¿Qué Pasa?

ESPECIAL | ¡Un milagro les salvo la vida a los hermanos Vega Daza!

Fueron víctimas de un atentado el pasado 13 de junio en Altos de Riomar. AL DÍA habló con las víctimas y su familia.

Compartir en:
Por:

Dos meses y nueve días han transcurrido desde el atentado a bala cometido contra los hermanos Roberto Carlos y Ronald Vega Daza, en el cual resultaron heridos y del que milagrosamente lograron sobrevivir para dar testimonio de lo que les aconteció.

Meili Daza Curvelo, madre de los dos jóvenes, líder de la etnia wayuu, afirma de manera categórica que los móviles del atentado fueron las denuncias que ella ha hecho públicas en contra de grupos ilegales que se han apoderado de tierras de los indígenas en La Guajira, y no una vendetta relacionada con el clan Daza.

NADA QUE VER CON ESE CLAN

“Lo primero que hay que aclarar es que mi familia, especialmente mis hijos, no tiene ningún vínculo con el clan Daza, a pesar de existir un parentesco. Soy prima lejana de ellos, pero cada quien vive su vida. Alejados los unos de los otros. No hay relaciones con ellos de ninguna naturaleza, por eso no entendemos por qué la Policía Metropolitana nos relaciona con ellos. La génesis del atentado contra mis dos muchachos fue el trabajo social que yo realizo en La Guajira en beneficio de la comunidad wayuu”, subrayó Meili Daza.

Asegura que debido a su condición de líder wayuu ha venido siendo amenazada, lo cual ha denunciado en la Fiscalía, Oficina de Asuntos Indígenas de Manaure, en la gobernación de La Guajira y demás autoridades competentes. “Nosotros, como indígenas, hemos tenido situaciones difíciles. A raíz de eso tengo la certeza de que el atentado contra mis dos hijos proviene de allí porque los que me amenazan me lo han hecho saber mediante mensajes de textos”, subrayó Daza Curvelo.

CÓMO OCURRIÓ EL ATAQUE

El atentado contra los hermanos Vega Daza ocurrió el pasado 13 de junio, a las 8:15 de la noche. Roberto Carlos explica que llegó a las 7:50 de la noche de ese día al bulevar del centro comercial Buenavista para encontrarse con su hermano Ronald.

“Minutos antes estuve llevando a mi hija a la casa de la mamá y posteriormente me fui a encontrar con Ronald. Me movilizaba en mi camioneta. Llegué primero que él. Después llegó y nos pusimos a hablar al pie de la camioneta, en las banquitas que están allí. Como a los 15 minutos apareció un sujeto”, explicó Roberto Vega Daza.

Agregó que el tipo le despertó sospechas por su aspecto y porque no supo de dónde había salido. “El hombre estaba como nervioso, incluso nos dijo que no le hiciéramos nada. Yo le pregunté qué le pasaba y pedí a un amigo que estaba conmigo que llamara a la Policía. A las personas que a esa hora caminaban por el parque les pedí también que llamaran a la Policía porque pensé que el sujeto nos iba a atracar. Le exigí que se quedara quieto mientras llegaban las autoridades, pero de un momento a otro sacó un arma y me dio un tiro en la parte alta del abdomen, lado izquierdo. La bala me perforó un pulmón y afectó la pleura. A pesar de ello no caí al piso, seguí en pie y vi cuando le disparó dos veces a mi hermano Ronald, quien forcejeaba con el sujeto”, asegura Roberto.

En ese cuerpo a cuerpo, el individuo, quien fue identificado como Roberto José Rivera Parra, de 28 años, de nacionalidad venezolana, accionó una pistola Glock 9 milímetros que tenía camuflada en sus partes genitales, dotada con un proveedor reforzado de 16 tiros, contra Ronald Vega Daza, quien fue herido de un tiro en la pierna derecha y otro en la izquierda. En el lance el sujeto fue abatido.

“Una bala comprometió las arterias de la pierna izquierda y me ocasionó un daño vascular. Él me hizo tres balazos y fue allí cuando me tocó defenderme. Accioné mi arma y lo impacté en la cara, pues lo tenía cerquita. A mi hermano y a mí nos llevaron a la clínica Portoazul”, afirmó Ronald.

ESTUVO 35 SEGUNDOS SIN SIGNOS VITALES

Roberto Vega asegura que cuando iban en el carro hacia la clínica, se estaba desmayando, pero su hermano lo reanimaba. “No recuerdo cuando llegamos a la clínica. Los médicos le dijeron a mi mamá que estuve prácticamente muerto, sin signos vitales, cerca de 35 segundos. Le doy gracias a Dios por salvarme de la muerte”, subrayó.

“Mi hijo se salvó porque hay un Dios de poder, que tiene propósitos especiales con él. El Señor le dio una segunda oportunidad de vida. Los médicos nos dijeron que había sido un milagro porque estuvo desconectado de la vida cerca de 35 segundos. Eso fue un caso especial. La sangre lo estaba ahogando y un médico le hizo una punción para extraérsela. Él estuvo tres horas en quirófano, y había perdido cerca del 70 % de la sangre por la herida de bala”, destacó Meili Daza.

EN LEGÍTIMA DEFENSA PERSONAL

Ricardo Camacho, abogado de la familia Vega Daza, asegura que la fiscalía, desde el punto de vista de la investigación penal, ha determinado que los hermanos víctimas del atentado actuaron en defensa propia porque iban a ser víctimas de un sujeto de nacionalidad venezolana que fue contratado para asesinarlos.

“Este hombre perdió la vida en el momento de cometerles ese atentado a los dos jóvenes. Estamos esperando que la Fiscalía nos convoque a una audiencia de preclusión. Los criterios de la Policía fueron irresponsables al vincular como móviles del atentado contra Ronald y Roberto Carlos Vega Daza a un parentesco con el clan Daza. El hecho de que ellos tengan ese apellido no los vincula con el clan Daza”, aseveró de manera categórica el abogado Camacho.

De igual manera, el profesional del derecho aseguró que el arma que usó Ronald Vega para defender su vida y la de su hermano es legal. “Está amparada con un salvoconducto. También rechazamos las declaraciones del comandante de la Policía Metropolitana en el sentido de que esa arma estaba relacionada con unas que habían decomisado cerca de Lagos de Caujaral. Ni el arma de Ronald ni la camioneta de su hermano tenían nexos con ese caso”, recalcó Camacho. Resaltó que la Fiscalía, a través de las experticias técnicas y la documentación que se le entregó, confirmó la legalidad del vehículo y del arma usada en defensa personal.

Mientras tanto, Meili Daza teme hoy por su vida y la de su familia. “Con ese atentado contra mis hijos, los que me amenazan comenzaron a cumplir su palabra. He solicitado un esquema de seguridad a la Unidad Nacional de Protección, pero nos están bailando el indio. Responsabilizo al Estado de cualquier cosa que nos ocurra a mi familia y a mi”, enfatizó la líder de la comunidad wayuu.