Así funcionaba la oficina central de Global Brokers acusada de estafa
Se entregaron dos trabajadores más de la empresa.
En la Unidad de Reacción Inmediata de la Fiscalía se entregaron ayer José Gregorio Pérez Arteaga y Ostap Rafael Tapias Artuz, trabajadores de Global Brokers Asociados S.A., quienes tenían orden de captura del Juzgado Séptimo Penal del Circuito por los delitos de estafa agravada, concierto para delinquir, captación ilegal y falsedad en documento privado. Tapias Artuz se entregó en horas de la mañana, mientras que Pérez Arteaga lo hizo hacia el mediodía.
De acuerdo con el Fiscal 36 de la Unidad de Patrimonio Económico, Francisco Cuesta Manyoma, José Pérez fue representante legal en Barranquilla de Global Brokers y gerente de Alianza Grupo Empresarial. Era la mano derecha de Cristian Yurgaky y Eduardo Vargas, cabezas visibles del grupo. Por su parte Ostap Tapias Artuz trabajaba en la seguridad de la empresa.
Las víctimas en el Atlántico son 370 y lo que les robaron es del orden de los $15 mil millones. Con Pérez y Tapias son nueve los detenidos por la estafa a más de 370 personas en el Atlántico. Los otros capturados son: Eduardo Iván y Yaneth Vargas Gómez, con medida en centro carcelario. Cobijados con detención domiciliaria se encuentran Ruddy del Carmen Rodríguez Arias, Manuel Fernando Banquez Corvacho, Gloria Hutchinson Garrido y Kimberly Hutchinson Vargas.
Los predios o inmuebles que eran ofrecidos por los directivos y empleados de Global Brokers están situados en distintas zonas de la ciudad: Villa Santos, Boston, Ciudad Jardín, Paraíso, San José, Las Delicias, Olaya, Bellavista y El Carmen, entre otros. También en el municipio de Soledad ofrecían casas y apartamentos en supuesto remate en barrios como Hipódromo, Soledad 2.000, Los Robles y La Arboleda.
‘UNA CENTRAL DE INTELIGENCIA’
La oficina de Global Brokers localizadas en el edificio Las Américas “parecía una central de inteligencia”, dijo un abogado que accedió a colaborar con la justicia y rindió indagatoria ante la Sijín el 17 de marzo de 2015.
En el lugar había una pared “llena de televisores, puros plasmas”.En estos se veía en tiempo real lo que ocurría en cada sede, en las cuales fueron instalados micrófonos. “Eduardo quería escucharlo que hablaba la gente, también tenía los computadores intervenidos para saber si los empleados estaba chateando por Facebook o trabajando, había un control a nivel de sistema.Se controlaba también el modo de vestir, o si alguien estaba durmiendo, había un estricto control”. El abogado se refirió también a Ostap Tapias Artuz como un amigo de Eduardo Vargas que trabajó en el área de seguridad en otras compañías. “Eduardo se lo trajo para Barranquilla para que trabajara en la constructora, en la parte de seguridad y conduciendo uno de los vehículos; era uno de sus empleados de confianza, ya que Eduardo era poco sociable y no tiene muchas amistades, por lo que confiaba poco en las personas”, sostuvo.
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