Tecnofreak

El sencillo arte de “hackear” a Instagram para tener más seguidores

La trampa de influencers, celebridades, marcas y de ese amigo que solo necesita un abrazo.

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Buceando como siempre en la red, nos topamos con un artículo de la revista Vice, en su edición de México, en el que revela la facilidad –cada vez menos sorprendente- con la que se puede romper las reglas de juego de Instagram para llevar un perfil al que no entran ni moscas, a uno seguido por millones. Todo de una manera poco y muy artificial, cada quien escoja.

En resumen, el artículo explica que los números de interacción (seguidores, likes, comentarios) que nos arroja Instagram ya no solo tienen que ver con el ego, sino con un negocio redondo del que se alimentan perfiles y marcas grandes y pequeños en todo el mundo. Es decir, ya no es solo cool, es megarentable.

En ese afán por convertir las foticos en dinero, muchos hacen lo que sea por demostrar que pueden ser influencers, y para eso –vaya novedad- también existe un mercado: los “hackers” de Instagram.

Ya sabemos que hay decenas de páginas que se ofrecen para comprar likes o seguidores, pero

el periodista Sirag Nabih buscó

en mercados virtuales como Fiverr y Upworky encontró que 800 o 1.000 seguidores pueden llegar a costar unos 3.200 pesos colombianos, aunque si se busca con más esmero, podría ser menos dinero.

El sistema funciona como una empresa de servicios, cada quien paga por lo que necesita. Los ingenieros, programadores o aficionados se encargan de poner a la venta sus

“(ro)bots” que modifican el código que ejecuta Instagram

para conseguir casi cualquier cosa.

Ese Sanandresito virtual puede ser tan útil como peligroso, pues las estafas son pan de cada día. Vice explica que hay una zona gris en las condiciones de uso de Instagram, porque sin mayor esfuerzo es posible acostarse a dormir y levantarse con 100.000 seguidores “sin tener la culpa de ello”.

CÓMO FUNCIONA

En repositorios de proyectos en línea como GitHub se puede encontrar líneas de código que se ejecutan bajando Phyton, un famoso lenguaje de programación con códigos legibles quees capaz de conseguir prácticamente todo. Mirando el tutorial, que puede ser complejo para “vírgenes” en informática, vemos que podemos ordenarle a este motor cosas como:

-Dar X cantidad de likes diariamente y ponerle un mínimo y un máximo.

-Seguir o dejar de seguir a X cantidad de cuentas y determinarle al robot un tiempo para hacerlo (puede ser todos los días, todo el día)

-Comentar fotos de otros con palabras tipo

-Seguir gente que usa determinadas etiquetas y repetir el mismo proceso con ellas.

Así lo explica el periodista que hizo el experimento:

Hay que advertir que las cuentas con las que interactúa el robot en Instagram, una red que no permite la pornografía,son seres humanos de carne y hueso, por lo que este un truco muy apetecido por las marcas y los pocosfollowers ganosos.

Es probable que les haya pasado: nos siguen quienes parecen ser supermodelos o les dan like a diez fotos nuestras (algunas muy viejas) de un zarpazo. Es probable que este juguetico esté haciendo el trabajo para animarnos a seguir a ese vietnamita de 12 años que está obsesionado con nosotros ¬¬

En Twitter funciona distinto: tal vez recuerden que en Colombia a Marco Fidel Ramírez, el concejal de la familia,lo pillaron siguiendo cuentas de Twitter porno y fotos a las que les había dado fav (cuando existía). Lo más probable es que su equipo asesor usó alguno de estas trampas para ganar falsos seguidores indiscriminadamente. Lo siguiente, como bien señala Vice, es decir “me hackearon la cuenta”.

COMPRAR O DAR FOLLOW COMO SI NO HUBIERA MAÑANA

Hay gente que se dedica profesionalmente a vender cuentas.Inflan orgánica o artificialmente un perfil y luego venden la contraseña. Nadie responde por estas transacciones y los seguidores seguramente serán filipinos sin foto, pero si aun así quieren correr el riesgo Vice recomienda sitios como r/Entrepreneur, r/startups o r/socialmedia para dejar la oferta.

La táctica de perseguir aplica casi para cualquier red social. Se trata de dar follow masivamente y de manera manual a un gran número de personas esperando el followback. Si tienes tiempo le das like a sus fotos y luego, para no parecer mendigo, empiezas a dejar de seguir a quienes no te siguen y vuelves a empezar el proceso nuevamente. Es una forma efectiva para crecer, sobre todo en Instagram, pero que por ser lenta, desagradecida y dispendiosa no es la favorita por los que buscan resultados inmediatos.

Y entonces...

Estas prácticas son más comunes de lo que uno cree. Recordemos que incluso a los más archifamosos han perdido seguidores falsos cuando Instagram (2014) los dio de baja: Kim Kardashian (1.3 millones), Justin Bieber (3,5 M) y Ariana Grande (1,5M). A propósito de este fraude a la industria (y al ego), Vice recuerda que sitios como Archie.co ayudan a detectar la cantidad de cuentas falsas que sigue a un perfil de Instagram. Por eso resulta entretenido, cuando se sabe que son seguidores falsos, ver a quiénes siguen estos: la sorpresa es darse cuenta de que hay decenas de celebridades, influencers, marcas y amigos -que solo necesitan un abrazo- que miden, compran y venden su popularidad (y autoestima) a punta de robots.

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