio de salud viene decayendo poco a poco. No tengo muchas fuerzas. El cuerpo mío está descompensado, no hay fuerzas. Quiero hacer más pero no puedo. Tengo dos meses que no salgo a la calle. Mis hijos me acompañan todas las noches. Tengo seis operaciones encima, de corazón, próstata y otras. Pero tengo el mejor de los médicos: Dios.

P. ¿Se siente solo?

R. No, tengo a mi esposa y mis hijos. Necesito que los padres de familia de mi escuela de arqueros me acompañen, me den fuerzas. También a mis grandes amigos de la prensa, la Alcaldía, la Gobernación, porque yo aún le hago falto a Santa Marta.

P. ¿Y Carlos Vives?

R. Lo amo y adoro, a él y a su esposa, Claudia Elena. Tienen un corazón inmenso.

P. Carlos le hizo un buen regalo, ¿cierto?

R. Sí, el mejor, yo vivía arrendado y me regaló esta casa que costó $85 millones. También me hizo un homenaje en el Hotel Zuana en el que me entregó la escritura y la llave de la casa.

P. ¿Cómo nació esa amistad?

R. El papá de Carlos Vives era gerente y delegado del Unión Magdalenas para los viajes. En los entrenamientos llevaba al niño y nos lo recomendaba a Deluque y a mí, pero él se daba más conmigo. Se fue llenando de cariño hacía mí, fue creciendo hasta estos días, siempre amigos.

P. ¿Qué recuerda de Carlos como niño?

R. En un viaje a Cúcuta le salvé la vida. Nos fuimos a desayunar y el papá salió con él a la piscina. Al rato se estaba ahogando, yo me tiré y lo saqué del agua, le di respiración boca a boca y lo llevamos a la clínica. El papá le dijo que en su vida no se olvidara de ‘Chimilongo’. Tenía en ese entonces como 11 añitos.

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