Historias

Las mamás de Macnelly y Alex Mejía juegan su propia final

Dos mujeres costeñas vivirán hoy su propio partido cuando se dé el silbatazo inicial en la gran final del fútbol colombiano. Son ellas Juana Jiménez, madre del volante Alexander Mejía; y Adiela Berrío, la mamá del creativo Macnelly Torres.

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Mientras la primera se declara decidida seguidora de Nacional, pues ni ella, ni la familia, ni su hijo le deben nada a Junior, tal como afirma; Adiela sí se proclama juniorista. Por la tierra, es barranquillera, y porque Macnelly se formó en las divisiones inferiores del Tiburón. De aquí dio el salto que lo consolidó en estrella nacional e internacional. “No quisiera que Macnelly resulte la figura del partido, ni que haga gol, porque él es barranquillero, y sé que no lo va a disfrutar, porque Mac ama a su tierra. Yo soy barranquillera y debo decir que tengo los sentimientos divididos, porque el equipo de mis amores sigue siendo Junior, pese a que mi hijo juegue en Nacional”. Esto lo confiesa Adiela Berrio a AL DÍA en la gerencia de la empresa Vinamac, de propiedad de su hijo futbolista, situada en pleno Centro de Barranquilla.

Sobre el partido de esta noche, doña Juana Jiménez dice que a sus 75 años no está para estresarse, y prefiere no ver el duelo futbolero. Aprovecha estos 90 minutos para encomendarse a Dios, y deja que se cumplan sus designios.

“Aquí la familia está dividida hay varios nietos e hijos junioritas, y otros que apoyamos a Álex, así que esta final ha servido para recochar, sabemos que hay sentimientos cruzados, pero yo quiero que gane Nacional 3-0”, dice entre carcajadas en la sala de la casa de dos pisos que le regaló Alexander en el barrio Las Gaviotas.

La mamá de Macnelly conoce mucho de fútbol, mientras que la de Mejía solo se limita a decir que este lo hace muy bien. “No hay una sola cancha en Barranquilla que no conozca. Desde que Mac jugaba en García Hermanos (su primer club), yo era quien lo llevaba a todas partes, incluso, a otras ciudades, por eso sé cuando tiene un buen partido. En el del miércoles lo referenciaron bien, el profesor Alexis es un buen alumno de Rueda y le leyó el juego, así que por eso Macnelly no pudo hacer sus pinceladas”, explica Adiela como toda una experta futbolera.

Es tanta la emoción que despierta el fútbol en esta mujer elegante y de piel morena, que alistó maletas desde el jueves para estar presente hoy en las gradas del Atanasio Girardot. “Toda la familia viajará a Medellín, esta vez se queda una de mis hijas que está embarazada. A ella el fútbol la estresa mucho y preferimos que lo viera aquí en casa. Así que me voy con dos de mis hijos y un grupo de amigos. Imagino que en Medellín será un juego muy complicado”, vaticina.

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Juana Jiménez asegura por su parte que solo ha acompañado a su hijo en un solo partido, prefiere apoyarlo en su habitación con oraciones.

“Este primer partido fue muy duro, sobre todo porque Nacional empezó perdiendo, pero yo rezaba para que reaccionaran en la cancha y sabía que algo podían hacer para que la ventaja no fuera amplia. Solo he visto jugar a Alex ‘en vivo y en directo’, como dicen los locutores, una vez en Medellín. Eso fue para el Día de las Madres del 2013, ganaron 3-0, pero no recuerdo contra quién jugaron”. Juana Jiménez, nacida en San Marcos (Sucre), en realidad es la abuela de Alexander Mejía, pero desde los dos meses de nacido lo acogió en su hogar como uno más de sus hijos.

Mejía, según lo que describe la mujer que mejor lo conoce, soñaba desde niño jugar en un equipo grande como Atlético Nacional. “En Junior núnca tuvo la oportunidad, él salió de aquí a los 15 años para Boca Junior’s, la escuela que lo formó en Cali. Luego pasó al Quindío, Once Caldas, Monterrey de México, y ahora en Nacional. Queremos que la gente entienda que está haciendo las cosas bien donde se lo permitieron”. Con la sabiduría simple de una matrona regala un consejo a todos los amantes de este deporte: “El fútbol no es motivo para pelear con nadie, vivamos esta final en paz”.

ADIELA, UNA HINCHA QUE SUFRE

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Ver llover desde la tribuna de occidental alta los ‘Macdólares’ en el partido del miércoles, arrugó el corazón de Adiela. Eran los papeles con la imagen de su hijo que semejaban un billete de dólar, y con los que un sector de la hinchada pretende cuestionarle al jugador su ida al Nacional. A pesar de su fortaleza, la mujer afirma que se le cambia el semblante con cada madrazo que le lanzan a su hijo en el Metropolitano. En el juego pasado se sintió tan intimidada con la actitud hostil de varios hinchas, que les tomó fotografías a dos de ellos porque temía que la agredieran a la hora de salir del estadio. “Me sentí triste de ver como le lanzaban billetes y lo chiflaban, parece que a la gente se le olvidó que Macnelly es barranquillero. Mi hijo tuvo una mejor propuesta y por eso se fue a Nacional. Él ve esto como una empresa, y por eso aceptó la oferta. Yo hubiese querido que así como les dolió tanto porque Mac se marchó al Nacional, esos mismos barranquilleros se hubieran unido para que no lo dejaran por fuera del Mundial de Brasil. Aquí somos muy pasionales, y no ven este deporte como un medio de supervivencia”, dice con tono fuerte.

Adiela Berrío también aprovecha para darle un claro consejo a las hinchadas de ambos clubes. “Hago un llamado a la cordura y a la tolerancia, porque la violencia no trae nada bueno. Esto es un juego y hay que tomarlo así”.

FORTALECIDAS POR SUS HIJOS

Más que hinchas estas mujeres se consideran admiradoras de sus hijos, y no solo por los títulos y reconocimientos que han obtenido, sino también por lo que han alcanzado por fuera de las canchas.

La madre de crianza de Alexander Mejía sostiene que actualmente es la mujer más orgullosa de Soledad.

“Me he fortalecido en el éxito de Álex, ya que está haciendo las cosas bien en el fútbol y también está invirtiendo muy bien su dinero. Es por eso que siempre se lo encomiendo a Dios, a él le enseñé mucho del cristianismo y por eso hoy es un gran hombre”.

Finalmente Adiela, que figura como gerente de Vinamac, empresa en la que Macnelly es socio capitalista y que se dedica a la fabricación de carpintería arquitectónica en madera y aluminio para todo tipo de muebles, asegura que gracias a su hijo hoy tiene tranquilidad económica. “Él es bueno para las finanzas, pensábamos que podía combinar su carrera como administrador con el fútbol, pero fue complicado. Mac me dijo que se la iba a jugar por el fútbol, porque la universidad lo esperaba, mientras que este deporte lo necesitaba en su plena juventud y eso es lo que ha hecho. Apenas se retire retomará sus estudios”, asegura la mujer que ya lleva seis años al frente de esta empresa que ha desarrollado proyectos exitosos en Barranquilla y Medellín, y que ahora comienza a internacionalizarse. Todo esto gracias a su empuje, y al de Mac, como cariñosamente llama al 10 barranquillero.