¿Qué Pasa?

Bocacerrada: el pueblo de Sucre que no votará en octubre

En las legislativas de 2018 no votaron. Sus habitantes aseguran que el Estado los tiene en el olvido.

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Al igual que los habitantes de Puerto Viejo (Tolú), los de Bocacerrada, en San Onofre, tampoco estarían dispuestos a participar en la jornada democrática de octubre porque se sienten olvidados por el Estado.

De seguir en firme con esta decisión sería la segunda vez que esta comunidad afro se resiste a salir a sufragar, pues en las legislativas de marzo de 2018 no permitieron siquiera que la Fuerza Pública y la Registraduría desembarcaran de la lancha el material electoral.

Tuvieron entonces que llevar la urna, en la que podían sufragar 311 personas, hasta Labarcé, el pueblo más cercano.

Sin embargo, hasta el 27 de octubre, día de los comicios, cualquier cosa puede pasar y los habitantes de Bocacerrada podrían cambiar de parecer como lo hicieron para las elecciones presidenciales cuando en la segunda vuelta, en la que Iván Duque Márquez resultó elegido, votaron en ese corregimiento 113 personas. Y antes, en octubre de 2015 para elegir los alcaldes de este cuatrenio habían votado 175 ciudadanos.

Una de las situaciones que podría dar pie para que en Bocacerrada salieran a votar en estas elecciones que se avecinan es que las autoridades los vuelvan a visitar, les hagan promesas y les cumplan con algunas cosas como ocurrió en abril de 2018, un mes después de que no votaran y un mes antes de que sí lo hicieran.

En esa oportunidad una comisión encabezada por el entonces viceministro del Interior, hoy precandidato a la gobernación de Sucre, Héctor Olimpo Espinosa Oliver, llegó a la zona en compañía del gobernador Édgar Martínez Romero y de la alcaldesa de San Onofre, Mayda Balseiro, y tras encontrarse con una extensa lista de problemas decidieron hacerse a unos compromisos en materia de salud y educación, pero estos, según la comunidad siguen siendo mínimos ante su precaria situación.

Y es que en Sucre, el departamento al que pertenece Bocacerrada no lo han mirado con los ojos que se merece, empezando porque no tienen comunicación directa con esta geografía, sino con Bolívar porque les es más fácil llegar.

Para las atenciones de los partos y la educación prefieren irse hasta la ciudad de Cartagena en lanchas que salen hacia ese destino a las 2:00 de la mañana. También migran hacia otras poblaciones de Bolívar en busca de mejores oportunidades laborales.

El más reciente diagnóstico situacional sobre Bocacerrada data del 15 de junio de 2017 y lo hizo la Fundación por la Educación Multidimensional (FEM) por solicitud de la misma comunidad.

En este, que contiene 71 folios con fotografías, entrevistas y mapas, ratifican la vulneración de los derechos fundamentales a los que han sido expuestos por años sus habitantes, que a la fecha eran 500 distribuidos en 93 casas.

Esa zona, que es estudiada desde 1952 cuando la Presidencia de la República hizo referencia técnica de ella en su publicación oficial, es además considerada una Zona de Recuperación de Uso Sostenible Manglares Bocacerrada y Manglares Labarcé, que son una de las 8 zonas establecidas por el Delta del Canal del Dique para el manejo sostenible de los manglares en Sucre y Bolívar.

La FEM en el diagnóstico evidenció también que Bocacerrada tiene graves problemas de contaminación y desabastecimiento y en razón a ello en el año 2011 en una sentencia del Consejo de Estado ordenaron la construcción colectiva de un modelo de desarrollo sostenible para algunas comunidades y entre esas está Bocacerrada, pero eso no se ha cumplido.

Lo cierto es que el 27 de octubre se sabrá si la alerta que emitió la Delegación Departamental de la Registraduría en Sucre con base en el reporte del Centro de Inteligencia Electoral de la Policía Nacional (CIE3) y que da cuenta de que en tres corregimientos de Sucre podría no haber elecciones se cumple. En Bocacerrada y Puerto Viejo porque la ciudadanía se siente olvidada del Estado, y en La Redonda, jurisdicción de Sucre-Sucre, porque el único colegio que existe no tiene buena cubierta, es decir, techo, que garantice el debido cuidado que se debe tener con el material electoral.

En esta última población donde no hay calles sino caminos sus habitantes si están dispuestos a salir a votar donde les corresponda.

Su nombre, La Redonda, se escucha sonoro, pero aún así no ha logrado llamar la atención de las autoridades, con excepción del alcalde de turno que en octubre de 2017 les entregó el sistema de microacueducto que incluyó ampliación de redes y construcción de un pozo profundo. En ello la administración de Ever Martínez invirtió más de 215 millones de pesos. Ese es el único reporte que en internet existe de La Redonda y por el que el mundo podría conocerlos, pues llegar a él es una odisea y más si se está en invierno.

*Con información de Ernesto Benavides Sierra y María Victoria Bustamante Fernández