¿Qué Pasa?

El misterio de los ladrones que roban ‘encueros’ volvió a Campeche

En diciembre de 2017 una serie de robos atemorizó a los campechanos. Este año ya van seis y temen que continúe la oleada sin que nadie haga algo por detenerlo.

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La historia se repite. La misma zozobra que generó hace poco más de un año atrás vuelve a recorrer las polvorientas calles de Campeche.

Los ladrones ‘encueros’ volvieron a hacer de las suyas hurtando objetos de valor en cerca de seis viviendas de este corregimiento situado a tan solo 10 minutos de su cabecera municipal, Baranoa.

“Esto ocurrió también en 2017. Aquella vez también se lo hicimos saber a los policías y no hicieron nada, ahora volvieron a aparecer. Aquí la gente tiene es miedo y ellos (policías) también porque les van a halar las orejas, pero ya estamos cansados”, contó un campechano que prefirió omitir su identidad para evitar ser identificado por los ladrones.

El misterio que ronda el enigma de estos hombres que se pasean semidesnudos al filo de la madrugada está quitándoles la tranquilidad a los pobladores de la tierra de la ciruela.

El pasado 22 de enero, la familia de Hilton Florián se levantó como de costumbre a las 5:30 a.m. para alistarse para una jornada escolar de sus dos hijos de 11 y 16 años.

“Mi hijo menor notó que su celular no estaba en el lugar donde acostumbra a dejarlo y, además, la ventana de su habitación estaba abierta. Fue y le avisó a la mamá y ella le dijo: eso fue que se acostaron y dejaron la ventana así”, dijo.

Convencido de que no había sido así, el hijo varón de Florián le insistió a su mamá del particular suceso y la llevó hasta su cuarto, donde hallaron las evidencias que había dejado un intruso.

“Fuimos todos al cuarto y vimos la ventana abierta, pero además de eso había huellas de pies sobre la ventana blanca, de inmediato fui a revisar las cámaras y preciso ahí estaba el ladrón a la 1:15 de la madrugada”, contó el hombre dueño de una reconocida ferretería en el corregimiento.

La imponente casa de los Florián resalta en el barrio Santander. Está pintada de blanco y tiene dos plantas, rejas de hierro en la terraza, una puerta de madera en forma de rectángulo color wengué con vidrios blancos empotrados, las baldosas de porcelanato recorren toda el área del inmueble. Sin duda alguna hermosa y una ‘joya’ para los dueños de los ajeno.

Con un poco de agilidad felina, uno de los ladrones se subió por las rejas de la casa para llegar al techo de la propiedad vecina a la casa de Florián. Una vez arriba, dio pasos tan sigilosos sobre las tejas hasta llegar a la ventana del cuarto de los jóvenes.

Pese a que tenía el seguro puesto, el hombre logró abrirla e ingresar sin que los hermanos pudieran sentirlo. Tuvo tiempo para merodear en la oscuridad hasta dar con los aparatos telefónicos y salir con la misma precisión con la que entró. Sin embargo, el ladrón, quien además tenía un compinche que se quedó abajo a modo de centinela, no contó con que sus fechorías quedarían registradas en video.

“Pensé todo al ver ese video. Me preocupó que le hubieran hecho algún daño a mi niña, que le hubieran echado algo o incluso, que me la hubieran violado”, dijo el hombre angustiado por la situación.

Hilton Florián resolvió entablar una denuncia en la Sijín de Baranoa contra persona sin establecer y, además, cambió las ventanas de las habitaciones de sus hijos y la suya por unas de mayor seguridad, pues teme que los ladrones ‘encueros’ regresen.

El lobo no ‘aulló’

En las escasas horas que suele dormir Marcos Rodríguez Arrieta, de 10:00 pm a 3:00 a.m., se convirtió en otra víctima más del hampa en Campeche.

El hombre de 83 años, conocido cariñosamente como el ‘Lobo’, se dejó ganar de un ‘gato’. Su reloj biológico le indicó que ya era hora de despertar y cuando lo hizo encontró que el pantalón que se había quitado en la noche anterior estaba tirado en el suelo en la mitad de la sala y no en el taburete donde lo había puesto.

Los bolsillos estaban volteados hacia afuera y los $27 mil que le habían entregado de vuelto el día anterior no estaban. Pero la sorpresa fue aún mayor al ver que el televisor pantalla plana de 32 pulgadas que su nieto le había regalado el año pasado también había desaparecido.

“Yo me eché fue a reír. Me han robado tantas veces que ya no me causa nada, me dije ‘ah vaina me robaron’. El celular tampoco lo encontré ni la platica que tenía en el bolsillo del pantalón. Esos fueron los ladrones que tienen la modalidad de la ventana, porque las encontré abiertas”, contó Rodríguez Arrieta, quien vive solo en la finca de su propiedad llamada ‘La casa del Lobo’.

Salvados por la alarma

La rutina en casa de Nellys Salazar inicia a las 2:40 a.m. Primero moja su rostro con agua para despejar la pereza y empezar a hacer desayuno y almuerzo al mismo tiempo para que su esposo, Elías Moisés Natera, se vaya cargado para su trabajo.

“Antes de que sonara la alarma, la bebé recordó y empezó a llorar, la cargué y la volví a dormir y a los cinco minutos suena el celular. Ya entonces me levanté y fui a la cocina para hacerle unos patacones a mi esposo. Cuando le pongo el plato en la mesa noto que mi cartera con todos mis documentos están tirados al pie de la ventana, en ese momento mi esposo sale del baño y lo llamo para que viera donde estaba todo tirado”, contó la mujer.

Nellys pasó desapercibido el detalle, recogió todo y lo puso de nuevo sobre la mesa y continuó con sus quehaceres.

Pasados 10 minutos, que Elías Moisés terminó de desayunar, notó que la ventana de la sala estaba abierta y cuestionó a su esposa por eso.

Pero ella recordó inmediatamente que, como si lo hubiera presentido, en la noche anterior había puesto varios recovecos, que ella llama ‘trampas’, sobre las ventanas de la casa que tiene bordes metálicos blanco y el cristal está revestido con un papel polarizado azul, como si fuera un rudimentario sistema de alarma de seguridad. La ventana que más aseguró fue la del primer cuarto que está desocupado. Ahí guarda un televisor de 40 pulgadas grande al que aún no le halla sitio en la sala y la lavadora.

“Los dos nos pusimos nerviosos y un frío me corrió espalda arriba y dije: ‘se nos metieron’. Recordé que la cartera la encontré tirada y había varias huellas de manos en la ventana. Le dije a Elías que fuera al cuarto a revisar y el televisor y la lavadora estaban en la mitad del cuarto. Como que los dejaron tirados cuando oyeron la alarma. Vinimos a la ventana de la sala y encontramos el palo del trapero que yo le había atravesado, estaba en la parte de afuera de la casa”, contó Salazar.

Luego de revisar que todo estaba en orden dentro de casa, al despuntar el sol, los esposos Natera Salazar se dirigieron a la Inspección de Policía en la plaza del pueblo para poner el denuncio. Estando allí, descubrieron que no había sido los únicos.

“Esa misma madrugada se habían metido en casa de Hilton y me mostraron el video donde se le ve cuando se quita la ropa afuera, queda en calzoncillos entra y luego sale de la casa y se viste”, contó.

Un ‘secreto’ tras los robos

La curiosidad de los tres casos, en los que se presume actuaron los mismos ladrones, es el por qué roban al desnudo.

“Ese tipo se mete es con rezo. Eso se llama santería, esa gente que viene de afuera trabaja así, se pueden esconder detrás de un palo de escoba que usted no los ve”, cuenta con seguridad Nellys.

En eso coincide el ‘Lobo’, quien habla de un ‘secreto’.

“Eso no es embuste, eso es así, se meten con secreto o rezo como les llaman para que nadie los sienta, por eso es que nadie nota que están ahí”.

Un poco más escéptico, Hilton Florián dice que quizá el tema de la ropa tiene que ver con algo de comodidad.

“Yo creo que para no quedar enganchados en nada o para moverse más fácilmente, para no hacer ruido con el roce, no sé, pero sí he escuchado eso que dicen de la santería, lo único que sé es que estos ladrones no son de por aquí”, dijo.

Autoridades

Según la inspectora de Policía de Campeche, María Camila Bolívar, hasta el momento en su despacho solo reposa una denuncia por estos robos y es la de los esposos Natera Salazar.

“Supe que uno de los robos quedó registrado en video, pero esa denuncia, según sé, se entabló en Baranoa. Lo cierto es que no es la primera vez que esto ocurre. En 2017 hubo como seis denuncias en las que todos los casos eran iguales, el ladrón se metía por las ventanas de las casas como un gato, porque hay casas en las que había hasta 12 personas y nadie sentía nada”, dijo Bolívar.

La tranquilidad que caracteriza a los campechanos se ha vuelto a alterar. Los Florián, los Natera Salazar y hasta el ‘Lobo’ temen que vuelva a atacar el ladrón y dormir por las noches ha costado para ellos.

“Me da miedo por mis hijos, cambié las ventanas, pero ajá, hasta que no lo atrapen, no se puede uno confiar”, lamentó Hilton Florián.

Por *Diana Navarro

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