Historias

La increíble historia del hombre obsesionado con tocar músculos masculinos

Esta es la historia de Purple Aki y es tan extraña como suena.

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Akinwale Arobieke vive en Garston, un distrito del sur de Liverpool, Inglaterra. Pero nadie lo conoce por ese nombre, se ha hecho famoso con el alias de “Purple Aki” (Aki el morado) por su piel oscura que tiene un tinte violeta. BBC Mundo ha publicado su particular historia.

El primer encuentro de James Vaughan con Purple Aki, de 55 años, nacido en Mánchester, fue cuando iba camino a una partida de billar, cuando de repente un hombre de 1.75 cm de estatura y poco más de 120 kilos se interpuso en su camino.

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“¿Sabes si hay un gimnasio cerca?”

una pregunta inocente para lo que se convertiría en una situación incómoda.

“¿Puedo tocar tus músculos? ¿Sentir tus bíceps?”

, preguntó después.

“Fue algo baboso. Me sobó una y otra vez los músculas”, cita BBC la respuesta que, tímidamente, le dio Vaughan, de 48 años, a Purple Aki.

Cuando llegó a su destino, la sala de billar, les contó a sus amigos su extraña experiencia. “¿No sabes quién es?”, preguntó uno de ellos.

Ya era conocido por sus historias en las que coincidía un factor: le gustaba tocar los músculos de los hombres.

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Incluso se convirtió en una leyenda urbana; los padres amenazaban a sus hijos con él: Si se quedaban hasta tarde en la calle, Aki vendría por ellos. Sin embargo, fuera de ser una leyenda, había muchas historias que rondaban por las calles del condado en los que muchos hombres aseguraban haber tenido alguna de esas experiencias con él.

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Todas estas historias no tardaron en llegar a internet. Y la fiebre Aki empezó a correr.

En 2008, durante un concierto del festival de Glastonbury realizado en Inglaterra, una persona tenía una pancarta en la que se leía, “Purple Aki nos acaba de agarrar en uno de los baños portátiles”.

En 2013 su nombre volvió a sonar en el festival y luego en partidos de fútbol del Liverpool y del Everton. Canciones y cómics se inspiraron en los gustos del excéntricos Purple Aki y así se hizo viral.

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No se ha salvado de las autoridades. Sus líos legales empezaron en 1987 cuando lo condenaron por la muerte de Gary Kelly, un futbolista de 16 años.

Según cuenta su novia de la época, Elaine Jordan, Aki perseguía a Kelly para tocarle los músculos como en otras ocasiones lo había hecho.

Kelly decidió esconderse en la estación del tren pensado que en este lugar no lo encontraría. Aki lo encontró y al verlo, la reacción de Kelly fue meterse debajo de un vagón y al tocar el tercer riel, murió electrocutado.

En mayo de 1987, Aki fue condenado a dos años y medio de cárcel por el delito de homicidio involuntario. Sin embargo, en noviembre de ese mismo año, los jueces recibieron su apelación alegando que su presencia en la estación no significaba un delito. Medios locales informaron que además de quedar libre, Aki recibió una compensación de US$46.200.

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En el 2000 lo volvieron a arrestar luego de que alguien lo denunciara por estar merodeando fuera de su casa con lo que creía que era una pistola. Lo sentenciaron a 30 meses de prisión.

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A esa condena se le sumaron seis años más de cárcel en diciembre de 2003, luego de que lo encontraran culpable de 15 cargos de acoso. El juez Edward Slinger emitió 31 órdenes de restricción que lo impedían acercarse a algunos hombres que lo habían denunciado.

“Es usted un peligro para los hombres jóvenes y su comportamiento es extraño y obsesivo”, aseguró el juez.

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En 2006 salió de prisión tras hacer cumplido una condena de dos años y 10 meses. Sin embargo, un tribunal emitió una orden para prevenir que siguiera ofendiendo sexualmente a las personas. Prohibido tocar o medir músculos en público y/o hacerlo sin consentimiento de la persona en privado. Tampoco puede merodear gimnasios o clubes deportivos, hablar con menor de 18 años a menos de que sea con un propósito específico, ingresar a colegios y universidades sin un permiso especial y hasta manejar o ir de pasajero en un coche que no fuera sea un taxi.

Arobieke siempre negó que su gusto le diera algún tipo de placer sexual.

Pero Purple Aki volvió a ser condenado nuevamente por tocar los músculos de un joven en 2009 y en 2015 lo hallaron culpable de un cargo similar.

En mayo de 2016 sin embargo, le retiraron la orden de prevención de ofensas sexuales que habían emitido hacía 10 años y se dictó una sentencia suspendida por la muerte de Gary Kelly ocurrida 20 años atrás.

El juez Richard Mansell del Tribunal de la Corona de Mánchester aseguró que “Arobieke está interesado, hasta obsesionado con la musculatura masculina pero no ha vuelto a tener ese comportamiento intimidatorio que mostraba entre 1987 y 2000 y que lo llevó a ser encarcelado por primera vez”.

La leyenda de Purple Aki sigue viva en las calles de Inglaterra. A través de pancartas, páginas webs, memes y hasta un trago que se sirve en los bares de Liverpool que lleva su nombre, Purple Aki sigue siendo referente de temor, rareza y acoso en el país inglés.