¿Qué Pasa?

Desarmé al delincuente, pero la gente no me colaboró: la historia del valiente conductor herido

Conductor de buseta explica cómo enfrentó al hampón que lo atracó y apuñaló.

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El arrojo y valentía del conductor de un bus atracado y herido a cuchillo por dos delincuentes en la Vía Circunvalar, a la altura del barrio 20 de Julio, el pasado martes, le permitió salir con vida de semejante experiencia. Daniel García lleva 17 de sus 41 años manejando buses de transporte público y contó que hacía una semana había comenzado a trabajar en la compañía, cuando lo atracaron en la referida vía.

¿ Qué pasó esa noche?

Era mi último viaje, el de 6 p.m. Hacía la ruta Cordialidad-Circunvalar, llamada Ruta 4 de María Modelo. Me acuerdo que en el trayecto en el puente del Éxito, en la Circunvalar, se querían montar dos tipos que se hacían pasar por personas que pedían una ayuda, pero los analicé y la verdad no los hice montar. Me insultaron delante de los pasajeros, pero no se montaron. Luego, en la entrada de 20 de Julio, se subió un joven delgado con gorra, como con el uniforme de una empresa. Apenas se montó, en cuestión de segundos se voló el torniquete y pasó hacia adelante, donde estoy. Sacó una recortada (arma de fuego) y me la pone aquí (señala con el índice un costado del abdomen). “La plata”, dijo. “Ahí está toda”, le respondí, pero no me creyó. En cada viaje tenemos que entregar el dinero a la empresa. Cuando veo que sacó una puñaleta, veo un visaje en el cuello y trato de evitarlo. Pongo el hombro y siento la puñalada.

¿Qué pensó en ese momento?

Reaccioné, miré la sangre y me dije: aquí tengo que resolver esto porque yo no me voy a dejar matar. Le miré el arma (pistola), me fui en contra de esta y se la quité. La tiré afuera del bus. Después me le fui a la mano y le quité la puñaleta igualmente. La gente vio que estaba desarmado, había unos hombres 15 dentro del vehículo, pero nadie hizo nada. Yo no podía controlar el vehículo y estar luchando con el hombre. El hombre cuando vio que prácticamente lo tenía vencido, se voló el torniquete y pegó la carrera por el monte. El carro quedó sobre la cuneta.

¿Cuánta plata llevaba del producido?

Unos $70 mil, yo le dije llévatelo porque uno para qué se va a poner a perder la vida por algo así.

¿Cuántas puñaladas le propinó el delincuente?

Dos. Una en el hombro y otra en el costado derecho. Esta fue como de una pulgada, algo profunda. Por centímetros casi llega a los pulmones. Iban a ser tres, pero la otra solo rozó más abajo. El médico dijo “hermano usted tiene buena fibra”, pero no es buena fibra, yo me encomiendo a Dios siempre. Es el único que lo puede guardar a uno.

¿Nadie hizo nada entonces?

Todo el mundo callado cuando el hombre estaba atracando, pero cuando estábamos con el alboroto (peleando) unos gritaban “¡ay! ¡ay!”, pero nadie hacía nada, aún con el delincuente desarmado. Creo que si la gente lo hubiera agarrado, yo hubiera podido controlar el vehículo, pero la gente no me colaboró. De cosa no se volteó. Minutos antes del atraco había escuchado a una mujer decir que el lunes habían atracado a otra buseta en la misma vía.

¿Volverá a conducir cuando se recupere?

Sí, tengo compromisos. Si no lo hago, quién los hace. Cada vez que salgo oro por los pasajeros, los vehículos, me cubro con la sangre de Cristo. Eso me ayuda mucho.

Con información de

: José Luis Rodríguez