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“Hay gente que me odia que debe estar muy feliz con mi retiro”: Iván Mejía Álvarez

El comentarista caleño le dijo adiós a la radio y a la tv tras 50 años de carrera.

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Así como sus amigos más íntimos le dieron seis meses para que se devolviera para Bogotá después de tomar la decisión de radicarse en Cartagena hace siete años, sus compañeros le dieron poca credibilidad a sus palabras cuando les dijo por primera vez, el pasado mes de enero de 2018, que se iba a retirar de la radio.

Tampoco cuando anunció su retiro al terminar la final del Mundial de Rusia, entre Francia y Croacia. Y cuando dijo por última vez “me voy” no supieron qué más ofrecerle para que se quedara al aire.

El periodista deportivo caleño Iván Mejía Álvarez (no tiene segundo nombre) le dijo adiós el pasado viernes a la actividad que le dio el mayor reconocimiento en los últimos 50 años, en los que fue testigo de grandes eventos deportivos, siguió a estrellas del deporte, estuvo en escenarios míticos de este mundo de la actividad física, lo hizo autor de un estilo único en la radio, prensa y televisión colombiana, coleccionó admiradores, enemigos y vigentes amenazas de muerte, pero nunca, nunca, fue inadvertido.

Se va con la certeza de que Carlos Queiroz está muy cerca de ser el próximo entrenador nacional de la Selección Colombia de fútbol, de que hará una obra biográfica en la que cuente anécdotas y episodios de eventos deportivos en los que estuvo presente que se titule ‘Estuve allí’ (título sugerido por el redactor de esta nota a manera de broma). Así mismo no esconde que volvería a los medios de comunicación si algo le seduce, pero “eso sí, evitaré convertirme en un Julio Comesaña para el Junior, es decir, Julio 7, Julio 8 o Julio 9”, dijo.

P.

¿Le costó mucho tomar la decisión de retirarse?

R.

Fue una decisión tomada en diciembre de 2017 con mis hijos y con mi señora. Les dije que no quería trabajar más de 50 años de carrera, tengo 68 años de edad y quiero disfrutar el hacer cosas para mí, no tener compromisos laborales, vivir diferente, ser dueño de mi propio tiempo. No puedo asegurar que no vuelva, dejo la puerta abierta, hay cosas que me seducirían a volver, pero en el siguiente año (2019) no habrá Copa América para Iván Mejía, ningún evento. Me voy al menos un año sabático.

P.

¿Qué cosas lo seducirían a retornar?

R.

No he pensado mucho en eso, pero hay cosas que me seducen como proyectos aparte de los medios tradicionales, como la docencia. Tengo una propuesta ligera de una importante universidad para compartir estos conocimientos de 50 años de periodismo deportivo. Tengo un par de libros en la cabeza que quiero escribir. Esos proyectos son los que se asoman, me interesan, porque uno no se puede quedar sin hacer algo útil.

P.

¿Iván Mejía de profesor? Cosa brava para los alumnos (risas)

R.

Más que ser bravo, un profesor se impone por tener razones y argumentos y creo que tengo 50 años de periodismo como para dar razones de peso y ganarme el respeto ante unos alumnos.

P.

¿Pudimos haber hecho un mejor Mundial?

R.

Totalmente. El trabajo de Pékerman en el Mundial fue muy malo y los pocos que lo hemos dicho hemos sido catalogados como enemigos del país. El equipo estuvo mal confeccionado, en la nómina había más de 6 jugadores lesionados, para un partido clave como contra Inglaterra teníamos 14 jugadores, la alineación para el primer partido ante Japón fue infame, hecha para darle gusto a los empresarios y para poder vender unos jugadores. Pékerman dirigió supremamente mal y su trabajo en la pasada eliminatoria fue muy pobre.

P.

¿Cuál es el perfil del técnico que le gustaría ver sentado en el banquillo de Colombia o el técnico que cree que será el escogido para esa función?

R.

Están hablando mucho de Carlos Queiroz. Sé que hay conversaciones muy adelantadas con el portugués. Es un técnico reputado, con fama de hombre serio y duro. Tiene un argumento que a mí me encanta: Queiroz distribuye conocimientos, eso quiere decir que el entrenador no se quedaría solo siendo el técnico de una selección de mayores, viniendo cada dos meses a un partido, viviendo solo cinco días en Colombia como Pékerman, sino que el compromiso que se ha hablado con él es que se venga a vivir al país y vaya a las ligas, que irrigue su conocimiento, que trabaje con el técnico dela Sub 17, con el de la Sub 20, que haga cursos para técnicos, todo eso. Porque eso de traer un tipo al que le paguen USD$ 4 millones de dólares al año para que venga solo a trabajar en los partidos de las eliminatorias es una vagabundería que no podemos repetir.

P.

Colombia es una de las pocas que se está demorando para nombrar su técnico. ¿Cómo aprecia esta situación?

R.

De las carreras no queda sino el cansancio. Por delante tenemos una Copa América. Carlos Queiroz llegaría en el mes de febrero, como tengo entendido, así que tendría suficiente tiempo. Además las eliminatorias están proyectadas para más adelante, en el 2020.

P.

Pero Iván, por lo que ha insistido en sus respuestas usted da como un hecho que es Queiroz el nuevo entrenador de Colombia. En sus insumos como periodista, ¿ese es el dato que tiene?

R.

Diría que está cerca. Por lo que conozco, Carlos Queiroz es en un 75% el técnico de Colombia. Ya hablaron con él, hablaron de dinero, solo falta un acuerdo entre los miembros del comité ejecutivo.

P.

A propósito de noticias para confirmar técnicos, esta semana usted anunció que Julio Comesaña se quedaba en Junior. ¿Qué pasó?

R.

Es una decisión personal de Julio (Comesaña) y está bien. Les dice, ahí les dejo. La verdad es que Fuad (Char) no quiere a Julio y Julio no quiere a Fuad, como cuando no hay empatía en un matrimonio hay que separarse. Se va después de haber salvado a Junior dos veces en los últimos dos años. El año pasado después del fracaso de Alexis Mendoza tomó el equipo y lo levantó y este año volvió a hacer lo mismo llevándolo a dos finales. En esa relación dueño-técnico se reúnen, arreglan en la noche, se toman una botella de vino, al día siguiente Julio se levanta con una resaca y dice no voy más. Mire lo vuelven a llamar pronto y les vuelve a salvar el barco.

P.

Pasemos a otro tema, episodios que vivió en los estadios que lo hayan hecho llorar...

R.

Recuerdo dos veces en las que se me han salido las lágrimas en un estadio de fútbol. La primera fue junto a Fabio Poveda en San Ciro, en Milán, en el Mundial de 1990. Estábamos viendo el partido de Colombia ante los alemanes sentados frente al mismo escritorio, nos compartíamos la bolsita de cardamomo y de repente el gol de Fredy Rincón. Nos subimos los dos al escritorio y como ambos estábamos muy gordos eso se vino abajo. Tremendo golpe nos dimos, pero nos abrazamos de la alegría. Y el otro fue en Maracaná, Mundial de Brasil 2014, cuando James Rodríguez la paró con el pecho y sacó ese latigazo de zurda para vencer al portero uruguayo. Creo que grité más que el ‘Tato’ Sanín. Se me salieron las lágrimas. Han sido muchas cosas en 50 años.

P.

Pero no todas relacionadas con el fútbol, como podría creer mucha gente…

R.

Aunque la gente no lo crea, vi a Carlos Monzón contra Rodrigo Valdés en el estadio Luis II de Mónaco. Era un pelado de 26 años. Fui a la segunda pelea de Alfonso ‘Pepermint’ Frazer contra Pambelé en Panamá, me tocó cubrir como reportero, no soy especialista de boxeo, me mandaron a hacer unas crónicas y las hice. Estuve en los suburbios de Paris viendo a Carlos Monzón contra José ‘Mantequilla’ Nápoles en 1974. He visto muchas estrellas del deporte en 50 años: vi River-Boca; Barcelona-Real Madrid; estuve en el Master de Augusta siguiendo a Tiger Woods; he visto partidos de baloncesto de la NBA, béisbol de las Grandes Ligas, vi los 100 metros en los Juegos Olímpicos con Carl Lewis; vi al ‘Mágico’ Johnson, a Michael Jordan, más los 9 campeonatos del mundo y las Copa América. Lo he visto todo.

P.

¿Y quién era Iván Mejía en ese tiempo de Monzón-Valdés?

R.

Era un inmigrante, viviendo en Barcelona, en 1973. Ese día en la pelea de Valdés en ‘ringside’ tenía cerca de mí a Carolina de Mónaco, divina; Alain Delon, Jean Paul Belmondo. Así por encima recuerdo que estaban estos personajes. Al día siguiente me vi el premio de Fórmula Uno ¡Qué vida para un pelado como yo en ese momento!

P.

Después de eso, ¿ya qué más? A cuidar nietos…

R.

A peinarlas y hablar con ellas (risas).

P.

Mucho insumo para escribir libros…

R.

Sí, pero uno no puede solo depender de la memoria. Hay que regresar a las hemerotecas para no precisar datos que después te van corrigiendo, pero por ahora hay que despejar la cabeza para poder hacerle frente a este tipo de proyectos que me seducen.

P.

De tantos eventos a los que fue, podría escribir un libro que podría llamarse ‘Estuve allí’…

R.

Algo en inglés como ‘I was there’, un poco más comercial (risas). Podría ser.

P.

¿Le va a hacer falta todo esto?

R.

Claro que me va a hacer falta. Seguiré viendo fútbol, golf, pero estoy consciente que me tomé el tiempo para afrontar esta decisión, que tuve el tiempo para mamarme de ella y no lo hice. Me quiero ir y mañana (viernes; la entrevista se hizo el jueves) me iré tranquilo. Si en un año veo que no puedo vivir sin el periodismo, pues, regresaré y listo, ¿qué hacemos? Ahora lo que sí tengo claro es que no me voy a volver un Julio Comesaña versión siete u ocho en Junior (risas).