Historias

“Esa Pabla no soy yo”: la historia de la médica que fue suplantada

La médica Paula Solano lleva 6 largos años tratando de que la justicia ‘libere’ su identidad de un lío judicial que se ganó cuando una delincuente usó su nombre y fue condenada.

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La médica anestesióloga Paula María Solano Benavides no ha podido ‘aliviarse’ de un dolor de cabeza que le sobrevino años atrás cuando se dio cuenta, por trámites laborales, que su identidad había sido suplantada por una mujer que cayó en un retén policial y, después de un proceso judicial, terminó aceptando una condena frente a un juez.

La profesional de la salud asegura que vive una historia similar a la del protagonista de la novela de Franz Kafka ‘El Proceso’, el cual es arrestado una mañana por una razón que desconoce. Desde este momento, el personaje se adentra en una pesadilla para defenderse de algo que nunca se sabe qué es, creándose así un clima de inaccesibilidad a la justicia y a la ley, una situación que Paula describe como similar.

La historia se remonta al 26 de noviembre de 2009. A las 4:00 de la tarde de ese jueves, patrulleros adscritos a la Policía Metropolitana de Barranquilla detuvieron en la calle 30B con carrera 30 del barrio Hipódromo de Soledad a Pabla María Solano Benavides por el delito de porte ilegal de arma de fuego y municiones, luego de que esta no pudiera soportar la procedencia de un revólver calibre 38 cargado, marca Llama Scorpio, que tenía oculto en la pretina del jean.

Tras el procedimiento policial, Pabla Solano fue trasladada hasta las instalaciones de la URI de la Fiscalía de Soledad y, tal como consta en el reporte de inicio de actos urgentes, se inició el trámite de judicialización. Mediante un oficio, de acuerdo con lo consignado en el documento, “se le solicitaron vía fax al entonces DAS (Departamento Administrativo de Seguridad) los antecedentes y/o anotaciones que pudiera presentar la indiciada de nombre Pabla María Solano Benavides con número de cédula…”.

Además, según lo descrito en el informe, se le realizó a la captura la “tarjeta decadactilar” e “individualización” y se efectuó la “fijación fotográfica del elemento material probatorio”, en este caso el arma de fuego y las municiones.

Después de eso se levantaron a mano las actas de derechos del capturado y el formato de incautación del arma de fuego. En ambas hojas, la capturada firmó con puño y letra como Pabla Solano, y además puso su huella del índice derecho.

En esa documentación quedó agregado que Pabla Solano solo aportó un “comprobante de documento de identidad en trámite” de la Registraduría, hecho a mano y con una fotografía de ella anexada en el reverso.

En el paquete de documentos también se incluyó un documento de “arraigo” de la capturada, en el que una vecina manifestó a agentes conocer “desde niña” a la indiciada Pabla María Solano Benavides, que en ese momento se encontraba “desempleada” y que, según la entrevistada, era la “primera vez que Pabla se mete en un problema de esos”.

Audiencias preliminares

El 27 de noviembre, es decir horas después de la captura y judicialización, Pabla María Solano fue presentada a las 11:57 de la mañana ante el entonces juez Segundo Penal Municipal de Soledad, Jaime Bustillo Vilches, y este resolvió en 45 minutos legalizar su procedimiento de captura y aprobar la imputación. En esa diligencia, Pabla María Solano aceptó los cargos endilgados por el representante del ente investigador y no se le dictó medida de aseguramiento a la procesada debido a que el funcionario no lo pidió al juez Bustillo. Por el contrario, el togado ordenó su libertad inmediata, pero vinculada al proceso.

Posterior a ello, en abril de 2010, el Juzgado Segundo Penal del Circuito de Conocimiento de Soledad dio trámite al proceso que había iniciado el juez Segundo Penal Municipal y condenó a Pabla María Solano Benavides a 24 meses de prisión, así como le ordenó el pago de una “caución prendaria” de 50.000 pesos en el Banco Agrario de Barranquilla. De igual manera se le prohibió a la mujer el porte o tenencia de un arma de fuego durante el tiempo de condena. En estos no hubo ningún recurso y la decisión quedó ejecutoriada.

Después de esa diligencia, el juzgado Segundo Penal del Circuito de Soledad dio traslado de la actuación al Juez de Ejecución de Penas y Medida de Seguridad que estuviera en “turno” en Barranquilla para que continuara con el proceso de ejecución de la pena.

¡Esa no soy yo!

Tres años después de aquella decisión judicial en los tribunales soledeños contra Pabla María Solano Benavides, en otro escenario, en Barranquilla, apareció Pabla María Solano Benavides, la médica anestesióloga. Ahora ella es Paula María Solano Benavides, pues el 24 de junio de 2004 cambió su nombre de Pabla a Paula, acto que quedó sentado en la escritura pública No. 1740 de la Notaría Tercera del Círculo de Barranquilla.

“Recuerdo que era enero de 2013 y estaba haciendo un proceso de ingreso al Hospital Metropolitano para trabajar con ellos cuando me informaron que había algo irregular en mi hoja de vida, que me aparecía un antecedente por porte ilegal de arma y yo nunca he tenido en mis manos un arma. Escasamente por ahí cortaúñas”, recordó la especialista, en diálogo con AL DÍA.

Ante esa situación, según la mujer, se dirigió hasta la Sijín de la Policía Metropolitana y allí le confirmaron lo que le habían manifestado las directivas del centro asistencial. “Me dijeron que fui judicializada por porte ilegal de arma de fuego, ahí estaba todo el récord, mi antiguo nombre, mi número de cédula, que si yo hubiese llegado antes o me hubiera dado por enterada antes, me capturan para que cumpliera la pena porque la persona condenada le dieron casa por cárcel y nunca se presentó a los controles, a firmar la condena, ni nada. Ni pagó la caución”, expresó Paula Solano.

En la dependencia policial la médica fue fotografiada, reseñada e identificada a través de huellas dactilares, de acuerdo con los uniformados, se hizo para tener “su registro”.

Luego de todo este rollo, la médica señaló que interpuso una acción de tutela porque no se sabía en qué juzgado había ido a parar aquel proceso de la falsa Pabla.

“Empezamos a indagar qué era lo que había sucedido, se colocó una tutela para saber dónde estaba ese proceso, en qué juzgado… le pedimos a la rama judicial que nos indicará dónde estaba ese proceso para demostrar que esa persona a la que habían condenado no era la misma que yo, no era la misma Pabla o Paula, mi nuevo nombre: la que estudió en la Universidad del Norte y se especializó en la Universidad San Martín”, explicó la anestesióloga.

En esos trámites, de acuerdo con lo expuesto por la mujer, se dio cuenta que la falsa Pabla María Solano también mintió a las autoridades cuando dio los nombres de sus progenitores, ya que en ese momento de la captura en 2009 la mujer dijo que estos se llamaban “Raúl Solano y Pabla Benavides”, lo cual resultó ser falso, pues los verdaderos nombres de los padres son María Lourdes Benavides Villadiego y Óscar Emilio Solano. Lo mismo ocurrió con la fecha de nacimiento que plasmó la falsa Pabla en las actas policiales: dijo que había nacido el 27 de octubre de 1972 y la verdadera Pabla (Paula) nació en diciembre de 1973.

En la búsqueda del proceso y después de permanentes papeleos pasaron seis años, y hoy la doctora Paula Solano encontró que su proceso estaba en el Juzgado Cuarto de Ejecución de Penas de Barranquilla.

“Esta situación me ha representado una permanente situación estresante, vivo con temor porque en algún momento puedo ser capturada por alguna equivocación. En algún momento pensé irme del país porque no le veía salida de a esto, seis años en el proceso y todavía no se ha determinado que no soy yo esa persona que capturaron en 2009”, apuntó Paula.

La suplantación en Colombia

Ser víctima de suplantación de identidad se ha convertido en un delito común en territorio nacional. Por lo general los delincuentes usan una identidad falsa para solicitar créditos bancarios y adquirir servicios de telefonía, internet o televisión.

La Policía Nacional reveló que en 2018 se registraron en la institución armada más de 12.000 denuncias por suplantación de identidad, y que el hurto por medios informáticos, así como el ‘hackeo’ de cuentas en redes sociales, fueron las conductas delictivas más crecientes.

La causa más frecuente por la que se da el delito, según la autoridad, es la pérdida o robo de documentos. Sin embargo, en el caso de Paula Solano Benavides, ella cree que el fraude pudo ocurrir luego de que se cruzaran datos del cambio de nombre y se le diera de “de baja” a Pabla en 2004 en la Registraduría.

Un error judicial

José Luis Herrera, abogado y apoderado de la médica Paula Solano Benavides, manifestó en diálogo con este medio que fue claro que existió un error inducido por la mujer capturada por porte ilegal de arma de fuego, quien suplantó a la médico, “quizás para eludir la existencia de un antecedente penal, pero no se puede perder de vista que hubo un error judicial que le es atribuible a la Fiscalía y a quienes realizaron labor de Policía Judicial”.

De acuerdo con Herrera, tanto el Fiscal como el policía judicial tenían la función de “identificar plenamente al capturado para evitar, precisamente, que una condena penal sea impuesta injustamente a una persona inocente, que no ha tenido ninguna participación en el delito”.

El abogado se basó en que la Corte Constitucional ha dicho que la Fiscalía y la Policía Judicial tienen deberes de identificar plenamente al imputado estaba a cargo específicamente de la Fiscalía “a fin de prevenir errores judiciales” (art. 128, inc. 1); identificar plenamente al aprehendido (art. 302, parágrafo); y tercero, si el capturado no presentó documento de identidad, la Policía Judicial estaba en la obligación legal de tomarle el registro decadactilar y de remitirlo inmediatamente a la Registraduría Nacional del Estado Civil a efectos de que expidiera en forma inmediata copia de la cédula (art. 128, inc. 2).

Si el error no se corrige, agregó Herrera, la identidad de la médico Paula Solano Benavides seguirá siendo utilizando en otros delitos y los perjuicios se agrandarían. El juez de ejecución de penas está en la obligación de imponerle la condena a la verdadera infractora de la ley penal, fruto de la corrección. De esta mujer, según el abogado, no se conoce su identidad, lo que deja el caso de Paula Solano como una verdadera historia de Kafka.