¿Qué Pasa?

Lo matan por una extorsión que no terminó de pagar

Familia de mototaxista asesinado exige justicia.

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Luis Carlos Crespo López pagó $600000 a unos delincuentes que le exigían $800000, por el rescate de una motocicleta que le robaron. El saldo, según el bandido, ‘debía pagarlo a las buenas’. Pero Crespo no pudo cumplir, y al parecer ese fue el motivo por el cual lo mataron de un disparo en la cabeza. A la víctima lo balearon a la 8:40 de la noche del miércoles, y a la 1:10 de la madrugada de ayer murió en el Camino Adelita de Char.

Ayer AL DÍA informó sobre el atentado que sufrió Crespo López en la calle 58 con carrera 9M, barrio El Bosque. Estaba con unos sujetos, discutió con ellos y después de eso uno de los individuos desenfundó un arma de fuego y lo hirió en la cabeza. Luis Carlos Crespo Calvo, el menor de los tres hijos del occiso, relató de forma detallada las últimas horas de vida de su padre, desde que salió de su residencia, el encuentro con los bandidos, hasta su muerte en el Camino Adelita de Char.

LUIS Y LAS MOTOS

En toda esta historia las motocicletas marcaron un aspecto clave, puesto que por una de estas fue que ganó su culebra mortal, y por otra terminó metiéndose en la boca del lobo.

Luis Carlo Crespo López trabajó como vendedor hasta noviembre de 2018 en un almacén de repuestos automotrices de la carrera 38, sector de los talleres. Su esposa, Rosmery Calvo Hernández, aseguró que por la edad de él, 50 años, no volvió a conseguir empleo formal, y esto lo llevó a convertirse en mototaxista.

“Mi papá tenía una Bóxer con la que se rebuscaba haciendo carreras por acá en el barrio. El problema fue que en enero se la robaron; ahí comenzó todo”, explicó Luis Crespo Calvo.

Quienes asaltaron a Crespo López lo llamaron a los pocos días para pedirle 800 mil pesos por el rescate de la moto, que le dieran esa plata si quería volver a tenerla. “Lo que le pude conseguir a mi papá fueron 600 mil pesos, le dije que les comentara que solo tenía eso”, continuó el hijo de la víctima.

Los ladrones aceptaron el trato, devolvieron el vehículo, pero sin el mofle, y para colmo de males le advirtieron al mototaxista que les quedaba debiendo los otros $200 mil, que los pagara por las buenas.

“Desde ese entonces comenzó la presión. Esos tipos llamaban todos los días, nosotros les decíamos que no les íbamos a pagar más, porque no teníamos cómo”, añadió el hijo.

El inconveniente para los Crespo radicó en que les inmovilizaron la moto por asuntos técnicos, lo que obligó a Luis Carlos padre a rentarle una motocicleta a una señora que residía en el mismo sector donde merodeaban los bandidos que lo habían robado.

LAS SUBIDAS A LA LOMA

Luis Carlos Crespo López, barranquillero y salsero ferviente, se levantaba a eso de las 5:30 de cada mañana. Salía a trabajar media hora más tarde y a las 9 a.m. estaba de vuelta para retomar labores al mediodía, regresar en la tarde y volver a laborar hasta las 8 de la noche.

De la misma forma en que su rutina lo marcaba, así transcurrió el último miércoles de Crespo, hasta el momento de la tragedia, el instante en el que subió la loma de la calle 58 con carrera 9M.

“Él debía entregar la moto todas la noches, pero ese día me pidió que lo acompañara, no quería ir solo. Nos fuimos juntos, pero le dije: ‘Sube tú y te espero acá para irnos enseguida’”, recordó el hijo del mototaxista.

“Cuando mi papá viene de regreso un grupo de muchachos lo llamó, se acercó y desde aquí vi cómo empezaron los alegatos, se le veía ‘aletear’. De un momento a otro él dio la vuelta y ellos le dispararon desde atrás, le dieron en la cabeza”, relató pausado Crespo Calvo, aún con las huellas del dolor en sus ojos.

“Como pude corrí a buscar a mi familia, cuando volví su cuerpo ya no estaba. Nos dijeron que estaba en el Paso El Bosque, lo encontramos vivo, pero por la gravedad de la herida lo remitieron al Camino Adelita de Char, allá murió en la madrugada de ayer”, finalizó el hijo.

MÁS SOBRE CRESPO LÓPEZ

Luis Carlos residía en la calle 55A No. 6-18, barrio El Bosque, sector en el que lo reconocían como una persona alegre, amiguera y solidaria. Entre sus gustos figuraba el pescado como plato predilecto, “de la forma en que viniera”, como precisó la viuda.

“Teníamos los problemas de cualquier pareja, pero siempre fue un gran esposo. Aún me llevaba a pasear a los parques, como en la época de novios, y de vez en cuando nos tomábamos unas cervecitas”, destacó Rosmery Calvo Hernández.

Crespo López siempre tenía proyectos en mente y estaba presto a los cambios, quizá por eso ya había averiguado con su hijo el sitio en el que próximamente abrirían un local de repuestos. Esa misma curiosidad, lo tenía escuchando reguetón. “Bromeaba con él, le decía que estaba viejo pa’ andar escuchando eso”, contó la viuda.

Así terminó la historia de una persona dedicada a sus hijos, en las manos de un asesino de quien los dolientes de Luis Carlos solo esperan sea capturado y pague por su crimen.

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