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¿Eres extremadamente bueno en tu trabajo? Cuidado, puede ser peligroso

Las personas que se esfuerzan demasiado en el trabajo pueden sufrir problemas de estrés laboral.

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Todas las personas que trabajan seguramente tienen ese compañer@ que se puede considerar el trabajador perfecto: llega temprano, hace bien sus labores, el jefe lo ama, es amigable con todos, no descuida a su familia y tras de todo se ejercita para mantenerse en forma. Pero según un estudio publicado por la Escuela de Negocios Fuqua, de Duke (EE UU) y recogido por El País de España, ser muy bueno en el trabajo puede ser perjudicial.

En el estudio ponen como ejemplo un personaje que sería el modelo ideal de ese trabajador perfecto: Jeanette. Ella, "tiene una disciplina de hierro, sigue una dieta equilibrada, madruga para hacer deporte y no se olvida de sus seres queridos en días señalados. Además, cumple con sus responsabilidades familiares". A pesar de ese ímpetu, "es probable que se queje de que sus compañeros tienen expectativas exageradas sobre su rendimiento, buscan frecuentemente su ayuda, sus superiores le asignan más carga de trabajo que a sus colegas en la misma posición y su pareja espera que colabore más en casa”, se puede leer en el estudio.

Las cosas no se ven bien para Jeanette, pero como ella hay miles de personas que deben soportar esta carga, no solo en la casa sino en el trabajo, llevándolas a sufrir de distintos males relacionados como el estrés laboral.

“La gente con esta personalidad [perfeccionistas y autocontroladores] dedican más tiempo y esfuerzo a las tareas encomendadas y a seguir buenos estándares de conducta saludable. Sus compañeros suelen pensar que les cuesta menos realizar el trabajo, por lo que ellos acaban teniendo la sensación de que su sacrificio pasa desapercibido. Al final del día, se sienten cansados e insatisfechos por las demandas de los demás", así lo explicó Margarita Mayo, profesora IE Business School para el diario español.

En la casa también puede ser un riesgo

“Una buena gestión emocional, o correcto autocontrol, no debería ser perjudicial. Si nos excedemos, podríamos poner en riesgo nuestra salud psicológica, e incluso física. Las personas que son enormemente rígidas tienen necesidad de controlarlo todo, son demasiado perfeccionistas, tienen un nivel de autoexigencia autodestructiva o se obsesionan fácilmente, pueden estar en riesgo de sufrir posibles patologías asociadas a la ansiedad, estrés, o incluso Trastorno Anancástico de la Personalidad: un perfeccionismo, rigidez y preocupación excesiva que interfiere en la actividad práctica diaria (según la Clasificación Internacional de Enfermedades, CIE)", aseguró Mercedes Bermejo Boixareu, directora de Psicólogos Pozuelo, quien fue consultada por el medio. La psicóloga destaca también que la clave está en no excederse.

Las consecuencias pueden ser devastadoras para este tipo de personas: "ser una persona de confianza es agotador. Uno debe conocer sus límites, hasta donde puede esforzarse sin olvidar otras áreas de su vida (afectiva, familiar, social…)".

Para la profesional es necesario identificar y parar este comportamiento a tiempo si no puede ocasionar problemas. "Un exceso de exigencia mantenido en el tiempo podría derivar en problemas como elburnout (agotamiento excesivo debido al estrés), mobbing o acoso laboral, o incluso otras patologías asociadas a trastornos de personalidad”, aseguró la psicóloga.

¿Qué hacer entonces?

Según los expertos consultados por el medio, la clave está conjugar la vida laboral con otras actividades más relajadas o donde se pueda descontrolar ydespejar la mente de responsabilidades por un rato. También recomiendan "autorregular las habilidades profesionales y desarrollar otras competencias emocionales, como motivación, autoconciencia, empatía y relaciones sociales".

Pero no todo es malo para las personas que se exigen demasiado, Según Martin Seligman – padre de la psicología positiva- “la gente con alta auto disciplina alcanzan un mayor nivel educativo y cultural e incrementan su cociente intelectual” . Por otra parte, Jesús Labrador, psicólogo y director del Máster en Recursos Humanos de la Universidad Pontificia Comillas ICAI-ICADE, citado por el diario, asegura que “tener una gran autoexigencia es la base imprescindible para conseguir los logros que se buscan, pero hay que tener capacidad y talento para llegar a la excelencia. El equilibrio entre esfuerzo y resultado es crítico”.