¿Qué Pasa?

“Esa mujer apareció como mandada por el diablo”

Una desconocida la mató el día de su cumpleaños

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Una piña que costó $4.000 en el mercado público, $1.000 de queso costeño, tres bocadillos “de hojita” y dos botellas de vino que le regaló un sobrino, era el compartir del cumpleaños número 51 de Carmen Ester Caraballo Prada, asesinada a puñaladas la mañana del pasado 1o. de Mayo, en la calle 36 con carrera 28, barrio San Roque, en Barranquilla.

“No hubo para más”, reconoce Carmen Prada, 76 años, mamá de Carmen Ester en diálogo con AL DÍA.

En la mañana de ese día Carmen fue a una cita odontológica en la calle 71 con carrera 43. La acompañó su hermana Arlet y juntas dieron la tradicional caminata por la calle 72 antes de regresar a la dura realidad de San Roque.

“Le estaba enseñando la ciudad, el coliseo nuevo, la cancha de fútbol, las cosas nuevas, porque ella nunca salía de la casa, vivía cuidando a mi mamá a quien sostenía con una pequeña venta de agua, cerveza, gaseosa y cigarrillos que tenían aquí”, explica Arlet.

En la tarde, a regañadientes, Carmen Ester aceptó que la peinaran y se puso su mejor ropa.

Llegó la noche, bajó el calor y la familia dispuso una celebración humilde y alegre en la fachada de la casa, situada en una de las ollas de venta de droga más tenebrosas de Barranquilla.

Sacaron una mesa y pusieron en la mitad la piña, decorada con el queso y el bocadillo, la partieron y se la comieron como si fuese un pudín. De algún lado salió plata para cerveza y trago. Las mujeres sacaron un equipo de sonido a la puerta y empezaron a bailar y a tomar.

En ese momento estaban: Carmen Ester, su mamá Carmen Prada, su hermana Arlet, dos hijos de esta y un par de vecinos ya mayores. “Era una celebración familiar sana, yo bailaba con mi hermana, ella bailó con mi mamá, al rato mis hijos se fueron, los vecinos también, y quedamos las tres, escuchando música y tomando tranquilas”, cuenta Arlet.

A las 11:00 de la noche apareció caminando Griseldina Patricia Paternina Millan, lleva un termo de tinto en la mano y se acercó a la celebración. A pesar de que nunca en su vida la habían visto, Carmen Ester y sus familiares permitieron que se uniera a la fiesta.

“Abrazó a mi hermana, le dio el feliz cumpleaños, se sentó en una silla y empezó a tomar del trago que había”, recuerda Arlet.

A las 4:00 de la madrugada una patrulla motorizada de la Policía llegó y les pidió que entraran el equipo y siguieran con la celebración dentro de la casa. Las mujeres cumplieron, apagaron la música y metieron los bafles en la sala.

Todo indicaba que la fiesta había terminado, hasta Griseldina se paró y se fue cuando llegó la Policía. Sin embargo, Carmen Ester, su mamá y su hermana decidieron seguir celebrando.

Cuando los uniformados se fueron volvieron a sentarse en la fachada y para evitar problemas dejaron el equipo adentro y le bajaron el volumen. A los pocos minutos reapareció Griseldina. “Esa mujer apareció como mandada por el diablo”, sentencia Carmen Prada.

La familia presume que durante el rato en que se ausentó Griseldina fue a comprar droga, porque regresó haciendo muecas, se reía sola y su comportamiento se volvió extravagante.

A la cumplimentada no le gustó que la extraña empezó “a preguntarle un poco de cosas a mi mamá y acariciarle la cabeza”, relató Arlet, quien se fue de la fiesta cuando amaneció, a las 5:30 de la mañana aproximadamente.

Entre 9:00 y 9:30 de la mañana Carmen Ester se desesperó y le gritó a Griseldina que la “despegara” porque ya se había acabado el licor, y no le había gustado que se la hubiera “montado” a su mamá durante toda la noche.

Lo que ignoraba la cumplimentada era que en una ida al baño Griseldina se había armado con un filoso cuchillo que tomó de la cocina.

En un descuido, en un momento en que las dos mujeres quedaron solas, sentadas en la fachada de la casa, parece que Griseldina le pidió un trago más a Carmen Ester, que se lo negó. Entonces la intrusa sacó el cuchillo que había tomado de la cocina y le pegó varias puñaladas mortales a la cumplimentada.

Con sus últimas fuerzas la víctima correteó a su asesina y se le tiró encima, una patrulla de la Policía que pasaba realizó la captura. Carmen Ester Caraballo Prada murió pasado el mediodía en el Hospital Barranquilla, y alcanzó a despedirse de su mamá y le encomendó a su hermana Arlet que la cuidara como ella lo había hecho.

Durante las audiencias preliminares se supo que Griseldina tiene tres alias la ‘Diabla’, la ‘China’ y la ‘Trapito’ y, al parecer, es reconocida en el boliche y la zona Cachacal porque se dedica a robar y ha apuñalado a varias de sus víctimas cuando se oponen.

“Recuerdo que cuando se me sentó al lado me empezó a preguntar si mi hermana y mi mamá vivían solas en la casa, y me dijo que llevaba un día de haber salido de un centro de rehabilitación”, recuerda Arlet.

Carmen Ester Caraballo Prada no tuvo hijos y llevaba 20 años de haberse separado de un carretillero con quien vivió desde los 16 años. “No voy a coger más marido para que se meta acá en la casa a faltarme el respeto o a faltárselo a mi mamá”, le respondía a Arlet, la hermana, siempre que ella le preguntaba sobre rehacer su vida.

“Quiero que se haga justicia para mi hija. Nosotros somos gente humilde y pueden preguntar y consultar que ella no tenía ningún antecedente, ni problemas con nadie, era muy buena hija y siempre velo por mí”, sentencia Carmen Prada, mamá de la víctima.

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