¿Qué Pasa?

Frustran intento de fuga de dos reclusos en ‘La Tramacúa’

Dos internos escaparon de sus celdas y fueron encontrados escondidos en una granja.

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Guardianes del Inpec frustraron un intento de fuga de dos internos de la Penitenciaría de Alta y Mediana Seguridad en Valledupar, conocida como ‘La Tramacúa’.

El hecho sucedió la madrugada de este martes, cuando dos prisioneros lograron salir de sus celdas y esconderse en una granja dentro del penal.

Wilmar Benavides y Rafael Simanca, quienes están privados de la libertad en ese centro carcelario por secuestro extorsivo, habrían esperado hasta las cuatro de la mañana para evadir los controles y salir de sus celdas en la torre uno.

Al percatarse de la falta de los dos internos, guardianes del Inpec reaccionaron, adelantando un amplio despliegue en el penal, hasta encontrarlos ocultos en el sector de La Granja, donde se adelantan trabajos de resocialización como cultivos, cerca de los muros y las garitas, con la intención de escapar de la prisión.

“Fueron dos internos de la torre uno que salieron a la granja. Los identificamos después como Wilmar Benavides y Rafael Simanca quienes están aquí por el delito de secuestro extorsivo”, afirmó el mayor César Caraballo, director del penal.

La Penitenciaría de Alta y Mediana Seguridad de Valledupar es una de las cárceles más seguras de Colombia, fue inaugurada en el año 2000, cuenta con una capacidad para 1.600 internos, sus muros están hechos con un concreto especial diseñado para resistir hasta ataques con explosivos de alto poder.

Desde un cuarto ‘inteligente’ se monitorean las cámaras de seguridad distribuidas en todo el penal, cuyas imágenes pueden ser vistas desde la dirección del Inpec en Bogotá, tiene cierre electrónico de las puertas. Su vigilancia, al igual que la parte exterior de la prisión, se hace desde nueve garitas blindadas, con guardianes dotados con cascos, lentes de visión nocturna, chalecos antibalas y armas de largo alcance.

El área que rodea interiormente el penal cuenta con sensores electromagnéticos que rastrean la presencia de cualquier elemento extraño, hasta la pisada de un ave. Cada puerta al interior de la cárcel tiene un sistema de detección de metales.