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ESPECIAL | Radiografía de la comercialización de las “camisetas chimbas”

Conozca cómo funciona este exitoso negocio en Barranquilla.

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El de las camisetas ‘chimbas’ es un negocio ilícito que está a la vista de todos, incluso de las autoridades mismas. En diferentes puntos de la ciudad como el Centro, la Murillo y la calle 72, se exhiben al aire libre prendas falsificadas o imitaciones de Junior, Nacional, la Selección Colombia, Real Madrid, Barcelona y otros equipos más.

Por eso llamó la atención que la Policía Fiscal y Aduanera de la Metropolitana de Barranquilla, en conjunto con la Dian, informaran el pasado martes el decomiso de 3.800 camisetas (la mayoría de Colombia), 170 bermudas y 3 máquinas de confección. La mercancía y las máquinas están avaluadas en 230 millones de pesos.

Lo anterior porque para nadie es un secreto que los comerciantes informales —y los formales también— las venden a precios hasta diez veces más bajos con respecto a las casacas originales, y que en temporadas como la actual la demanda es mucho mayor.

“En la tienda de Junior la camiseta Umbro original cuesta 175.000 pesos. Aquí se consigue, como muy cara, en 30.000 pesos. Y si uno se gana el mínimo no se puede dar ese lujo, pero hermano, uno quiere apoyar al equipo de sus amores. La de Colombia igual, original vale 210.000 pesos, y uno la consigue en 25.000 pesos”, dice José Camacho mientras se mide por encima la rojiblanca en el corredor de la carrera 41, después del Paseo Bolívar.

Según Joaquín Cervantes Rojano, representante legal de Asovendedores, asociación de comerciantes informales del Centro, en esta parte de la ciudad hay unas 50 personas dedicadas a la venta de prendas deportivas.

“Los que venden ropa deportiva venden ahora otro tipo de camisetas porque ya ha dejado de ser rentable y es perseguido por las autoridades. Y aparte de eso cuando es temporada de partidos los distribuidores paisas vienen y ellos mismos las pregonan en la calles del Centro, por eso también no es rentable”, explica.

Pero los comerciantes minoristas y los compradores son solo la última ‘costura’ de este negocio en el que se entrelazan varios hilos.

EL NEGOCIO AL DESNUDO

“Empezar a vender camisetas réplicas de equipos internacionales fue muy fácil”, cuenta Pedro Vásquez (nombre cambiado), un joven profesional que en vista al auge del fútbol decidió incursionar en el negocio.

“Solo busqué en Google ‘réplicas camisetas equipos de fútbol China’. Se abren cientos de páginas. Entras en varias y chateas en tiempo real con alguien que te atiende del otro lado del mundo. Vas cotizando y a vuelta de correo te mandan promociones, paquetes, en fin. Te ofrecen réplicas AAA (imitaciones iguales en un 99% a la original) y AA (menos idénticas). Si decides hacer el negocio debes girarle por una empresa de giros internacional el valor de las camisetas y el envío. La mandan por una empresa de mensajería. Cuando llega acá, solo pagas el impuesto textil.

Yo trabajo con poca mercancía. Como mucho pido 300, de Barcelona, Real Madrid, la de Bacca en el Milan, Colombia, las que más se venden. Las pido en cajas de a 100 cada una, para no llamar la atención. Si los de la Dian abren las cajas, hay que legalizar la mercancía, pero nunca me ha pasado, revela Pedro.

Este joven, que ofrece como muchos las camisetas en cuentas de redes sociales, invierte en las 300 casacas AAA unos 2 millones de pesos, incluidos el envío y los impuestos. Luego, a sus clientes, les vende cada una en 80.000 pesos. Si agota las existencias, se echa al bolsillo 24 millones de pesos. La ganancia es de 22 millones.

“Los chinos son vivos, te pueden vender un lote bueno y otro malo. Ese es uno de los riesgos que corres. Por eso hay chinos a los que uno contrata como supervisor. Su trabajo es verificar que todo el paquete de camisetas que envíen sea de calidad”.

Tan astutos son, que los del mercado negro de camisetas deportivas se enteran antes que nadie de los nuevos modelos de cada temporada.

“Tela casi idéntica, escudos, diseño, bordados, ¡todo viene como el original! La razón es que muchos de ellos trabajan o han trabajado para Adidas, Nike, Puma, Umbro y demás marcas deportivas, entonces filtran todo al mercado negro. Hasta el pedido lo envían con una carta en inglés, con membretes de la marca y firma de un supuesto presidente de la compañía”, explica Vásquez.

Los 22 millones de pesos que puede llegar a ganarse él por 300 camisetas de réplicas AAA no son nada en comparación a las ganancias de almacenes grandes. AL DÍA logró conocer que muchos comerciantes, que venden al por mayor, viajan una o dos veces al año a China y Tailandia, a concretar la compra.

“¿Qué hacen? Pues llevan una camiseta original de cada equipo, para compararla con la que le ofrecen los del mercado negro. Compran un container, miles de prendas. Regresan a Colombia a esperar el barco que lo traiga. También contratan al ‘chino verificador’, para que la carga sea de calidad óptima”, explica una fuente.

Incluso, han viajado a Asia con las camisetas originales de Junior, para que los chinos y tailandeses las ‘chimbeen’.

¿Semejante carga (un container) cómo pasa los filtros de aduana?

“No se nacionalizan como chimbas, sino como prendas estilo X o estilo Y, a precios bajos. Por ejemplo, como decir es tipo Polo. En este caso serían estilo Nike, Adidas”, asegura un agente de aduanas consultado por AL DÍA.

FÁBRICAS EN BARRANQUILLA

Varias ONG han denunciado la explotación a la que son sometidos chinos, vietnamitas, tailandeses y demás asiáticos por las marcas deportivas mundiales. En diversos informes, se indica que se les paga medio euro (1.700 pesos) por hora y trabajan hasta 12 horas diarias, es decir, se ganan (20.000 pesos al día). Se estima, además, que a los del mercado negro se les paga mucho menos.

Ante el precio ínfimo de la mano de obra asiática, a las costureras locales no les ha quedado de otra que entrar en el negocio, “si no, morimos de hambre”, dice una en entrevista con AL DÍA.

Por eso en el Centro de la ciudad, en edificios que por fuera parecen abandonados, hay talleres grandísimos en los que cosen camisetas ‘chimbas’.

“No solo de fútbol, también camisas casuales. ¿Cómo crees que hay tanta Lacoste chimba por ahí? Es fácil y baratas hacerlo. Los botones marcados con el nombre de la marca y las etiquetas y hasta las bolsas las consigue uno en Medellín, baratísimas. Los bordados sí se hacen acá, en talleres que solo trabajan de noche para no levantar sospechas”, dice la fuente.

La Policía Fiscal y Aduanera informa que en el 2016 ha incautado 1.380 millones de pesos en mercancía. Muy poco para todo el material que se sigue exhibiendo en las calles. ¿Cómo se puede controlar este negocio que se asemeja al de los CD piratas? “Pues que las marcas deportivas bajen esos precios exorbitantes”, recomiendan los vendedores.

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