Javier Castell y su fotografía con Pelé.
Javier Castell y su fotografía con Pelé. Cortesía El Heraldo.
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Javier Castell y la foto con Pelé que guarda como un tesoro

“Me temblaban las piernas cuando estuve cerca de él”, recordó el argentino.

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Se fue uno de los ídolos de Javier Castell López. Pelé era el hombre por el que profesaba respeto y una profunda admiración.

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“Hace unos días, antes de su fallecimiento, al ver las fotos de Pelé en su cama abrazado con su hija, no pude dejar de sentir un profundo dolor: se desgarró en mí parte de una de las más felices épocas de mi vida como fue mi niñez, disfrutando al más genial jugador, a Pelé y a su mágica selección Brasil del 70. Yo creo que ha dejado de existir físicamente uno de los hombres más idolatrados, reconocidos y admirados en todo el planeta tierra de los últimos cien años”, expresó el ex jugador y ex entrenador.

“Perdón si la comparación es irrespetuosa, pero creo que Pelé fue para el fútbol lo que Mozart para la música, Miguel Ángel para la pintura, Cervantes para la literatura. Por eso, la única certeza que tenemos los seres humanos, nuestra finitud, hoy es más dolorosa, porque murió un hombre extraordinario, que hizo feliz durante muchos años a miles, millones de personas, murió el rey del fútbol, el más grande atleta del siglo XX. Pero ni siquiera él, que fue el único elegido por natura para que en su cuerpo y su cerebro viviera la perfección futbolística, pudo ganarle. Sin embargo, no tengo dudas de que su legado será eterno. Ya es eterno. Tal vez, en su honor, ya no deberíamos decir vamos a jugar al fútbol, sino vamos a jugar el juego de Pelé”, agregó Castell.

Y tuvo la fortuna verlo cara a cara e intercambiar algunas palabras. Un instante corto que dejó un recuerdo enorme en su vida. 

EL ENCUENTRO

Estaba nervioso. No lo niega. Miraba de abajo a arriba a los cinco grandulones que custodiaban a Pelé tratando de encontrarse con una muestra de amabilidad, con una oportunidad. Sin embargo, al final de los casi dos metros de estatura de cada guardián, Javier Castell siempre se encontraba con una cara de pocos amigos, con un rostro intimidante que parecía decir: arriésgate y verás.

No había forma de aproximarse más a su ídolo, estrecharle la mano y cruzar unas palabras. “Estaba más asustado. Tenía la angustia de que dejaran acercarme. Los hombres de la seguridad parecían luchadores”, recuerda Castell.

Era miércoles 30 de mayo de 1984. Junior se encontraba en Curazao para encarar un torneo amistoso en el que también participaban la selección anfitriona, la selección de Venezuela y Santos de Brasil. Pelé ya había colgado los guayos después de una brillante carrera, mientras Castell era uno de los jóvenes de la cantera rojiblanca que se abrían paso en el equipo principal.

De camino a la cancha para la inauguración del campeonato, el ahora analista y columnista de fútbol, encontró la llave de acceso al crack. José Varacka, entrenador rojiblanco de ese momento, que había jugado en contra de Pelé en sus años como futbolista argentino, se arrimó al Rey con la típica espontaneidad y elocuencia argentina, rompió el hielo con algún chascarrillo del que Castell no se acuerda y listo.  

“Varacka lo conocía, se le acercó y lo saludó. Yo aproveché y me le pegué. Yo llevaba un libro: ‘Los goles del mundo’, que dedica un capítulo entero a los mil goles de Pelé. Se lo mostré y me lo autografió”, cuenta Castell.

Pedro Anchila, fotógrafo barranquillero, congeló aquel momento de evidente admiración de Castell hacia Pelé.

Javier Castell.

“Me temblaban las piernas cuando estaba ante él”, reconoce el exjugador. “Era el sueño de todo futbolista, estar al lado de Pelé. Yo fui el único de los jugadores de Junior que pude tomarme esa foto. Todo eso sucedió apenas en 45 segundos o un minuto, pero para mí fue una eternidad”, agregó.

Castell conserva con orgullo su foto al lado del astro brasileño. Dice que es el único recuerdo de sus días como futbolista y entrenador que adorna su casa.

“El libro con el autógrafo no sé qué se hizo, creo que se lo presté a un tío. Las demás fotos del fútbol no sé dónde andan, pero esta foto la tengo enmarcada”, concluye.

No es para menos, es la imagen con quien muchos consideran el mejor de todos los tiempos. Por eso Castell la guarda como un tesoro.

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